Sólo el 23 por ciento del gasto de los argentinos en agroalimentos va a los bolsillos de los chacareros y ganaderos. El resto queda en el camino de la mercadería entre la tranquera y la mesa de los argentinos. Es decir, comer cuesta 3,6 veces más caro que el costo de producción, incluida la rentabilidad del productor.
La brecha entre el precio en la tranquera y el de la góndola es medida por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que produce el índice IPOD (Indicador de Precios de Origen y Destino).
En noviembre, “por cada peso que recibió el productor (origen), el consumidor pagó $3,6 en góndola (destino)”, concluyó el trabajo difundido este domingo por la CAME. En promedio, la participación del productor explicó el 23,7% de los precios que pagó el consumidor final, un 6,7% menos con respecto al mes anterior.
Durante este mes, se observaron variaciones en los precios de varios productos que componen la canasta IPOD, registrando una leve caída en la participación del productor con respecto al mes anterior. En noviembre, los precios se vieron afectados por la recuperación de los niveles de producción. Las lluvias y la normalización de las temperaturas han incrementado la disponibilidad de productos frutihortícolas, provocando una reducción en sus precios, pese a que la demanda continúa baja.
Los productores de pollo volvieron a marcar la mayor participación en el precio de góndola, aportando el 55,1% sobre el precio de venta final. En el otro extremo, encontramos a los productores de naranja, quienes sólo participaron con el 12,9% el precio de góndola.
Canasta frutihortícola: del campo a la góndola, los precios de las 19 frutas y hortalizas que integran la canasta IPOD se multiplicaron por 5,8 veces en noviembre, lo que representa un incremento del 13,7% con respecto al mes anterior. Es decir que por cada peso ($1) que recibió el productor frutihortícola, el consumidor pagó $5,8.
Canasta de origen animal: por los 5 productos y subproductos de origen animal que componen la canasta IPOD, el consumidor abonó 2,9 veces más de lo que recibió el productor, registrando seis meses consecutivos sin presentar variaciones. Esto quiere decir que por cada peso que recibió el productor, el consumidor debió pagar $2,9.