¿Quién diría que hablar sobre los problemas de la clase trabajadora, los migrantes, los inquilinos, las mujeres y la juventud atraería votos de la clase trabajadora, los migrantes, los inquilinos, las mujeres y la juventud? Con esta cita como marco, el escritor y periodista Martín Caparrós analizó los resultados que consagraron al demócrata Zohran Mamdani, enemigo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como alcalde de Nueva York con más del 50% de los votos en las elecciones celebradas el martes 4 de noviembre de 2025.
En una entrevista con Reynaldo Sietecase y Ernesto Tenembaum, Caparrós rescató para la discusión pública un argumento sencillo y contundente: la política que gana es la que va a la calle. El reciente triunfo de Zohran Mamdani en la alcaldía de Nueva York, según Caparrós, abre una lectura sobre la fuerza de dirigirse a los problemas concretos de las mayorías —clase trabajadora, jóvenes, mujeres, migrantes, inquilinos— con propuestas palpables y una campaña de contacto directo.
Caparrós destacó la intensidad de la campaña de Mamdani: movilizaciones juveniles masivas, visitas puerta a puerta —"más de medio millón de casas"— y un discurso centrado en demandas materiales. Allí radica, en su opinión, la principal razón del avance electoral: no se trató de "poner un aviso por ahí y mandar cuatro tweets", sino de hablar de transporte, vivienda y salud con quienes experimentan esos problemas de manera cotidiana. Ese método -subrayó- logró convertir a un candidato desconocido a principios del año en una alternativa real en pocos meses.
El debate sobre el contenido
En el intercambio, Caparrós refutó con ironía las descalificaciones que circularon desde ciertos sectores políticos y mediáticos argentinos sobre Mamdani. La calificación de "comunista" o la referencia obsesiva a su religión, observó, son simplificaciones que no explican por qué sus propuestas resonaron con tanta gente. Ofrecer "escuela gratis, salud gratis, transporte gratis" no es una originalidad revolucionaria: son políticas públicas presentes en democracias capitalistas como España, recordó Caparrós, y su implementación concreta suele ser compleja y limitada en la práctica.
El periodista criticó la hipocresía de quienes celebran la inmigración histórica cuando conviene y la demonizan cuando no.
Señaló la contradicción de presentar a los inmigrantes recientes como una amenaza cultural, mientras se ignora que Estados Unidos mismo es una nación construida por oleadas migratorias. La discusión para Caparrós, es menos sobre identidades religiosas o culturales y más sobre quiénes escuchan y solucionan problemas reales.
Caparrós volvió a una pregunta vieja y central: ¿Por qué sectores que podrían verse dañados por ciertas políticas votan a quienes prometen disminuir el gasto público o bajar impuestos para los más ricos? Para él, la explicación no es monolítica: mezcla de seducción simbólica, propuestas culturales, resentimientos y vacíos discursivos de la izquierda tradicional. En ese vacío, dijo, prosperan liderazgos que apelan a temores o a identidades fragmentadas en lugar de ofrecer respuestas concretas a la vida cotidiana.

En ese sentido, el caso Mamdani aparece como contraejemplo: su mensaje pragmático sobre transporte, vivienda y salud funcionó donde otros discursos fracasaron. Caparrós propuso como "antídoto" contra la confusión contemporánea es precisamente volver a hablar con la gente sobre lo que les importa realmente: trenes más rápidos, escuelas accesibles, atención sanitaria eficiente.
Beneficiar a los ricos une a la derecha
Caparrós también puntualizó una coincidencia incómoda entre distintos sectores de derecha: pese a sus diferencias retóricas y geográficas, sus dirigentes comparten una política que beneficia a los más acomodados, como la reducción de impuestos a las grandes fortunas. Esa afinidad —que va desde nacionalistas proteccionistas hasta liberales globalizados— produce políticas que, en conjunto, pueden empobrecer la capacidad del Estado para sostener servicios públicos, dejando a muchos votantes en una situación paradójica.
En Nueva York arrasó un socialista enemigo de Trump, que prometió guarderías y colectivos gratuitos
Para Caparrós, el efecto más interesante del triunfo de Mamdani no es importar recetas, sino recuperar métodos: la política cotidiana, presencial y enfocada en problemas concretos. En el panorama argentino, dijo, parte de la izquierda y de sectores que se consideran representantes de los más vulnerables han perdido capacidad de conexión con esos votantes. Se necesitan campañas que traduzcan propuestas a beneficios tangibles: "Te voy a devolver 20 minutos de tu vida todos los días" —ilustró—, hablando del tiempo ganado con un transporte más eficiente.
El escritor compulsivo radicado en España consideró que la política no puede ser un lenguaje cerrado para iniciados ni un espectáculo de consignas. Cuando los partidos hablan a la gente con propuestas comprensibles y soluciones concretas, recuperan una parte de legitimidad que hoy se les escapa. El triunfo de Mamadani es, en ese sentido, una llamada de atención: la política que convence es la que se ocupa de lo que la gente necesita.


