La función que cumplió el Liceo Agrícola, institución cuna de muchos gobernadores mendocinos y formadora de decenas de generaciones de jóvenes de Mendoza, durante la dictadura militar, fue puesta en foco esta semana en el juicio donde se juzga a jueces, militares, penitenciarios y funcionarios judiciales de todo rango por su complicidad con la represión y los delitos de lesa humanidad.
Fue por el testimonio de Reynaldo Puebla, quien fuera director del elenco teatral de la Municipalidad de Luján, y que estuvo detenido, como tantos otros, en esa dependencia, cuyos galpones fueron usados para torturar presos políticos mientras a pocos metros entrenaban los cadetes.
La detención de Puebla tuvo una particularidad, resalta el sitio juiciosmendoza.blogspot.com: el 7 de septiembre del ’76 fue retirado de la cárcel por personal del Ejército; después de cambiar de vehículos y dar vueltas fue alojado en un galpón, bastante derruido con “olor a aceite quemado… a taller mecánico”, como describió, desde donde pudo ver soldados haciendo entrenamiento físico, a más de 100 metros.
El testigo dijo que presuntamente se trataba de una dependencia del Liceo Militar, porque desde allí podía escuchar la sirena de la cárcel, utilizada para marcar el cambio de guardia. Ambos edificios son lindantes.
Fue “más terrible que el D2”, afirmó Puebla. Colgado de las muñecas fue golpeado, picaneado con el "sapito" (la mano en contacto con el agua). Según relató, hasta fue objeto de una clase práctica en la que un militar demostraba cómo se torturaba en Tucumán.
Antes de ser trasladado a la cárcel de La Plata tuvo contacto con su novia Liliana Buttini, a la que habían detenido junto a él, y aportó, que el entonces teniente del Ejército, Dardo Migno, le tomó sus datos personales antes de entregarlo. Desde ese lugar pasó a los camiones que trasladaron al conjunto de los presos hacia el avión que los llevó a La Plata.
Las preguntas realizadas por el querellante Pablo Salinas, permitieron vincular el episodio sufrido por Puebla con lo acaecido con Santiago Illa, trasladado también de la cárcel al Liceo, lugar en que desapareció. Puebla recordó que, en aquellos momentos, temía correr igual suerte que su compañero de cautiverio. Además destacó que quienes lo interrogaban en el predio del Ejército eran personas notoriamente distintas de las del D2.
Fuente: juiciosmendoza.blogspot.com.ar