Después del cierre de dos plantas en San Martín, Mendoza, Arcor siguió con el achique y reducción de personal en la planta de San Luis. Esta semana se conoció el cierre de cinco líneas de producción en la fábrica puntana.
Cuando el gigante alimenticio cerró las fábricas de La Campagnola en San Martín, instaló en la opinión pública que los empleados no eran despedidos sino "trasladados" a San Luis. Claro que el costo del supuesto traslado y de empezar una nueva vida allí corrían por parte de los trabajadores. Sin embargo, en San Luis la empresa también esta despidiendo y achicando su producción.
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Miguel Benavente, delegado del Sindicato de Trabajadores de la Industria de la Alimentación (STIA) en la planta, detalló en El diario de San Luis que ya son 5 las líneas (de chupetines y chocolate, sobre todo) y que serán otras las que seguirán la misma suerte.
“La línea Bon o Bon, que era la más fuerte que teníamos, la llevaron a Angola. Hay otras que las llevaron a otras fábricas del país. Estamos viendo un vaciamiento de la fábrica”, afirmó el trabajador.
“Tuvimos una semana obligada de vacaciones, ahí despidieron trabajadores. Se llevan equipamiento a otras fábricas, estamos notando un vaciamiento”, detalló.
Hace dos años, recordó, “éramos 500 trabajadores, ahora somos 300; en las mejores épocas éramos 700. Más del 70 por ciento de los empleados actuales tiene más de 20 años en la empresa”.
Benavente dijo que la gerencia les dijo que "estamos lejos de ser La Campagnola de San Martín (Mendoza, que cerró a principios de mayo); pero anunciaron que tienen que seguir con la reducción de personal”.
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Finalizó el trabajador: “Arcor no está en crisis, a lo mejor no deben estar ganando lo que querían. Tienen espalda para sostener las fuentes de trabajo en este momento, para no dejar a los compañeros en la calle”, sentenció, y completó: “Los que estamos en crisis somos los trabajadores. Hay un mal clima en la planta porque todos llegan a trabajar sin saber si mañana van a estar”.
