Día oscuro en los mercados

Caputo sin respuestas: el Central quemó otros u$s700 millones de reservas para frenar el dólar

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Con US$678 millones en un solo día, el Gobierno quema reservas para frenar el dólar, mientras Milei promete préstamos sin detalles y Caputo niega el default. El jueves, el ministro de Economía, Luis Caputo, había afirmado que el Gobierno usará "hasta el último dólar" para defender el techo de la banda cambiaria.

En una semana marcada por la tensión cambiaria y la falta de horizonte económico, el Banco Central volvió a intervenir con fuerza en el mercado de cambios: vendió US$678 millones en un solo día, la cifra más alta desde la salida del cepo. La maniobra busca frenar la escalada del dólar, que ya cotiza a $1.523,75 para personas, en medio de crecientes expectativas de devaluación y ajuste.

Las reservas internacionales rondan los US$39.259 millones, pero el drenaje acelerado —US$1.110 millones en apenas cuatro días— revela una estrategia de contención desesperada. A esto se suma una tasa de interés del 46% TNA para plazos fijos, con la que el Gobierno intenta retener pesos y evitar una mayor presión sobre la divisa. Sin embargo, el combo de medidas refleja más una reacción ante la urgencia que un plan económico consistente.

Milei dice que Estados Unidos le dará más plata

Desde Córdoba, el presidente Javier Milei anunció negociaciones con el Tesoro de Estados Unidos para obtener un préstamo que cubra los vencimientos de deuda de 2026, superiores a los US$4.000 millones en enero y julio. “Estamos muy avanzados”, dijo, sin precisar montos ni condiciones. La presentación del acuerdo como “respaldo” económico contrasta con la opacidad de los detalles y la fragilidad fiscal que intenta disimular.

El ministro de Economía, Luis Caputo, también salió al ruedo para calmar a los bonistas. Negó un posible default y aseguró que los pagos próximos se realizarán. Pero los números duros —ventas récord de dólares, tasas elevadas y reservas en retroceso— muestran que el Gobierno actúa por reflejo, sin una hoja de ruta clara.

A menos de un mes de las elecciones de octubre, la estrategia oficial parece repetirse: contener la corrida con dólares, prometer financiamiento externo y postergar definiciones estructurales. En ese contexto, la estabilidad se vuelve una ilusión sostenida por parches, mientras el reloj económico y político avanza sin tregua.

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