La magnitud autoral de Aníbal “Pichuco” Troilo es asumida a partir de 14 piezas en manos de otros tantos reconocidos bandoneonistas argentinos que en memorables solos de fuelle permiten vislumbrar un magnífico legado tanguero que continúa sonando vigente, embriagador y conmovedoramente nuestro.
"Troilo Compositor" se llama el homenaje de catorce maestros del tango a un bandoneón imprescindible del tango argentino como Aníbal Troilo.
La magnitud autoral de Aníbal “Pichuco” Troilo es asumida a partir de 14 piezas en manos de otros tantos reconocidos bandoneonistas argentinos que en memorables solos de fuelle permiten vislumbrar un magnífico legado tanguero que continúa sonando vigente, embriagador y conmovedoramente nuestro.
El audaz documento en el que toman parte enormes intérpretes como Leopoldo Federico, Walter Ríos, Julio Pane, Ernesto Baffa, Daniel Binelli, Raúl Garello y Osvaldo "Marinero" Montes, fue soñado y concretado por el periodista, investigador y vicepresidente de la Academia Nacional del Tango, Gabriel Soria.
La emotiva y vigente placa suma como condimento adicional el hecho de estar registrada con un bandoneón doble A, ¾ nácar, serie 20303, de finales de la década del 20, que perteneció al inolvidable Gordo y que su esposa Zita le obsequió a Garello tras la muerte de Troilo (el 18 de mayo de 1975) y que el músico, a su vez, donó a la Academia Nacional del Tango.
En 2011, la sabiduría del luthier Carlos Ferrío lo puso a sonar nuevamente y se fue conformando la galería de intérpretes capaces de celebrar a “Pichuco”.
A Alberto Garalda le toca abrir con “Medianoche”, primer tango de Troilo, fechado en 1933 y que nunca registró con su orquesta; Ernesto Franco ejecuta “Toda mi vida” (1941); Julio Pane brilla con su arreglo de “Pa` que bailen los muchachos” (1942) y Víctor Lavallén es un habitante de ese “Barrio de tango” (1942).
Walter Ríos estremece desde “Garúa” (1943), Daniel Binelli recupera los encantos de “María” (1945), Juan Carlos Caviello arremete con el vals “Romance de barrio” (1947) y Raúl Garello late al ritmo de “Sur” (1948).
Seis décadas después de haber concebido un mágico arreglo para “Che bandoneón” (1949) Leopoldo Federico lo encarna como solamente él puede hacerlo, Ernesto Baffa solloza un “Responso” (1951) por Troilo y por Manzi, a la vez que Roberto Alvarez tributa “A Pedro Maffia” (1954) y Osvaldo “Marinero” Montes saluda, desde sus flamantes 79 años, “A la guardia nueva” (1955).
El cierre del impecable registro reúne a “La última curda” (1956) narrada por Néstor Marconi y a “Milonguero triste” (1965) en las manos de Pascual “Cholo” Mamone.