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El legislador porteño Gustavo Vera, uno de los operadores del papa Francisco, explicó la postura del sector más cercano a su santidad en la Iglesia argentina en contra de la detención de Milagro Sala, al mismo tiempo que reveló los tentáculos del presidente de Boca, Daniel Angelici, en el poder para ejemplificar por qué los sectores nacionales amigables con el líder de la Iglesia en el mundo han cerrado filas en defensa de la dirigente jujeña.
Vera -en una entrevista con Infobae- abonó la hipótesis de que Sala es una presa política al considerar que "si fueran a luchar contra la corrupción no empezarían por los dirigentes sociales, más allá de que no sean santos". Para el dirigente que se hizo amigo de Jorge Bergoglio cuando éste encabezaba la iglesia porteña, hay una puesta en escena para aparentar que van contra las mafias cuando en realidad sólo abordan la cuestión para los medios sin ir al fondo de las organizaciones que promueven los delitos.
El presidente de la Pastoral Social de la Iglesia en la Argentina, obispo Jorge Lozano, como los Sacerdotes en Opción por los Pobres y otros sectores eclesiásticos cercanos a Francisco rechazaron en público la detención de Milagro Sala. El titular de la Pastoral, incluso, firmó su postura en una nota del diario La Nación en la que cuestionó la embestida macrista contra los más débiles en el nombre de la lucha contra la corrupción.
"La preocupación que expresó Lozano es que no caigamos en una posición de darwinismo social. El tema es por dónde se empieza la lucha contra la corrupción. Es quién define si la mafia es el trapito o la organización social o los verdaderos delincuentes", dijo Vera.