Dilma prometió batallar contra la corrupción, reformar la política y mantener los planes sociales al asumir su segundo mandato

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Dilma asumió su segundo mandato. Foto: AP
Dilma asumió su segundo mandato. Foto: AP

 

Dilma Rousseff asumó oficialmente su segundo mandato presidencial en Brasilia en una ceremonia a la que asistieron mandatarios y delegaciones de 70 países.

La presidenta del gigante del Sur enfatizó el lugar que tendrá la lucha contra la corrupción en el futuro de su gestión, uno de los principales caballos de la campaña que hizo la oposición en un nuevo intento por desbancar al Partido de los Trabajadores, fundado por Lula Da Silva, del gobierno del país.

"No tengo miedo de enfrentar la lucha contra la corrupción. Los brasileños quieren más transparencia, más salud, más educación e igualdad. La corrupción ofende y humilla a los empresarios y trabajadores. La corrupción debe ser extirpada", expresó.

En otro orden dijo que "a partir de 2015 vamos a garantizar que el mercado privado de crédito a largo plazo se expanda. Acabaremos con el abismo tributario que hace que los pequeños negocios tengan miedo de crecer".

Los actos comenzaron con la llegada de Rousseff a la Catedral de Brasilia, situada en el inicio de la Explanada de los Ministerios. Tras prestar juramento ante el pleno bicameral y las delegaciones extranjeras, Rousseff pronuncia el primer discurso de su nuevo mandato. La mandataria del país vecino asumó tras vencer al opositor socialdemócrata Aecio Neves.

La presidente trazó en su discurso los pasos a seguir. Reclamó una reforma política. Y anunció un ajsute en las cuentas públicas. "Lo haremos con los menores sacrificios para el pueblo", advirtió y prometió que se mantendrán los derechos de los trabajadores y los beneficios sociales.

"Tenemos que hacer más y mejorar, vamos a crear un ambiente más favorable para los negocios y la inversión", dijo. Enfatizó que el lema de su gobierno será "Brasil, patria educadora". Y aseguró que enfrentará sin miedo la lucha anticorrupción en medio del escándalo de sobornos que involucra a la estatal Petrobras.

"El pueblo brasileño quiere más transparencia y más combate a todos los tipos de crímenes, especialmente a la corrupción, y quiere además que el brazo fuerte de la justicia alcance a todos de forma igualitaria. No tengo miedo de encarar esos desafíos", dijo.

El nuevo mandato de la primera mujer en llegar a la Presidencia brasileña elevará a 16 años el período del Partido de los Trabajadores (PT) en el poder en Brasil, tras los ocho años de Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), el padrino político de Rousseff.

Tras el juramento de Rousseff, de 67 años, su vicepresidente, Michel Temer, un abogado de 74 años, asumió el mismo compromiso. Luego de las fórmulas de rigor en una ceremonia abierta con la interpretación del himno nacional por parte de la banda de fusileros navales,  el presidente del Senado, Renan Calheiros declaró a Rousseff y a Temer investidos como presidenta y vicepresidente de Brasil, respectivamente, para el período 2015-2018.

La jefa de Estado fue reelegida para un segundo mandato en octubre pasado en la campaña más disputada en los últimos años en Brasil y con una ventaja de escasos tres puntos porcentuales sobre el senador Aécio Neves, que prometió liderar una enérgica oposición en los próximos cuatro años.

Otros desafíos que esperan a la gobernante son el gigantesco escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras que puede salpicar a varios de sus alisados y un prometido y duro ajuste fiscal para enderezar la desacelerada economía, que este año tan sólo creció un 0,14 %, según las últimas proyecciones de los economistas.

Fuentes: Infonews / Clarín

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