Las mendocinas María Domínguez y Angelina de Castro son las abuelas de la nieta recuperada 117

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María Domíngez y Angelina Catterino en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo, tras el anuncio del hallazgo de la nieta 117. Foto: Fotos: Gaspar Galazzi

Abuelas de Plaza de Mayo confirmó en rueda de prensa que María Domínguez y Angelina de Castro son las abuelas de la nieta recuperada número 117. Ambas flanquearon a la titular de Abuelas, Estela de Carlotto, en el anuncio, realizado pasadas las 13 en Buenos Aires.

Domínguez es una de las abanderadas de Madres de Plaza de Mayo en Mendoza, incansable cada jueves en las rondas en la Plaza San Martín, bajo la lluvia o el calor intenso, firme. Viajó junto a su consuegra para la confirmación de la noticia, y también viajó un tío paterno de la joven.

La nieta restituida 117 nació entre febrero y marzo de 1978. Sus padres se conocían del barrio, y se habían casado un año antes de que los secuestraran. Walter Hernán Domínguez estudiaba arquitectura —donde había fundado el centro de estudiantes— y era chofer de colectivo. Había trabajado desde los 14 años en un estudio contable para poder pagarse sus gastos, pero fue en la facultad donde se agudizó su compromiso social: empezó a militar en el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) Gladys Cristina Castro estudiaba Diseño, pero tuvo que dejar los estudios para trabajar en una panadería.

El 9 de diciembre, la patota llegó hasta la casa que alquilaba la pareja, en la calle Luzuriaga de Godoy Cruz. La noche anterior, unos hombres habían visitado la casa de los padres de Walter: preguntaron por su hermano mayor, Osiris, que vivía con ellos y estaba trabajando en Pescarmona. “Señora Clara, ayúdenos por favor”, le rogó Walter a su vecina. Clara declaró unos años después que al salir al patio a ver qué pasaba una voz de mando le dijo: “Por favor señora, métase adentro de la casa”. Los vecinos recordaron que Gladys gritaba mientras la arrastraban, con su embarazo de seis meses, al auto en el que se los llevaron: “¿Por qué nos hacen esto, qué hemos hecho?”. La pareja creía que esperaban un varón. Pensaban llamarlo Federico, Nicolás, Guillermo o Bruno. Fue mujer.

En su casa, Walter y Gladys refugiaban a otros compañeros -entre ellos la compañera de Jorge Becerra, Susana De Miguel-. Ellos tenían noticias desde el 6 de diciembre de la desaparición de alguno de sus compañeros. Decidieron quedarse.

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