Barbie y su origen a lo Pretty Woman: la muñeca está basada en el cómic de una escort de lujo

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Está cerca de la sesentena (el 9 de marzo cumplirá 57 años), pero el tiempo no parece pasar por ella. Ahora se enfrenta a su mayor reto: pronto cambiará su forma para parecer una mujer normal. Barbie llegará a las estanterías de las jugueterías algo más rechoncha o incluso con poca estatura. No obstante, sus cifras le avalan, ya que se estima que, a lo largo de su dilatada vida, se han vendido más de mil millones de unidades.

Sin embargo, puede que la rubia más famosa del mundo no esté tan orgullosa de algunos detalles de su pasado. En concreto, de su mismísimo origen. La muñeca ansiada por millones de niñas, esa que ha protagonizado películas y que le ha llegado a disputar el protagonismo a Buzz Lightyear y a Woody en ‘Toy Story’,empezó siendo una chica de compañía en Alemania.

Todo empezó en 1952, en Hamburgo.  Allí nació el periódico ‘Bild-Zeitung’, que incluyó entre sus páginas una caricatura creada por el dibujante Reinhard Beuthien. Se trataba de Lilli, una joven que se desenvolvía en plena posguerra buscando a hombres ricos que financiaran su modo de vida.

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Rubia, de piernas kilométricas y con atractivas curvas, esta cazafortunas era lo suficientemente desinhibida como para convertirse en un verdadero icono sexual para los lectores del periódico.

En una de las tiras dibujadas por Beuthien, un policía advertía a la despampanante Lilli de que llevar, como ella hacía, un bañador de dos piezas en plena calle estaba prohibido. La atrevida Lilli respondía: “Ah, y en su opinión, ¿qué parte debería quitarme?”.

Del cómic al plástico

El éxito de Lilli fue tal que, en 1953, salió del papel para convertirse en un juguete. Vendida en estancos, bares y algunas jugueterías, la muñeca era, en realidad, un juguete para adultos que se regalaba en despedidas de soltero o que acompañaba a los conductores en los salpicaderos de sus coches.

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Este juguete para adultos tenía bastante que ver con lo que, años más tarde, sería la Barbie que todos conocemos. Unas leves curvas, pechos abultados y un largo pelo rubio platino eran las características más llamativas de la muñeca. Solo sus cejas arqueadas diferencian a Lilli del juguete que hoy tienen millones de niñas.

Se anunciaba como “siempre discreta” y comenzó a tener accesorios y ropa, para convertirse en “la estrella de todos los bares”. A pesar de que la publicidad dejaba claro que no era un juguete para los más pequeños, Lilli empezó a tener éxito también entre las niñas del corazón del Viejo Continente gracias a su amplio armario.

Fue entonces cuando el destino de Lilli se cruzó con Mattel. Una de las fundadoras de la compañía de juguetes estadounidense, Ruth Handler, compró tres ejemplares de la muñeca para adultos en un viaje por Europa.

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A su llegada, Mattel decidió adaptar a la ingeniosa e irreverente Lilli para transformarla en Barbie. El 9 de marzo de 1959, la compañía presentó su versión en la Feria Internacional del Juguete de Estados Unidos celebrada en Nueva York. Años después, la empresa se hizo con los derechos de la muñeca alemana y Lilli murió.

En 1977, la propia Handler explicaba en una entrevista que “cada niña necesitaba una muñeca a través de la que proyectar sus sueños futuros”.

Lo que no saben muchas niñas que ahora sueñan con ser como su Barbie es que ese ejemplo con el que juegan a diario y que suspira por el amor de Ken no era la misma hace más de sesenta años. Ni veterinaria, ni maestra, ni periodista, ni cantante: la Barbie original era una chica de compañía que buscaba a hombres con dinero que le costearan la vida. Una escort en toda regla que ahora es la mejor amiga de millones de niñas en todo el mundo.

Fuente: Strambotic, con información de Time, The New York Times, Barbielist Holland, Messy Nessy Chic, El Mundo y Wikipedia.

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