El soldado entregó a WikiLeaks tanto cables diplomáticos, que revelaron la política exterior intervencionista de Estados Unidos, como documentos que exponían crímenes de guerra.
Por Silvia Arana
Para Rebelión
El tribunal militar condenó a Bradley Manning a 35 años de cárcel por proveer cientos de miles de documentos a WikiLeaks. En julio, la Jueza Lind lo había declarado culpable de la mayoría de los cargos presentados en su contra por la Fiscalía: incluyendo seis cargos de infracción a la Ley de Espionaje y cinco cargos por robo de propiedad gubernamental. Se lo declaró inocente del cargo más grave de "ayudar al enemigo", un cargo que jamás anteriormente había sido considerado contra un denunciante de conciencia.
Manning había entregado a WikiLeaks tanto cables diplomáticos, que revelaron la política exterior intervencionista de EE.UU., como documentos que exponían crímenes de guerra, entre los que se incluyen el video, Asesinato Colateral, que muestra cómo la tripulación de un helicóptero de EE.UU. dispara contra civiles desarmados en Bagdad en 2007. Entre los asesinados hay niños y dos periodistas de Reuters. Los militares estadounidenses festejan grosera e inhumanamente la carnicería.
La Ley de Espionaje, en la que se basa la condena a Manning, fue sancionada dos meses antes de que EE.UU. entrara formalmente en la I Guerra Mundial. Por el carácter tan amplio de la ley, y su ambigüedad, los gobiernos anteriores se abstuvieron de aplicarla, no así el gobierno de Obama. En todos los gobiernos anteriores solamente hubo tres casos de juicios contra denunciantes de conciencia: Daniel Ellsberg por revelar los Documentos del Pentágono que contenían información secreta sobre el accionar de EE.UU. en Vietnam, gobierno de Nixon; el analista civil Samuel Loring Morison, gobierno de Reagan; y Lawrence Franklin, gobierno de George W. Bush. En cambio, el gobierno de Obama ha enjuiciado a ocho denunciantes de conciencia, incluido Manning, por filtrar información a la prensa. Edward Snowden -quien expuso el sistema de espionaje masivo de la agencia gubernamental NSA- fue el último denunciante al que se le presentaron cargos por infracción a la Ley de Espionaje.
Reacciones a la sentencia
La red de Apoyo a Bradley Manning y otras organizaciones sociales convocaron a una vigilia en Fort Meade y a una protesta en la noche del miércoles 21 de agosto frente a la Casa Blanca, en Washington, DC. También habrá movilizaciones en otras ciudades, como Seattle, San Francisco, Los Ángeles, Las Vegas, Chicago, Denver, Mineápolis, Nueva York y Boston.
Amnistía Internacional hizo un llamado a Obama a conmutar la sentencia y dejar en libertad a Manning de inmediato: "Se debe tener clemencia con Bradley Manning en reconocimiento a sus motivaciones para hacer lo que hizo, por el tratamiento que sufrió al ser detenido, y por falencias en el debido proceso ocurridas durante el juicio [...] Bradley Manning actuó creyendo que podría encender la chispa de un debate público constructivo sobre los costos de la guerra, específicamente sobre la conducta de los militares de EE.UU. en Irak y Afganistán. Sus revelaciones incluyeron reportes sobre detenciones en el campo de batalla y grabaciones que no eran conocidas hasta entonces de periodistas y civiles asesinados por ataques desde helicópteros de EE.UU., información que debería ser objeto de escrutinio público sin excepciones. En lugar de 'enviar un mensaje' condenándolo a una sentencia, prácticamente, de por vida, el gobierno de EE.UU. debería enfocarse en investigar las violaciones de derechos humanos y de leyes humanitarias en el contexto de una mal concebida 'guerra contra el terror'." [1]
La ACLU (Asociación por las Libertades Civiles de EE.UU.) por su parte remarcó que "Algo está funciona muy mal en nuestro sistema judicial cuando un soldado que comparte información con la prensa y el público es castigado de manera muchísimo más severa que otros que matan a civiles y torturan prisioneros". Agrega : "Un sistema legal que no distingue entre filtraciones a la prensa por el interés público y traición a la nación, no solo generará resultados injustos sino que también le quitará al público información de importancia crítica que es necesaria para la responsabilidad requerida en una democracia. Es un día triste para Bradley Manning y también, un día triste para todos los estadounidenses, que dependen de la valentía de los denunciantes de conciencia y de una prensa libre, como garantía del debate público basado en la información".
La ACLU advirtió que "el hecho de equiparar las denuncias por razones morales con la traición no es solo burdo sino que es fundamentalmente antidemocrático. Hasta que nuestras leyes no establezcan una distinción entre filtraciones por el interés público y traición contra la nación, no deberíamos sorprendernos de que nuestros denunciantes de conciencia busquen asilo por el mundo" -en clara referencia a Edward Snowden. [2]
El Proyecto por Responsabilidad Gubernamental (GAP, según sus siglas en inglés) afirmó: "Creemos que esta sentencia es un mensaje a todos los denunciantes de conciencia, del presente y del futuro. Más aún, la sentencia es excesiva e injusta por las siguientes razones:
Nunca se pudo probar que las acciones de Manning causaran daño alguno a EE.UU.
Manning reveló al público delitos claros.
Manning sufrió una detención previa al juicio que fue ilegal y atroz.
Ninguno de los implicados en los delitos revelados por Mannnig fue castigado a pesar de las claras atrocidades cometidas por ellos".
La Directora de la sección de Seguridad Nacional y Derechos Humanos de GAP, agregó: "Este caso es de interés público pero el público no ha sido informado por las serias limitaciones de acceso a la prensa. EE.UU. merece algo mejor que tribunales secretos". [3]
El Centro por los Derechos Constitucionales sostuvo:
"Nos sentimos indignados de que un denunciante de conciencia y un patriota haya sido sentenciado bajo la Ley de Espionaje. El gobierno ha sobre-extendido el alcance de una ley arcaica y desacreditada para enviar una rotunda advertencia a los potenciales denunciantes de conciencia y periodistas dispuestos a publicar información proveniente de ellos. Solo nos queda esperar que la valentía de Manning siga motivando a los que sean testigos de crímenes del estado para que los denuncien.
Este juicio-show fue un asalto frontal a la Primera Enmienda, desde la manera en que la fiscalía distorsionó las acciones de Manning para hacer borrosa la distinción entre denunciante de conciencia y espía hasta los persistentes esfuerzos del gobierno para obstruir la cobertura de prensa del juicio. Es una burla de la justicia que Manning, quien echó luz sobre acciones criminales de las fuerzas militares de EE.UU. en Irak y Afganistán, sea castigado mientras que los acusados de los crímenes por el expuestos, no sean ni siquiera investigados. Cada aspecto de este caso sienta un precedente peligroso para futuros juicios contra denunciantes de conciencia -quienes tienen un rol esencial en un gobierno democrático al exponer la verdad sobre errores del gobierno. Después de este juicio, sentimos temor por el futuro del país. Debemos canalizar nuestra indignación y continuar desarrollando presión política por la libertad de Manning. El presidente Obama debe perdonar a Bradley Manning, y si se negara a hacerlo, el indulto presidencial debería ser un tema fundamental en la elección de 2016."
Paul Lewis , corresponsal en Washington de The Guardian, señaló que la sentencia fue "mucho más severa de lo esperado por numerosos analistas, y es de lejos, la condena más larga que haya recibido jamás un denunciante de conciencia de EE.UU." David Coombs, abogado de Manning, le dijo a Paul Lewis: "Después de conocer la sentencia, todos en el equipo legal de la defensa estábamos conmocionados, incluido yo. La única persona que mantenía la calma era Brad. Nos miró y dijo: 'Está bien. Yo sé que hicieron todo lo posible por ayudarme. Yo lo superaré y seguiré adelante.' Esa actitud demuestra la gran capacidad de resistencia de este joven." [4]
Bradley Manning escribió una carta solicitando el indulto presidencial. A continuación un fragmento de la carta, que fue leída por abogado defensor en la conferencia de prensa posterior al dictado de la sentencia:
"Las decisiones que tomé en 2010 surgieron de mi preocupación por mi país y el mundo. Desde los trágicos sucesos del 11 de septiembre, nuestro país ha estado en guerra. Inicialmente estuve de acuerdo y me ofrecí voluntariamente para ayudar a defender al país. Hasta que llegué a Irak, leí informes militares secretos a diario, y comencé a cuestionar el contenido moral de lo que hacíamos.
"En ese momento me di cuenta de que al enfrentar el riesgo presentado por el enemigo nos olvidamos de nuestra humanidad. Elegimos de manera deliberada la devaluación de la vida de los seres humanos en Irak y Afganistán. Al luchar contra aquellos que percibimos como enemigos, a veces matamos a civiles inocentes. Y toda vez que matamos a civiles inocentes, en lugar de asumir responsabilidad por nuestra conducta, elegimos escondernos detrás del velo de la seguridad nacional y la información clasificada para eludir cualquier tipo de responsabilidad públicamente.
"En nuestro objetivo de matar al enemigo, debatimos internamente la definición de tortura. Mantenemos a personas en Guantánamo durante años y sin el debido proceso. Toleramos inexplicablemente la tortura y las ejecuciones sumarias realizadas por el gobierno iraquí. De igual manera, miramos hacia el otro lado antes innumerables actos inaceptables cometidos en nombre de la 'guerra contra el terror'. Frecuentemente se invoca el patriotismo para encubrir actos inmorales ordenados por los que detentan el poder. Cuando los gritos patrióticos apagan toda forma de disenso basado en la lógica, suele recaer en el soldado estadounidense la tarea de ejecutar alguna misión mal concebida. [...]
Como dijo Howard Zinn alguna vez 'No existe una bandera lo suficientemente grande para cubrir la vergüenza de matar a gente inocente'."