El peronismo se partió en el Senado de Mendoza en la votación secreta que consagró a la Suprema Corte al elegido por Alfredo Cornejo, José Virgilio Valerio. Un grupo atado a los intereses de los intendentes dentro del bloque del Partido Justicialista no aceptó votar en contra del mandato de Cornejo, como se planteó desde el otro grupo que integra el bloque, con vocación más opositora que el de los intendentes.
Entre los peronistas opositores a Valerio, el más duro durante la sesión fue Luis Böhm. "Valerio es mano turbia, no mano dura", proclamó el senador luego de describir los vicios, a su entender, de la carrera judicial del futuro juez de la Corte.
Böhm enfatizó que la catapulta a la Corte salvará a Valerio de un jury por falsedad ideológica. Y en base a ese efecto calificó como "proceso turbio" al paso del pliego por la Legislatura.
El magistrado ocasionó la vuelta a foja de un juicio contra un policía acusado por gatillo fácil, a pesar de lo cual sigue portando armas y uniforme policial, con un comportamiento cuestionable.
Esgrimió una enfermedad para faltar a una audiencia del juicio desarrollada en la mañana del mismo día en que fue a trabajar a la Universidad Nacional de Cuyo, adonde se desempeña como profesor. Por esos hechos fue denunciado penalmente por la presunta comisión del delito de "falsedad ideológica", la misma causa citada por Böhm para el jury.
"No vamos a saber cuándo está enfermo y cuando está fingiendo un juez de la Corte", chicaneó Böhm en base a la conducta citada del juez Valerio como integrante de la Segunda Cámara en lo Criminal de la Primera Circunscripción.
Böhm también enfocó sus críticas a la condición misógina y homofóbica del juez, que le endilgan los grupos de militancia en defensa de las mujeres, de los Derechos Humanos y la diversidad de género.
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