Por Orlando Ragusa
Especial para EXPLÍCITO
Tragando a los programas de TV sobre temas internacionales, me dio un ataque de pudor, lástima y bronca porque se refieren a los conflictos que estallan en Africa como si sólo fueran protagonizados por grupos radicales, extremistas y por supuesto, islámicos. Esa es la mitad de la verdad hoy, AD (año del Señor) 2015. Pero África es un continente conflictivo desde que los europeos decidieron parcelarlo y quedarse con esos ricos territorios, con población incluida, sin consultar a los propios africanos. Así nacieron las colonias africanas de Francia, España, Gran Bretaña, Portugal, Bélgica, Italia y en menor medida de Alemania.
El caso belga es para señalar la hipocresía y mala fe de los estados europeos. Bélgica se quedó con el Congo, un territorio inmenso y muy poblado. Para que sus habitantes no pudieran recurrir de ningún modo a la justicia belga en caso de malos tratos, violaciones de los derechos humanos y otras aberraciones ya conocidas, el Congo no se anotó como colonia estatal sino como propiedad privada de su majestad el rey de Bélgica. Por tanto, en ese territorio no regían las leyes belgas sino los caprichos del rey y sus cortesanos. Una preciosura jurídica para los que se llenan la boca con la seguridad jurídica en América Latina. Esa repartija de Africa entre los europeos fue arbitraria en todos los sentidos. Se trazaron límites con líneas rectas que dividieron a naciones africanas que ya existían antes de la llegada de estos invasores o se reunieron en un territorio a grupos étnicos antagonistas. La cosa era explotar el territorio sin medir consecuencias.
Nigeria, hoy en las tapas de diarios por los grupos extremistas que secuestran a centenares de niños o jóvenes para presionar al gobierno central, fue colonia británica. En ese país, el más poblado de Africa, conviven varios grupos étnicos. Los más notales son los igbos o ibos y los yorubas. Nigeria también es muy rica en petróleo.
A principios de la década de los 60, en el siglo XX, Nigeria se independizó. Se inicia uno de los conflictos más terribles de esa época de independencias africanas. Ibos de Biafra y los yorubas inician una cruenta guerra civil que dejó más de un millón de muertos. Algunos organismos internacionales, como la Cruz Roja, concurrieron en ayuda de los damnificados. La actitud de la Cruz Roja fue tan parcial a favor del poder yoruba que uno de sus médicos creó en Francia la organización de Médicos Sin Fronteras para ayudar sin restricciones o parcialidades. Los ibos de Biafra fueron finalmente cercados y derrotados.
El poder central de Nigeria, ya con aviones de combate modernos, cerró las fronteras de Biafra a toda ayuda externa y dejó morir de hambre a los ibos. Los europeos apoyaron al nuevo régimen islámico de Nigeria para obtener el petróleo y no hablaron más de la masacre de los ibos.
Los conflictos en África fueron terribles y las consecuencias todavía golpean a pueblos enteros. Nadie hace nada. La guerra tribal entre hutus y tutsis dejó más de dos millones de muertos mientras las naciones poderosas debatían si tenían que mandar una fuerza de paz o no. Esos debates se realizan en confortables salones con aire acondicionado y repletos de platillos de buena calidad.
Hace menos de un año estalló una guerra civil en una ex colonia francesa de África y ante la sorpresa de muchos sesudos analistas las fuerzas armadas galas se desplazaron a ese territorio, apoyaron a una de las facciones y resolvieron el conflicto con una buena dosis de muerte y destrucción. No se asusten, Francia no comete esos actos de justicia. La intervención militar fue para asegurar el suministro de uranio que proviene de ese ignoto lugar y había quedado dentro de la zona rebelde. Hay que agregar que Francia depende de la energía nucleoeléctrica para su industria, uso hogareño y militar.
Amados lectores, como verán la historia de la humanidad es un asco y no hay que contar solamente algunos años porque se pierde la perspectiva y el contexto.
Hace años, Samuel Clement, más conocido por su seudónimo de Mark Twain, sentenció: "A mi edad cuando conozco a alguien no me interesa si es negro, blanco, cristiano, judío o ateo. Sólo me basta saber que es un ser humano porque no hay nada peor".