Pese a las señales que llegaron en las últimas horas desde la Confederación Sudamericana, que daban cuenta de la posibilidad concreta de que al club se le diera por perdido el partido ante River, además de la aplicación de una dura sanción, que podría llegar hasta un año sin participación en certámenes continentales, la dirigencia del club de la Ribera confía en poder torcer la decisión de la Conmebol y conseguir que se disputen los 45 minutos que restaban.
La determinación final se conocerá esta tarde en Asunción, donde se encuentra la sede del organismo que rige los destinos del fútbol en esta parte del continente.
El descargo de Boca trabaja sobre dos ejes fundamentales. Por un lado, el reconocimiento de su responsabilidad, en su condición de organizador del evento, por los incidentes ocurridos el jueves en la Bombonera y que derivaron en la suspensión del partido ante River, tras la agresión con una sustancia tóxica a varios jugadores del equipo visitante.
De acuerdo con lo establecido en el artículo 6° del Reglamento Disciplinario de la Conmebol, "los clubes son responsables del comportamiento de sus jugadores, oficiales, miembros, público asistente, aficionados así como de cualquier otra persona que ejerza o pudiera ejercer en su nombre cualquier función con ocasión de los preparativos, organización o de la celebración de un partido de fútbol". En virtud de ello, el club no objetará las penas que se le apliquen, tanto multas como suspensiones de su estadio.
El otro eje, fundamental en la intención de continuar el partido ante River, es la diferenciación entre la conducta del público y la de los jugadores. El artículo 23° del Reglamento Disciplinario establece que "cualquier equipo por cuya responsabilidad se determine el resultado de un partido, se considerará como perdedor de ese encuentro por 3-0".
La jugada de Boca apunta a la distinción entre "equipo" y "club" y a probar que sus futbolistas -los componentes del "equipo"- no tuvieron responsabilidad alguna en la interrupción del juego. Si la Conmebol admitiera ese razonamiento, podría dar curso a la continuación del juego y a que el pasaje a los cuartos de final de la Copa se dirimiera en el campo.
Al respecto, el presidente de Boca, Daniel Angelici, ya había fijado posición el viernes, al afirmar que una sanción deportiva, más allá de la disciplinaria que pudiera caberle al club, configuraría "un antecedente peligroso". "Los partidos no deben resolverse en los escritorios porque cualquier infiltrado puede prejudicar a un club", enfatizó, en declaraciones realizadas en el programa Animales Sueltos (América).
Fuente: Clarín