Por Javier Polvani
@JavierPolvani
Alfredo Cornejo decidió romper relaciones con los maestros y profesores a poco de asumir el Gobierno de Mendoza y ante la primera discusión con los trabajadores de la Educación: las paritarias. Antes de contarles a los educadores de qué va el plan que les impondrá, el gobernador centró el problema del sistema en supuestas mañas de los docentes para evadir el trabajo y quebró la relación antes de empezar.
El mandatario mendocino con su director general de Escuelas, Jaime Correas, como punta de lanza en la bajada de línea mediática, encararon un camino diametralmente distinto al del presidente Mauricio Macri y la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, quienes priorizaron el inicio de las clases sin conflictos por el salario con sus docentes.
Los gobernantes del Pro superaron las paritarias conformando las expectativas salariales de sus docentes con el fin de evitar un paro en el inicio de las clases. Cornejo eligió tener paritarias conflictivas como punto de partida de la ejecución de su plan para la Educación, del que hasta ahora sólo se conoce esta fase policíaca, según la cual el principal problema del sector en la Provincia son los docentes vagos que se consiguen certificados médicos para no trabajar o cambian de funciones, también para evitar el trabajo. Circunstancias estas que dependen más de las leyes y los protocolos que manejan los funcionarios que de la voluntad de los docentes.
Macri y Vidal arreglaron la paritaria sin conflictos, el presidente dio el 39% de aumento en dos tramos al mínimo nacional de la docencia, y la gobernadora el 34,6% con paritarias abiertas a rediscusiones atadas al avance de la inflación. Cornejo no llegó a discutir porcentajes de suba salarial porque las bases de la mano de obra de la Educación rechazaron el denominado ítem aula que introdujo el gobernador a sabiendas del conflicto que generaría.
"Ramal que para, ramal que cierra", acuñó Carlos Menem para la posteridad antes de terminar de destruir el sistema ferroviario argentino con la complicidad de la población encarnizada contra los trabajadores vagos que provocaban pérdidas millonarias a las arcas públicas. A la distancia, es difícil encontrar un defensor del desguace ferroviario de Menem.
"Maestro que no está frente al aula no se merece cobrar el aumento", acuñaron Cornejo y Correas con el fin de encender la furia popular contra los maestros vagos. Esto en lugar de resolver el problema de fondo, que no es otro que la determinación de cuáles situaciones son legales y cuáles no dentro de la actividad. Las licencias o cambios de funciones que están fuera de la Ley no debieran cobrar nada, mientras que si cumplen las disposiciones no deben ser castigadas.
Así, el inicio de clases en Mendoza se distinguirá por el paro de SUTE, una organización sindical que tiene niveles de federalismo y democracia no vistos en otras entidades sindicales de la Provincia. En el gremio docente conviven en permanente tensión tres líneas definidas, a la vez con fuertes debates en el interior de las mismas. Y en cada departamento el gremio tiene una conducción independiente del secretariado general provincial. El SUTE son los maestros y los profesores, los que dan clases y los jubilados.
El rechazo al ítem aula de Cornejo se consolidó en las bases de la actividad sindical. Los 18 plenarios departamentales del SUTE mandaron por unanimidad a la conducción provincial a rechazar cualquier oferta oficial que no fuera destinada al aumento del sueldo básico de la docencia. En los últimos 12 años, los docentes desde el SUTE lograron una fenomenal limpieza de los artilugios que fueron incorporados al bono de los maestros en los '90 para concentrar el fuerte de los ingresos en el sueldo básico, única variable que disciplina los ingresos de todos los protagonistas del sistema.
Una editorial del diario Clarín firmado por el gerente Roa y los mensajes desaforados de supuestos vecinos de a pie que conforman las audiencias de los medios masivos son los trofeos que consiguieron Cornejo y Correas con su campaña contra la vagancia y el sindicalismo. Correas y Cornejo suponen que la población en general los apoya en la idea que los maestros vagos tienen la culpa de los males de un sistema que han controlado los dirigentes radicales y los peronistas desde el '83. Se lo dicen los consultores que les cobran por las encuestas y los que buscan pauta o cargos. Como el diario Uno -instrumento de presión de los cuestionados empresarios Vila y Manzano para conseguir contratos de cámaras de seguridad, petróleo, tragamonedas y pauta publicitaria, entre otras áreas de negocios, para enriquecerse más aún- que tituló en el espacio principal de su tapa de este domingo cuánto le salen al gobierno los maestros enfermos, con cifras que sólo Correas y sus subalternos defienden, mientras el SUTE las desmiente.
En cambio, un veneno se esparció entre los docentes. Hasta los radicales que anidan con cierta fuerza en la interna del SUTE se pusieron en contra del líder partidario para el que trabajaron en la búsqueda de votos hasta junio, cuando el ex intendente de Godoy Cruz ganó las elecciones para gobernar desde diciembre hasta el 2019. En los plenarios departamentales se evidenció la ruptura entre las bases de la educación y el gobierno. Cornejo y Correas buscaron que el enfrentamiento fuese sólo con el SUTE, pero en la volteada cayeron los maestros de a pie que se saben humanos y no están dispuestos a arriesgarse a morir en la miseria si por esas cosas de los humanos un día les falla el cuerpo o la mente.