Milagro Sala fue objeto de una operación mediática con gran poder de daño

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Una operación de prensa de baja calaña, aunque con gran poder de daño, se produjo este miércoles a partir de un hecho policial irrelevante ocurrido en Córdoba. La víctima fue la dirigente política jujeña Milagro Sala, detenida por la Justicia alineada con el gobernador radical Gerardo Morales por protestar contra éste.

La Policía de Córdoba hizo un procedimiento en una playa de estacionamiento de la capital de esa provincia para verificar la propiedad de un auto BMW estacionado durante varias días sin que nadie fuese a buscarlo.

Al mismo tiempo, muchos medios y sus periodistas diseminaron una versión falsa: que el auto era de Sala, líder de la agrupación barrial Tupac Amaru, y que estaba lleno de plata en su interior.

Era todo mentira. Incluso, el fiscal cordobés Enrique Senestrari puso en dudas la legalidad del procedimiento que fue ordenado por la Justicia Federal de Córdoba. Para el funcionario judicial cordobés, ese fuero no tenía nada que hacer en el caso. Ergo: presume que la Justicia Federal, operada fuertemente por el Gobierno de Macri, a través del ministro de Justicia, Germán Garavano, y del presidente de Boca, Daniel Angelici, se prestó a la operación para seguir ensuciando a Sala.

El diario La Nación en su portal de Internet mintió y luego cambió el título de la nota ante las evidencias de que su postura inicial era sólo el alimento para una operación de prensa de tamaño creciente a partir de que se esparciera la mentira inicial, en la que quedó involucrada la corresponsal del medio en La Docta, que estampó su firma en la construcción fantasiosa de la historia.

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La firma de la misma periodista se leyó después debajo del título corregido. Al mismo le extirparon la alusión a Milagro Sala. Mientras que la acusación primaria contra la dirigente no tenía fuente alguna, el despegue se atribuyó a desmentidas del empresario dueño de auto y a la organización política que encabeza Sala.

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El auto en cuestión no tenía un peso en el interior ni ostentaba problemas de propiedad, sólo había llamado la atención de la dueña de la playa en la que estuvo estacionado por el tiempo que pasó sin que nadie fuera a retirarlo. El dueño explicó que ese lapso se debió a que tuvo que hacer un viaje de imprevisto.

El periodista Francisco Jueguen, empleado del diario La Nación y de Radio Nacional, fue la herramienta a favor de una operación contra Sala, una más de las múltiples que hicieron contra la dirigente social jujeña los medios adictos al macrismo.

Pero el operador nunca rectificó la mentira que había sustentado acusaciones contra uno de los grupos políticos de oposición al macrismo. Siguió usando la red social, en la que su importancia está dada por la posición que ocupa en el diario de los Mitre y la radio ahora en poder del jefe de medios, Hernán Lombardi, revelado impulsor de una cuenta para calumniar e injuriar a la oposición al macrismo en Twitter.

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