Los indignados brasileños también le dedicaron las protestas al Grupo Globo, el "Clarín" del vecino país

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Según comentan tanto reporteros como manifestantes, los profesionales de Globo han decidido no utilizar nada que los identifique con su medio, para poder trabajar sin ser agredidos.

 

El incremento del costo del transporte público y la inversión en infraestructura para el Mundial y los Juegos Olímpicos fueron el detonante de marchas en todo el país vecino.
El incremento del costo del transporte público y la inversión en infraestructura para el Mundial y los Juegos Olímpicos fueron el detonante de marchas en todo el país vecino.

 

Dos imágenes ilustran el descontento con la prensa de los manifestantes que agitan las calles de Brasil: gritos y abucheos a un equipo de la televisora Globo, la mayor del país, y un vehículo de la Tv Récord en llamas.

Miles de manifestantes explotaron en silbatinas el martes en Sao Paulo, cuando un líder que los arengaba criticó a los medios de comunicación y mencionó a la cadena Globo.

“Globo siempre manipula los hechos y trata de dejar mal a los manifestantes, sólo enfocándose en el vandalismo y la violencia cuando la mayoría somos pacíficos”, comentó a la Afp Leitane Luranque, una de las miles de personas en la plaza.

“Además siempre reducen el número de manifestantes”, añadió. Los grafitis que van quedando en las paredes al paso de la marcha dan cuenta de la virulencia que existe contra este canal de televisión, parte del influyente grupo que también controla el periódico O Globo.

“Fuera Globo” y otros de más grueso calibre quedan escritos en las paredes.

Según comentan tanto reporteros como manifestantes, los profesionales de Globo han decidido no utilizar nada que los identifique con su medio, para poder trabajar sin ser agredidos en las mayores manifestaciones en 20 años en Brasil.

El periodista Caco Barcellos, de Tv Globo, fue cercado e insultado por unos 100 manifestantes en Sao Paulo, que intentaron expulsarlo al grito de “manipulador”.

“La única vez que me impidieron trabajar fue durante la dictadura y bajo tortura”, argumentó Barcellos.

La noche del martes, un centenar de manifestantes se descolgó de la protesta en la que participaban unas 50 mil personas. Frente a la alcaldía, un grupo de radicales comenzó a golpear y lanzar piedras a una camioneta de la televisora Record, a la que después intentaron volcar. Los trabajadores escaparon ilesos del vehículo, que fue incendiado.

El ataque fue perpetrado por “una minoría de vándalos”, afirmó Récord en un comunicado, sin culpar a la mayoría de manifestantes que participó de la protesta.

En declaraciones a la Afp, el presidente de la Federación Nacional de Periodistas (Fenaj), Celso Schröder, alertó sobre el “peligro” de la violencia contra la prensa por parte de manifestantes, pero también contra la protagonizada por la policía, que en las movilizaciones de la semana pasada en Sao Paulo la emprendió contra los reporteros. Más de una decena de periodistas resultaron heridos.

“Lo que aconteció con los manifestantes que quemaron la camioneta nos parece una postura autoritaria que repite los mismos patrones de la policía”, declaró.

“No se puede atribuir a los periodistas una identidad con las empresas en las que trabajan. No hay duda de que existe una concentración muy grande de los medios en Brasil, y eso hace que las empresas ejerzan un papel político, pero hay que distinguir a periodistas de empresas”, añadió.

“Por más críticos que seamos sobre el comportamiento empresarial de los medios de comunicación, no podemos permitir esos ataques que ponen en riesgo la vida de los periodistas”, enfatizó.

En enero pasado, la ONG Reporteros sin Fronteras criticó la falta de independencia de la prensa brasileña.

Las redes sociales Facebook, Twitter, Youtube o Instagram han sido las grandes aliadas de los manifestantes. Las convocatorias se hacen a través de esas plataformas, donde miles de personas comentan, apoyan o discrepan, suben fotos y comparten información. Los manifestantes son esencialmente jóvenes de la era Internet, que muchas veces confían más en estas redes que en los medios tradicionales, como la televisión o los periódicos.

“No precisamos más de los medios tradicionales, mainstream. Ahora tenemos a las redes sociales y los medios no pueden callar al pueblo”, dijo a la Afp un joven de 22 años que manifestaba frente al estadio Maracaná el domingo, y que sólo se identificó como Rogerio.

“Caminé seis horas en la protesta del lunes y debía haber al menos 200 mil personas en la calle, pero la prensa habló de 65 mil”, se quejó Givanildo Manoel, uno de los manifestantes en Sao Paulo.

La noche del martes, dos reporteros cubrían la violencia cerca de la prefectura de Sao Paulo. Eran de la revista Veja, publicación semanal conservadora. “Pero no lo digas muy fuerte. Acá es mejor no decir de dónde somos”, piden a la periodista de la Afp.

Fuente: La Jornada con información de AFP

 

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