Trasplantarán el pene a uno de los miles de soldados estadounidenses mutilados por bombas en Afganistán

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Imagen de dos soldados norteamericanos (AAron Ontiveroz - GYI)

En un año, tal vez en pocos meses, un joven soldado norteamericano con una lesión fruto de la explosión de una bomba en Afganistán tendrá una operación que nunca se ha realizado en los Estados Unidos: un trasplante de pene. El órgano vendrá de un donante fallecido, y los cirujanos, de la Escuela Universitaria de Medicina Johns Hopkins en Baltimore, dicen que esperan que el miembro sea apto, en cuestión de meses, en el desarrollo de la función urinaria, en la sensibilidad y, con el tiempo, en la capacidad de tener relaciones sexuales .

De 2001 a 2013, 1.367 hombres en servicio sufrieron heridas en los genitales en Irak o Afganistán, según el Departamento de Defensa de Trauma del Registro. Casi todos eran menores de 35 años y fueron heridos por las bombas de fabricación casera, comúnmente llamados artefactos explosivos improvisados, o I.E.D.s. Algunos perdieron todo o parte de sus penes o testículos - lo que los médicos llaman lesiones genitourinarias-, según publica el The New York Times.

La falta de extremidades se ha convertido en un símbolo conocido de estas guerras, pero el daño genital es una herida oculta - y, para muchos, peor - que se convierte en un estigma y en algo vergonzante para quien la sufre. “Estas lesiones genitourinarias no son cosas de las que oímos hablar o leemos muy a menudo”, explica el doctor W. P. Andrew Lee, presidente de cirugía plástica y reconstructiva en la Universidad Johns Hopkins. “Creo que uno estaría de acuerdo en que es tan devastador como cualquier otra cosa que puedan padecer los soldados heridos, sobre todo para un joven de unos 20 años que vuelve a casa con el área pélvica completamente destrozada”.

Sólo otros dos trasplantes de pene han sido reportados en revistas médicas: una fallida en China en 2006 y uno exitoso en Sudáfrica el año pasado. La cirugía se considera experimental, y el Johns Hopkins ha dado el permiso a los médicos para realizar 60 trasplantes.

La universidad hará un seguimiento de los resultados y decidirá si hace de la operación un tratamiento estándar. Los riesgos, como los de cualquier gran operación de trasplante, incluyen sangrado, infección y la posibilidad de que el medicamento necesario para evitar el rechazo del trasplante aumente las probabilidades de padecer cáncer en un futuro.

Fuente: La Vanguardia

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