El rol clave del Liceo Militar en el circuito del terrorismo de estado ejercido en Mendoza será parte de los alegatos de la Fiscalía desde este lunes cuando se retome una nueva semana de audiencias en el Megajuicio por crímenes de lesa humanidad contra exjueces, expolicías y exmilitares.
Decenas de testigos han relatado ante el tribunal el rol que ocupó en los años represivos el Liceo Militar, al que han descripto como un depósito de presos. Los encargados de la institución -cuna de muchos gobernadores mendocinos y formadora de decenas de generaciones de jóvenes de Mendoza-usó sus galpones para torturar presos políticos mientras a pocos metros entrenaban los cadetes.
En el Liceo los presos políticos eran sometidos a interrogatorios y largas estancias de detención en condiciones infrahumanas, aunque muchos de los testimonios, comparando su estancia en el establecimiento educativo militar con el D2 lo compararon con "un hotel cinco estrellas".
Referentes del periodismo, la política y el sindicalismo mendocino pasaron por allí como presos políticos: Antonio Di Benedetto, Alberto Atienza, Rafael Morán, Marcos Garcetti, {Angel Bustelo, Carlos Abihagle, Carmelo Durán, José Nardi, Francisco Jiménez Herrero, Osvaldo Abestastaían, Carlos Venier y Giani Sgroig son algunos de los nombres mencionados por los testigos.
Benedetto pasó seis meses detenido en Mendoza. Del Liceo lo trasladaron al pabellón 11 de la Penitenciaría local. El 26 de mayo de 1976 fue puesto a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. En una de las audiencias del juicio a jueces, Pedro Tránsito Lucero declaró que los militares se ensañaron con él: lo quemaban con cigarrillos, lo apaleaban y lo pateaban. Otros testigos dijeron que Di Benedetto no hablaba, que estaba ensimismado, pero que cuando miraba cómo torturaban a los demás, se acercaba a las víctimas y las contenía.
Informe Explícito: Liceo Militar General Espejo en el circuito de la infamia de lesa humanidad