¡Hijos de puta, bajen las armas que aquí solo hay pibes comiendo!
Fue lo último que dijo Claudio Hugo Pocho Lepratti antes de que el policía Esteban Velásquez abriera fuego con su Itaka acertándole en la tráquea, callándolo para siempre, y convirtiéndolo para siempre en Pocho, El Ángel de la Bicicleta. Fue en medio de la brutal represión de las fuerzas del Estado en manos del gobierno de De La Rúa, en los episodios del 19 y 20 de diciembre, que dejaron un tendal de muertos en todo el país.
Desde ese momento Lepratti se convirtió en símbolo de la resistencia de los sectores más vulnerables de Rosario.
Pocho fue un militante social argentino y a fines de 2001 trabajaba como auxiliar de cocina en el comedor de la escuela número 756 José M. Serrano del barrio Las Flores, un humilde barrio del sudoeste rosarino.
El 19 de diciembre, en medio de la crisis del 2001, que terminaría con la caída del presidente, varios policías que llegaron desde la ciudad de Arroyo Seco ―a 30 km al sur de Rosario― comenzaron a disparar en el fondo de la escuela. Lepratti subió al techo para defender a los menores que en su interior se encontraban comiendo. Y pidió que no dispararan.