Por Salvador Martínez Mas
Desde Berlín para eldiario.es
No en todas partes es igual de sencillo adquirir una copia de Mein Kampf (Mi lucha), el libro de Adolf Hitler. En Alemania este antiguo superventas del tirano nazi lleva décadas sin reeditarse. Pero esa situación está a punto de cambiar. El año próximo expiran los derechos de autor, que han estado siete décadas en manos del land de Baviera, región del sur alemán considerada muy a su pesar la como la “cuna del nazismo”.
Los derechos de autor de Hitler los heredó la Administración bávara al terminar la ocupación aliada, pues fueron tropas estadounidenses las que se hicieron con el control de los locales de Eher-Verlag, la editorial oficial del partido nazi. Llevaban el sello de esa editorial los doce millones de copias del Mein Kampf que llegaron a circular en los tiempos de esplendor del nacionalsocialismo. En los años treinta, era de lo más común en Alemania recibir una copia de la autobiografía de Hitler como regalo de bodas.
Tras la guerra y la desnazificación, el Mein Kampf dejó de editarse en Alemania, aunque numerosos ejemplares han podido –y todavía pueden– comprarse y revenderse en mercadillos o librerías de libros usados. Durante décadas, su reaparición en librerías en Alemania ha sido un tema espinoso y ha generado no pocas polémicas, síntomas de la difícil relación del país con su memoria histórica más oscura. Por ejemplo, Theodor Heuss, el primer presidente de la democrática República Federal de Alemania (RFA), ya propuso en vano reeditar el célebre libro de Adolf Hitler en 1959.
No obstante, según las leyes germanas, a los setenta años de la muerte de un autor, dejan de estar en vigor sus derechos. Previendo esta situación, y temiendo los efectos de que vuelva a circular, un grupo de historiadores financiados por las autoridades bávaras en Múnich está ultimando una versión comentada de la autobiografía de Hitler para colocarla en su debido contexto histórico.
Mi lucha es “una combinación de verdades, medias verdades, odio y mentiras”, según ha descrito el libro Christian Hartmann, historiador del Instituto para la Historia Contemporánea de Múnich (IFZ, por sus siglas en alemán). Hartmann dirige en la capital bávara al grupo de historiadores que trabaja en la edición comentada. Según han apuntado recientemente desde el IFZ, el nuevo Mein Kampf estará compuesto por dos volúmenes, pues los historiadores allí no han escatimado a la hora de criticar y explicar el significado del texto autobiográfico del dictador.
“Es un texto antiHitler”
De este modo, las casi 800 páginas de los dos volúmenes de la obra original se verán extendidas en unas 2.000 páginas, de acuerdo con las precisiones aportadas por Magnus Brechtken, el director adjunto del IFZ. En total, se prevé que haya un total de 5.000 comentarios críticos firmados por los historiadores del IFZ en su versión. “Es un texto antiHitler”, ha precisado Andreas Wirsching, otro de los máximos responsables de la institución de Múnich dedicada a la investigación histórica.
Desde finales del mes pasado se viene apuntando que el libro del IFZ está pasando las últimas revisiones. Cuando se anuncie el final de esta última etapa, se generará no poco descontento, especialmente entre los colectivos de víctimas del racismo institucional de los nazis. Levi Salomon, portavoz en Berlín del Foro Judío por la Democracia y Contra el Antisemitismo, ya se ha declarado “absolutamente en contra de la publicación del Mein Kampf”, por ser un libro que está “fuera de toda lógica humana”. Otro portavoz de la comunidad judía alemana, Aaron Buck, también ha señalado desde Múnich que le gustaría que se declarara ilegal publicar de nuevo el libro, una obra que es “producto de un odio que ha causado un daño horrible a Alemania”.
También hay voces dentro del judaísmo que no ven tan mal la publicación de una edición comentada por historiadores. Salomon Korn, otra de las figuras de la comunidad judía en Alemania, ejemplifica esta otra visión del trabajo del IFZ. “Ya deberíamos tener una edición crítica del Mein Kampf”, ha señalado Korn, el representante del colectivo judío de Fráncfort.
Korn parece estar convencido, al igual que Hartmann, de que conviene acabar con el misticismo que envuelve un libro cuya reedición ha estado prohibida tanto tiempo y que, según la voluntad de las autoridades germanas, permanecerá prohibida si se hace sin comentarios. Por eso dice Hartmann que parte de su trabajo consiste en “destruir el símbolo” del Mein Kampf. En ese libro Hitler ofreció a sus lectores “una historia de su vida inventada porque le era algo políticamente útil”, según ha explicado en las páginas del Frankfurter Allgemeine Zeitung el historiador alemán Thomas Webber.
Suyo es, entre otros, el libro “La Primera Guerra de Hitler” (Ed. Taurus, 2012), donde ya se planteaba una visión más que desmitificadora de un Hitler que, entre otras cosas, no fue un héroe en el frente ni tuvo un papel destacado como soldado en la Primera Guerra Mundial, contrariamente a los que se creen en el relato nazi de la historia.
Precisamente contra esa narrativa está dirigida la obra que preparan Hartmann y su equipo. Si su trabajo de desmitificación resulta más eficaz que las décadas de prohibición sólo el tiempo lo dirá, a partir de enero de 2016.