El temido Stiuso le dio una entrevista a La Nación, que lo abordó "de imprevisto" en un bar

Share
Tiempo estimado de lectura: 3 minutos

El reportero Agustin Marcari, del diario La Nación, fotografió al espía Stiuso en un bar porteño el domingo en la mañana.
El reportero Agustin Marcari, del diario La Nación, fotografió al espía Stiuso en un bar porteño el domingo en la mañana.

El diario La Nación encontró al espía Antonio Stiuso desayunando en un bar el domingo en la mañana y, después de mirarlo una hora leer el diario Clarín, lo abordó con fines de hacerle una entrevista a la que después de retacear un rato accedió el temible buche de políticos y empresarios que opera desde la dictadura en la inteligencia del país. Según la descripción de la cronista, el encuentro fue casual.

Así presentó el diario porteño una entrevista con Stiuso en la que el espía asegura que Cristina Fernández lo mandó a matar y que el kirchnerismo usaba un servicio de inteligencia paralelo para producir carpetazos, una tarea que todos los entendidos en el tema le adjudicaron durante al menos dos décadas al propio Stiuso.

La nota presentada en la edición de este lunes del diario cuenta la casualidad del encuentro en la cabeza:

"Es domingo por la mañana. Un hombre llega a un bar en la calle Echeverría, en Belgrano. Se sienta a la mesa del fondo, a la izquierda del salón, en una silla que mira a la puerta de entrada. Viste ropa informal: jeans, zapatos y campera deportiva. Abre el diario Clarín y le pide al mozo dos medialunas de manteca, un café con leche y agua sin gas. Se pasará la siguiente hora leyendo minuciosamente las noticias, con los anteojos apoyados en la punta de la nariz. Antonio 'Jaime' Stiuso parece un hombre común y no un ex agente temido por políticos, jueces y empresarios".

Y continuó con los detalle del abordaje casual en el segundo párrafo:

"La Nación lo identificó y se acercó hasta su mesa, y aunque al principio se río ante la propuesta de hacerle algunas preguntas y fue terminante (´'no hablo con la prensa, sólo con la Justicia, dijo) finalmente accedió. Cuando vio el teléfono celular en la mesa, reaccionó: '¿Por qué me graba?'. Recién se tranquilizó cuando esta cronista guardó el teléfono. Se fue aflojando de a poco, a medida que se sucedían las preguntas: '¿Cómo está?', '¿Cuándo volvió?', '¿Cómo se siente?'. Se permitió entonces algunas respuestas más concretas, las primeras a la prensa tras su regreso al país, en febrero pasado. Afirmó que está 'tranquilo' ahora que la ex presidenta Cristina Kirchner 'perdió su poder', porque, dijo, ni él ni su familia sufren más amenazas. Señalado por armar 'carpetazos' contra opositores durante el kirchnerismo, dijo que en esos años existió un 'servicio de inteligencia paralelo' que se ocupaba de esa tarea y del cual, sostuvo, él no era parte".

A continuación, prosiguió con la descripción del encuentro:

"Su rostro luce casi igual a su identikit, difundido por el entonces ministro Gustavo Béliz en 2004: el mismo corte de pelo, algo más canoso y delgado, ojeroso y con un ojo caído. A su alrededor nadie lo reconoce: es un hombre más leyendo el diario. Es difícil no pensar si él habrá observado detenidamente a cada uno de quienes cruzaron la puerta del bar".

nacion.750
Recorte de la portada de La Nación del lunes 11 de julio de 2016.
Share