La querella del Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos (MEDH) solicitó al tribunal del Megajuicio de lesa humanidad que ordene al Diario Los Andes que "haga una rectificación histórica de la forma en que relataron los hechos y rectifique todas las informaciones", según resumió Viviana Beigel en la audiencia de este martes.
Beigel recordó que el matutino publicó la muerte del escritor Paco Urondo como parte de un enfrentamiento de un subversivo con las autoridades, y lo propio hizo con los casos de Fernando Rule y Silvia Ontiveros, a quienes presentó con figuras y adjetivos peyorativos, y otras víctimas del terrorismo de estado a quienes se presentaba lisa y llanamente como terroristas.
Beigel recordó que las detenciones y asesinatos de civiles, militantes o no, se titulaban en el centenario matutino como "abatieron a terroristas (o subversivos)" o "Cayeron subversivos en enfrentamientos".
El 19 de junio de 1976 el diario de los Calle anotició: "Abatieron en Mendoza a un delincuente subversivo. Usó como escudo a un niño. Planeaban atacar a una comisaría". Se trataba del asesinato del poeta y escritor Paco Urondo y a quien, no obstante, nunca mencionó el diario en el artículo. Se informó allí erróneamente que el crimen había ocurrido en Godoy Cruz -fue en Guaymallén-, y a lo largo del texto repiten varias veces que se trataba de un "delincuente subversivo".
"A Francisco Paco Urondo lo alcanzó una patota del terrorismo de Estado en la esquina de Remedios Escalada y Tucumán, en la mendocina Guaymallén, Mendoza. El grupo operativo dirigido por el Ruso Smaha, en el que participaron Fernández, Rodríguez, y el mono Lucero entre otros represores, logró acorrala al Renault 6 que se conducía Paco. Iba con su compañera Alicia Raboy, otra militante, René Ahualli, y Angela Urondo, su hija tenía menos de un año de edad", detalló en Infojus Pablo Salinas sobre el crimen del poeta.
Paco les dijo a Alicia y la Turca que se bajaran. Él se quedó en el auto esperando a la patota que bajó del Peugeot. El primero en llegar fue Celestiano Lucero, quien lo asesinó de un culatazo en la cabeza.
Alicia fue atrapada en un corralón que había en la esquina junto a Angela Urondo. La Turca logró escapar y fue la testigo más importante en el juicio a los represores.
Alicia fue torturada y asesinada en el D2 y Angela recuperada en la casa cuna por la familia de Paco.
Los Andes se hizo eco del comunicado con la versión militar sobre lo ocurrido: "Este proceder de utilizar niños como escudo para llevar a cabo sus intentos asesinos, exponiéndolos a ser heridos o muertos durante la acción y abandonándolos a su suerte ante el menor fracaso, habla claramente de la poca moral y desviados sentimientos que animan a estos delincuentes subversivos".
Al terminar su pedido ante el Tribunal, Beigel recibió un cerrado aplauso del auditorio que presenciaba en ese momento los alegatos.
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