El Comité para la Protección de Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) dio a conocer que al menos 60 periodistas murieron este año en incidentes violentos relacionados con su trabajo, y Oriente Medio fue la región más letal.
En un reporte anual publicado este martes, la organización con sede en Nueva York señaló que la cifra de reporteros fallecidos en 2014 fue menor a la de 2013 (cuando murieron 70), y precisó que los tres últimos años han sido los más mortales desde que empezó a registrar esos datos en 1992.
Según el CPJ, más de 40% de los periodistas muertos fueron asesinados, la mitad de ellos en Oriente Medio, y Siria fue el país más mortífero para los reporteros por tercer año consecutivo.
Casi un cuarto de los informadores que perdieron la vida este año, explicó, eran miembros de la prensa internacional, aproximadamente el doble de la proporción que el CPJ registró en los últimos años.
La organización detalló que entre los fallecidos se encuentra Anja Niedringhaus, una fotógrafa de Associated Press (AP) que fue baleada mientras cubría las elecciones en Afganistán.
Señaló que el demoledor conflicto en Siria, que va a entrar en su cuarto año, ha sido un factor importante. Al menos 17 periodistas murieron en ese lugar este año, elevando a al menos 79 el número de asesinados desde el inicio de la guerra en 2011.
Un reportero estadunidense y otro estadunidense-israelí, ambos trabajando como freelance, también fueron asesinados por milicianos del grupo extremista Estado Islámico, que controla extensas partes de Irak y Siria.
El enfrentamiento entre el nuevo gobierno de Ucrania y los separatistas prorrusos cobró la vida de cinco periodistas y dos trabajadores relacionados con los medios, mientras las relaciones entre la vecina Rusia y Occidente tocaban mínimos desde la Guerra Fría. Estas muertes fueron las primeras registradas por el CPJ en Ucrania desde 2001.
En los 50 días de guerra en Gaza entre Israel y palestinos durante el verano boreal fallecieron al menos cuatro reporteros y tres trabajadores vinculados al sector.
Según el reporte, en Irak perdieron la vida al menos cinco periodistas, tres de ellos mientras reportaban la lucha para frenar la ofensiva del Estado Islámico en el noroeste del país.
Y en Paraguay el CPJ registró el asesinato de tres informadores, las primeras muertes desde 2007. Dos periodistas de radio que supuestamente denunciaban con frecuencia actividades criminales del narcotráfico y corrupción, fueron ultimados a balazos.
Un reportero del diario ABC Color fue asesinado a balazos luego de que su vehículo fue interceptado por dos hombres en motocicleta. Su asistente, una joven de 19 años, también falleció en el incidente.
El ministro del Interior del país dijo que el asesinato estaba relacionado con la cobertura hecha por el periodista sobre el comercio de mariguana en un departamento fronterizo con Brasil, según el CPJ.
En Brasil murieron dos periodistas en febrero. Un camarógrafo de Bandeirantes que filmaba un enfrentamiento entre la policía y manifestantes fue alcanzado en la cabeza por una bengala y falleció días después por las heridas.
El dueño de un semanario local fue asesinado a balazos por dos hombres que lo esperaban afuera de su hogar en el sur de Río de Janeiro. Según reportes de medios locales, la publicación frecuentemente se refería a la supuesta corrupción en el gobierno local.
En tanto, en México un periodista que cubría incidentes del crimen organizado y había informado sobre la violencia hacia inmigrantes fue secuestrado y asesinado en febrero.
Otro reportero fue ejecutado en agosto por un hombre frente a su casa, al parecer por una historia que relacionaba a un director de la policía municipal con una banda de ladrones de gas, según el CPJ.
El informe reveló que casi 68% de los periodistas muertos este año se dedicaban a la cobertura de noticias políticas, mientras que el 60% cubría guerras y conflictos y 55% informaba sobre los derechos humanos.
La organización también investiga la muerte de dos periodistas en Honduras, uno en Colombia, otro en Perú y otro en México. Este último se desempeñaba también como portavoz del gobernador y su cuerpo decapitado fue hallado en un saco cuatro días después de su secuestro.