El camarista Alejandro Gullé fue presentado como futuro Procurador General de la Provincia por el gobernador Alfredo Cornejo. Antes de asumir, el candidato del mandatario deberá pasar por una votación del Senado, adonde el radicalismo tiene por si solo los votos para imponer su voluntad.
Cornejo presentó a su candidato este sábado en un acto organizado en la Casa de Gobierno. En su discurso el mandatario trató el cargo que corresponde al Poder Judicial como si fuese un ministro más de su gestión.
Y en esa línea dijo que desde ahora la Justicia y el Ejecutivo compartirán responsabilidades respecto al tratamiento de la inseguridad, en contraposición, según el mandatario, a lo que sucedía hasta ahora: que ambos poderes se echaban culpas cruzadas.
"La designación de Alejandro Gullé como procurador la hacemos en el marco de una nueva política de seguridad", declaró el mandatario.
Desde que el radical ganó las elecciones, hace un año, se nombraba en sus cercanías a Gullé como potencial reemplazante de Rodolfo González, quien al cabo de unos meses de gobierno de Cornejo presentó su renuncia a la jefatura de los fiscales en medio de una crisis de grandes proporciones en la repartición judicial.
El camarista pasará a la jefatura de los fiscales con la consigna de endurecer el discurso contra la delincuencia y también enfrentar a la línea garantista de la Suprema Corte, identificada con el juez Omar Palermo y combatida por el gobernador radical desde el primer momento.
Pero también deberá trabajar contra una situación de colapso institucional que sumó entre los agravantes hasta problemas familiares y de polleras entre funcionarios de la propia Justicia, para condensar un combo explosivo que terminó con la salida de González. Al menos los tres últimos gobernadores pretendieron cambiar al Procurador, pero no lo lograron. Cornejo fue más efectivo. En sus primeros días sumó a González como aliado y en 8 meses al frente de la Casa de Gobierno logró la dimisión del Procurador.
Gullé es juez de la Sexta Cámara del Crimen. Fue uno de los mentores, junto a otro magistrado, José Virgilio Valerio, de las políticas de mano dura promocionadas desde su asunción por Cornejo contra Palermo y los pares de éste que acompañan sus resoluciones .
Gullé y Valerio asesoraron al gobernador contra la resolución de la Suprema Corte que exigía acomodar el dictado de la prisión preventiva a la ley, puesto que consideró el máximo tribunal que se venía violando la normativa que permite a los magistrados mantener preso a un sospechoso mientras se sustancia la investigación penal.
También Gullé se había puesto a la cabeza de la resistencia entre los magistrados del fuero Penal contra una acordada de la Suprema Corte que los mandaba a las cárceles a mantener contactos cada tres meses con los presos de modo de conocer en persona la realidad de la situación de detención de cada interno.