Liliana Bodoc: "Ronda una palabra muy peligrosa: meritocracia, yo pregunto ¿quién no merece recibir educación?"

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“Ahora anda rondando una palabra peligrosa: meritocracia. Yo pregunto, ¿Quién no merece recibir palabras? ¿Cuáles son los requisitos para merecer educación? La educación no se imparte, se devuelve, la educación no es un acto de generosidad sino de justicia”, sostuvo la escritora Liliana Bodoc tras recibir de manos el título de Doctora Honoris Causa de la UNCuyo por sus aportes a la literatura universal, hispanoamericana y argentina y ser una referente de las letras para niños y jóvenes.

La meritocracia -lanzada hace unas semanas en un spot de una marca de autos, y promovida por referentes políticos como una virtud que premia al que se propone triunfar y castiga al que le va a mal porque así se predispone- fue fustigada así por la autora de la saga de los confines, que iniciara Los Días del Venado.

Los Días del Venado, Los Días de la Sombra y Los Días del Fuego se incriben en el género de la fantasía heroica y se desarrollan en un mundo imaginario llamado Las Tierras Fértiles, aunque parte de la acción transcurre en las Tierras Antiguas. El eje de la saga es la lucha de los pueblos de las Tierras Fértiles contra las huestes del perverso Misáianes, hijo de la Muerte.

Por sus antecedentes profesionales y respeto a la diversidad cultural y el rescate de las culturas amerindias presentes en su obra, el Consejo Superior de la Universidad resolvió otorgar a Bodoc el Doctorado Honoris Causa, con mención especial al mérito académico-científico. “Con amor y respeto, entrego este momento a la memoria de Aylan Kurdi, aquel niño sirio de tres años, que murió en la playa, escapando de la inhumanidad. En él están todos los niños. Lo tengo presente al escribir, y debe estarlo en nuestras aulas”, sostuvo emocionada la narradora tras agradecer el reconocimiento.

Después de recibir el lauro, la autora ofreció una conferencia titulada “La palabra y la honra”. En ella destacó que el mundo de cada uno empieza y termina con su lenguaje, del uso que hagamos del mismo. “Nuestras palabras pueden denotar, aludir, adornar, pero también obrar, transformar”, sostuvo la narradora.

Luego avanzó en su discurso al sostener que lo primero que debemos enseñarles a los niños es a honrar orgullosamente su lengua materna. “Nuestras lenguas maternas son nuestros linajes lingüísticos, la lengua hogareña, la que se cocinó en las ollas de nuestras casas. Porque no hay un solo español ni un solo guaraní, porque cada casa, barrio y cada madre es un dialecto”, explicó la literata.

También se refirió a que en el libro El Primer Hombre, su autor, Albert Camus, dijo que vivió en la pobreza como en una isla rodeada por un foso y que el único puente posible para atravesarlo fue la escuela. “Ahora anda rondando una palabra peligrosa: meritocracia. Yo pregunto, ¿Quién no merece recibir palabras? ¿Cuáles son los requisitos para merecer educación? La educación no se imparte, se devuelve, la educación no es un acto de generosidad sino de justicia”, agregó Liliana Bodoc.

Fuente: Facultad de Filosofía y Letras de la UNCuyo

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