"Estamos tratando de poner de pie a la CGT de Mendoza para que salga a pelear en defensa de los derechos de los trabajadores, que están vulnerados". Marisa Carrizo, secretaria general del Sindicato de Prensa de Mendoza, asumió la representación del sector combativo del gremialismo local afiliado a la CGT, que pugna contra los viejos gordos y aliados para renovar la dirigencia cegetista.
Carrizo hizo referencia a la situación actual de la regional provincial de la central obrera, que está paralizada desde que su conducción, alineada con Hugo Moyano hasta el final, declaró la caducidad temporal del mandato que lideraba el colectivero Rodolfo Calcagni.
La conducción caduca mientras tuvo poder se sostuvo en el dominio de la calle del micrero acompañado por la rosca de José Scoda, líder de los playeros de las estaciones de servicio, Claudio Díaz, conductor de los trabajadores de Vialidad de la provincia, y Ariel Pringles, de los judiciales federales. Todo con la venia de la UOM, la UOCRA y Camioneros, aunque sus dirigentes se mantuvieran en un segundo plano en la central.
"En la actualidad hay situaciones complicadas de vulneración de los derechos de los trabajadores", esgrimió la dirigente del sindicato de los periodistas al tope de las motivaciones para apurar una reconstrucción de la CGT que le de a la entidad la fuerza que necesitan los trabajadores para defenderse de la desocupación y la caída del poder de los salarios.
En declaraciones radiales a un programa de la Federación de Trabajadores de Prensa (FATPREN), Carrizo enfatizó la necesidad de la renovación dirigencial en la CGT en más de un sentido. Luego de plantear la necesidad de darle un perfil más peleador a la central, Carrizo asumió la militancia por el cumplimiento del cupo femenino en los órganos de mando del sindicalismo.
El 14 de noviembre está previsto un cónclave de los gremios afiliados a la CGT de Mendoza para normalizar la conducción. Carrizo exigió que se imponga la Ley de Cupo. Y relató que los dirigentes más viejos de la central esgrimieron que hay pocas mujeres en puestos directivos de la CGT porque son pocas las mujeres al frente de sindicatos. "Subestiman la participación de las mujeres en el mundo del trabajo", criticó Carrizo.
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