El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, lanzó una fuerte advertencia a los migrantes económicos para que no viajen a Europa. Ha pasado ya el efecto de la foto de un niño muerto en el mar que obligó a los líderes europeos, socios de Estados Unidos en la guerra que devastó a Irak y Siria, a hacer declaraciones humanitarias.
"Quiero lanzar un llamado a todos los migrantes económicos ilegales potenciales, de donde sean. No vengan a Europa. No les crean a los traficantes", dijo Tusk en una conferencia de prensa en Atenas tras reunirse con el primer ministro griego, Alexis Tsipras.
En el marco de su gira por Grecia y Turquía, dos naciones en primera línea en la actual crisis migratoria, Tusk advirtió a los migrantes que "no pongan en riesgo sus vidas y su dinero".
Por su parte, Tsipras pidió sanciones para los países comunitarios que se niegan a acoger a los refugiados que huyen de las guerras.
Tusk se dirigió luego a Ankara, donde se entrevistó con el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu.
"Estamos de acuerdo en cuanto a que el flujo de refugiados sigue siendo demasiado elevado y que son necesarias más medidas", declaró Tusk, que el próximo lunes presidirá una cumbre UE-Turquía sobre la crisis migratoria.
El líder comunitario pidió un "mecanismo rápido y a gran escala destinado a mandar de vuelta a los migrantes irregulares que llegan a Grecia".
Davutoglu respondió: "Ni Turquía ni Europa son responsables de la crisis siria. Pero son quienes sufren las consecuencias". Y afirmó que su país hará "todo lo necesario" para luchar contra la migración clandestina.
La UE propuso anteayer una ayuda humanitaria por 700 millones de euros (en tres años) a los países más afectados por esta crisis, entre ellos Grecia, donde cerca de 10.000 migrantes que buscan llegar al norte de Europa siguen bloqueados en la frontera con Macedonia, como consecuencia de nuevas restricciones impuestas por varios países de los Balcanes.
Tusk criticó estas "decisiones unilaterales", que perjudican el espíritu europeo de "solidaridad".
Más de 130.000 migrantes ya han llegado a Europa desde enero, según cifras del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). La mayoría de éstos pasaron por Grecia tras cruzar el Egeo desde Turquía.
Según el viceministro de Defensa griego, Dimitres Vitsas, el número actual de migrantes en su país es de casi 32.000, de los cuales "6.857 se encuentran en las islas (del Egeo) y 24.985 en el continente".
La ayuda de la UE podrá ser destinada a cualquier país del bloque en situación excepcional, pero "irá, en gran medida, a Grecia, que vive la crisis humanitaria más grave", dijo el comisario europeo de Ayuda Humanitaria, Christos Stylianides.
Grecia había advertido el martes que "no está en condiciones de gestionar a todos los refugiados que llegan" al país, y que necesitaría 480 millones de euros para recibir a unos 100.000 migrantes.
Macedonia dejó pasar anteayer por su frontera con Grecia apenas a 300 refugiados sirios e iraquíes.
Fueron los primeros autorizados a cruzar su frontera, punto de paso de la ruta de los Balcanes para seguir hacia el norte europeo, tras los choques del lunes entre refugiados y policías macedonios.
Pero cerca de la localidad griega fronteriza de Idomeni, en un campamento para 1.600 personas, la situación humanitaria seguía degradándose. "Entre el viernes y el domingo, el número de personas en este campamento pasó de 4.000 a 8.000. Y ahora estamos en 11.000", explicó Jean-Nicolas Dangelser, de Médicos Sin Fronteras (MSF).
Fuente: La Nación