Contracumbre G-20

Vargas-Segato: una potente arenga feminista contra el capitalismo y el avance de los fundamentalismos en el continente

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"Contra el patriarcado, contra el fascismo", el panel que llevaron adelante la socióloga  peruana Virginia Vargas y la antropóloga Rita Segato, introdujo conceptos centrales para pensar el futuro del continente desde una perspectiva del avance arrollador de la extrema derecha cuyo caso más evidente es Brasil, pero que no es una excepción, advirtieron.

La ponencia de Vargas hizo foco en que el combate de los feminismos no pueden sólo tener en la mira al patriarcado, sino también al capitalismo y al coloniaje racial que se extiende en el continente, y aquí trazó una autocrítica a los gobiernos progresistas, aclarando que lo hacia desde su posicionamiento en la izquierda: la expansión de derechos e inclusión en el mercado de consumo a miles de personas no modificó la estructura de relación capitalista extractivista, y eso dio pie al fascismo actual.

A su turno, Segato centró su intervención en una advertencia: el avance de los fundamentalisnmos religiosos y su alianza clave con la violencia paraestatal. "Quieren convertir a América Latina en el nuevo medio oriente a través de estos fundamentalismos religiosos".

Virginia Vargas

Vargas: "No es sólo contra el patriarcado"

"No es el patriarcado solo, es el patriarcado, el capitalismo y la colonialidad lo que debemos combatir -señaló la peruana-. En este momento la calidfad de la democracia en América Latina está reducida a su dimension mínima, básicamente su dimensión electoral. Las acciones antidemocráticas no comenzaron ahora comenzaron con Honduras, siguieron con Paraguay y la secuencia hacia la debacle total que vimos en brasil. la crisis de la democracia ya no es sólo de baja intensidad, sino que ahora se permite que desde la democracia electoral se use para eliminar derechos y desconocer lo avanzado".

Siguió: "Si no somos capaces de analizar lo que han significado nuestros procesos de izquierda no vamos a poder analizar que es lo que está pasando. El progresismo accedió a los gobiernos como consecuencia de las luchas indígenas, afro, feministas, de trabajadores, de sectores populares todos resistiendo los embates neoliberales, pero el protagonismo popular también fue una de las razones del desborde de la represión de la violencia estatal y para estatal".

"En América latina se asesinan más activistas ambientales que en cualquier otro continente, Brasil lidera los asesinatos de indígenas. Sin duda los líderes de izquierda abrieron espacios fundamentales para los derechos de la ciudadanía, pero al no tener una alternativa postcapitalista, al seguir avanzando en el capitalismo extractivista, al tener crecimiento con inclusión social pero sin tocar las estructuras económicas y políticas del estado comenzamos a tener entonces una especie de frustración con aquello que se prometió y no se cumplió".

"Un proyecto transformador se asentó en el extractivismo y en el acceso al mercado y al consumo y se confundió, de muchas formas, a la ciudadanía, la democratización y la socialización con la ampliación del mercado y de consumidores.  Estas son las bases para el fascismo en América Latina, es la reacción a cuestiones  libertarias irresueltas, la crisis del mercado global, el odio a la igualdad que estaba avanzando, la exacerbación del moralismo sexual y la pureza étnica", remarcó.

"El avance del fascismo tiene como uno de sus ejes fundamentales el control de los cuerpos de las mujeres. Esta idea de la lucha en contra de los feminismos se da desde una propuesta de estado policial y un pacto patriarcal.  Nuestra lucha como feministas está articulada con esta necesidad de que los fascismos no nos quiten la democracia y para que la democracia no sea solamente en contra del patriarcado porque no podría ser. es contra el sistema capitalista y es contra el sistema colonial".

Rita Segato

Violencia paraestatal+fundamentalismo religioso =fascismo

Segato relacionó el avance del fascismo con una nueva grieta que involucra a sectores religiosos en el continente:

"La grieta que dividía la iglesia católica de los evangélicos se ha desplazado y marca otra división mucho mas importante que la antigua. La división de sectores cristianos y evangélicos del campo crítico y una práctica que da continuidad al diálogo y ecuménico, y los sectores católicos y evangélicos fundamentalistas. La división pasa por ahí, no pasa más entre reforma y cristianismo. Pasa entre cristianismos ultraconservadores y fundamentalistas y cristianismos que se abren al diálogo, al ecumenismo".

"Estos fundamentalistas han importado las estregias del faccionalismo religioso que destruyó el medio oriente, haciéndolo ingresar en nuestra región del mundo. Hay un plan de transformar América Latina en Medio Oriente y uno de los métodos es el faccionalismo religioso. Es por estos dos caminos: el terror frente al arbitrio de las formas paraestatales del control de la vida y la presencia de sectores cristianos fundamentalistas adentrados ya en nuestro continente firmemente implantados, que se da el implante de un huevo de la serpiente bergmaniano, quien vio esa película de 1977 creo que es lo que estamos viviendo. estas dos cosas abren el camino al fascismo".

Las iglesias fundamentalistas y las violencias paraestatales tienen un vínculo, dice Segato: "Las iglesias se les ofrecen a la sociedad como una forma de ponerse al amparo de estas violencias"

Desmontar mandatos, construir vínculos

Segato alegó en su intervención por una vuelta a la vida comunitaria y a sus lazos como un antídoto contra el fascismo, en contraposición a dejarlo todo en manos del Estado.

"Una democracia que no es pluralista será una dictadura de las mayorías. Nos han vencido en la sociedad. Hemos vencido muchas veces en las elecciones, pero ya no. Porqué, porque confiamos demasiado en el Estado. porque le hemos puesto todas las fichas de nuestras luchas al campo estatal y hemos olvidado gobernantes y gobernados que existe vida inteligente en la vida comunal".

La única manera de desmontar la historia es demontando el mandato de masculinidad. Desmontando el mandato de masculinidad se acaban las guerras, no hay a quien reclutar, porque todas las guerras, oficiales o no oficiales son hechas por hombres formateados al fuego del mandato de masculinidad".

Luego enumeró tres errores del feminismo y las luchas populares:

1-El error de la minoritización": Nuestras demandas son centrales no minoritarias.

2-El error de la fe estatal: "tomamos el estado pero ellos tomaron la sociedad

3- El error de pensar en ocupar el estado para reorientar la historia. El estado se reorienta como hicieron ellos, como nos acaban de enseñar, en la sociedad misma. Desde el estado no ha sido posible.

Dejó para el cierre una arenga que se llevó todos los aplaudos: "Reconstruir comunaridad, vincularidad, y retomarla historia de la politicidad femenina destruida, cancelada, represada y capturada en el espacio nuclear privatizado e intimo de la familia, es indispensable.  Una politicidad en clave femenina es no por esencia sino por experiencia histórica acumulada, en primer lugar una política del arraigo espacial y comunitario. No es utópica sino tópica, pragmática y orientada por las contingencias y no principista en su moralidad. Próxima y no burocrática, investida en el proceso más que en el producto. El proceso es más importante que el producto, y sobre todo solucionadora de problemas y preservadora de la vida aquí y ahora".

 

 

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