Chipre gambeteó su colapso financiero con un durísimo rescate acordado con la Unión Europea y el FMI

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Alemania puso en jaque al gobierno chipriota al exigir que licúen la liquidez de los bancos. Los economistas aseguran que lo que viene es un dominó económico que afectará toda la zona europea. 
chipre
Por Antonio Cuesta
Para Rebelión/Gara 

Chipre evita su colapso financiero, al lograr in extremis un acuerdo con la eurozona y el FMI que protege finalmente a los pequeños ahorradores, pero que impone quitas aún por definir a los grandes depositantes y otros inversores e impone restricciones a los movimientos de capital.

El acuerdo, alcanzado a menos de 24 horas del ultimátum del Banco Central Europeo (BCE) para cortar el suministro de liquidez a los bancos del país de no lograrse, supone "poner fin a las incertidumbres que han afectado a Chipre y al resto de la eurozona en los últimos días", señaló el presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, tras la reunión.

"Tenemos un acuerdo que va en el interés del pueblo chipriota y en el de la Unión Europea" (UE), afirmó el presidente chipriota, Nikos Anastasiadis, al abandonar la reunión tras más de doce horas de tensas y complejas negociaciones con los presidentes de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, y del Consejo, Herman Van Rompuy.

Los términos de la negociación imponen la liquidación inmediata del Laikí Bank (el segundo mayor del país) con la "plena contribución de accionistas, tenedores de bonos (júnior y sénior) y depositantes no asegurados" por encima de 100.000 euros, mediante la ley de resolución bancaria aprobada por el Parlamento chipriota el viernes. Esta medida generará 4.200 millones de euros, según Dijsselbloem, que también precisó que Laiki será dividido en un banco bueno y en uno malo, el cual será liquidado en un futuro.

El banco bueno será incorporado al Banco de Chipre y asumirá los 9.000 millones de euros que tenía Laiki a través de la Asistencia de Liquidez de Emergencia (ELA por sus siglas en inglés) del BCE. Los depósitos no garantizados "permanecerán congelados hasta que se haya efectuado la recapitalización" y serán después sometidos a una quita apropiada.

Además el BCE proveerá liquidez al Banco de Chipre "en línea con las normas aplicables" y la mayor entidad del país mediterráneo se reducirá y recapitalizará a través de la conversión de depósitos o acciones de depósitos no asegurados, con la plena contribución de accionistas y tenedores de bonos.

El principal escollo durante la dura negociación se debió a la insistencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la fusión de las dos principales entidades financieras chipriotas y el compromiso de que el Banco de Chipre asumiera la responsabilidad de los 9.000 millones de euros de la Ayuda de Liquidez de Emergencia concedidos al Laikí y procedentes del Banco Central Europeo. Esa propuesta -finalmente materializada- sirvió para que Anastasiadis amenazara con su dimisión. Algo que finalmente no ha ocurrido.

Según fuentes bancarias citadas por la agencia griega AMNA, forzar al Banco de Chipre a asumir la deuda de una entidad "clínicamente muerta" como el Laikí podría poner en peligro la economía de todo el país.

Mientras tanto, los clientes de estos dos bancos recibieron la noticia de que la disponibilidad de efectivo a través de los cajeros automáticos se reducía de 260 a 100 euros diarios, con un límite mensual de 3.000 euros, en el Laikí Bank, mientras que el Banco de Chipre lo estableció en 120 euros. El portavoz del primero, Kostas Arjimantritis, informó de que la medida se prolongaría hasta la reapertura de las sucursales o hasta que el Banco Central Europeo (BCE) decida si inyecta nuevos fondos de emergencia para mantener la liquidez de las entidades.

Al mismo tiempo, las negociaciones para que el Banco del Pireo de Grecia adquiera las filiales de estos dos bancos y quizás también la de la tercera entidad financiera de Chipre, Hellenic Bank, que operan en territorio heleno, quedaron ayer congeladas debido a cuestiones pendientes, según explicó una fuente del Gobierno a la agencia CNA. La causa de esta decisión podría deberse a la presión que las autoridades chipriotas querrían ejercer contra sus socios europeos, pues de ese modo la quiebra del sistema bancario de la isla se extendería también a Grecia. Las filiales griegas de los tres bancos cuentan con 330 sucursales, 5.000 empleados y más de 25.000 millones de euros en activos.

Muchos establecimientos de la capital comenzaron a sufrir problemas de abastecimiento, y algunos comerciantes aseguraron contar con existencias únicamente para dos o tres días más. Como agravante, la mayor parte del comercio hace días que rechaza el uso de tarjetas de crédito aceptando únicamente los pagos en metálico.

La actitud de los dirigentes europeos fue durante las conversaciones bastante displicente, y así el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, pidió al presidente Anastasiadis y a los representantes chipriotas que fueran más realistas al decir que "teníamos un acuerdo tras las negociaciones el sábado pasado, pero podemos empezar de nuevo hoy".

Los ministros de Finanzas de los diecisiete países que integran el euro coincidieron ayer, a su llegada al Eurogrupo, en que es urgente llegar cuanto antes a un acuerdo "creíble y concluyente" para evitar la bancarrota del país mediterráneo y un posible contagio a otros socios del euro porque, reconocieron, está en peligro la estabilidad de toda la unión monetaria.

Torpeza política

Para el economista Alberto Montero, presidente del Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), "la crisis en Chipre no solo pone de manifiesto la torpeza política de la clase gobernante europea sino que revela que el proyecto europeo se mueve al compás de la presión de algunos gobiernos en lugar de responder al interés común".

La decisión alemana de imponer a Nicosia la necesidad de hacerse cargo de una parte importante del importe del rescate "ha puesto en jaque a todo el gobierno económico de la Eurozona y, especialmente, al Banco Central Europeo (BCE)". En sus declaraciones a GARA, el analista consideró que esta institución, dominada por los halcones que piensan que el principal instrumento de la política monetaria debe ser la credibilidad del Banco Central, se metió ella sola en una ratonera sin salida cuando decidió dar un ultimátum a Chipre. "Ahora el dilema no es menor -aseguró-, o cumplen con su amenaza y dejan caer la línea de liquidez a los bancos chipriotas, y con ello abocan a Chipre a la salida del euro, o perderán toda su credibilidad y a partir de este momento podrán verse sometidos al `chantaje' de cualquier otra economía periférica".

En un caso o en otro, Montero pronosticó que la crisis de Chipre tendrá "consecuencias impredecibles sobre el resto de la Eurozona, por mucho que se lancen discursos tranquilizadores sobre la excepcionalidad del caso chipriota y la capacidad del BCE para controlar los efectos generados". Lo más inconcebible, según señaló el economista, es que se haya permitido llegar hasta este punto teniendo en cuenta que "desde julio del año pasado ya se hablaba de la necesidad de que Chipre iba a precisar un rescate. ¿Por qué ha tenido que posponerse éste hasta la agonía?", se preguntó.

Turquía advierte del uso de las reservas de gas

Turquía advirtió ayer a Chipre de que no use las reservas de gas en sus aguas como garantía para el rescate que negocia con la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) para su sector bancario.

En un comunicado del Ministerio de Exteriores, Turquía (único país que reconoce a la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre) sostiene que los recursos naturales pertenecen también a los turco-chipriotas que ocupan el tercio septentrional de la isla desde la invasión turca de 1974. "Ofrecer los recursos naturales de la isla como garantía de un fondo solidario o de cualquier otro sistema prestatario que se establezca (...) es una manifestación peligrosa de la ilusión de ser el único propietario de la isla, lo que puede conducir a una nueva crisis en la región", alerta. "No es de nuestra preferencia que el problema al que nos enfrentamos deba conducir a una crisis. Creemos sinceramente que debería constituir una oportunidad y un nuevo comienzo para la paz y una solución duradera", señala la nota, en la que se solicita a Nicosia retomar los contactos para abordar la disputa sobre el gas.

La isla mediterránea está dividida desde 1974 entre el norte turcochipriota y el sur grecochipriota, cuyo Gobierno espera poder empezar a exportar sus reservas de gas en 2018.

Esta advertencia llegaba 48 horas después de que el ministro de Asuntos Europeos de Turquía, Egemen Bagis, ofreciese a Chipre utilizar la lira turca como moneda nacional, si finalmente debe abandonar la zona euro, según informaba el sábado el diario turco Hürriyet Daily News. Bagis dijo lamentar que el recién elegido Gobierno de Anastasiadis tenga que pagar los platos rotos de la «mala política» de su predecesor, Dimitris Christofias. "Los vecinos tienen que ayudarse. Si Chipre del Sur llega a verse obligada a abandonar el euro, nosotros estaríamos a favor de que usen la lira turca, como hace la República Turca del Norte", dijo.

La República de Chipre utiliza el euro desde 2008, cuatro años después de haber ingresado en la UE. La presencia de Chipre en la UE, como representante de toda la isla, pese a haber rechazado en 2004 el plan de reunificación, ha sido siempre duramente criticado por Ankara y es uno de los máximos obstáculos para el ingreso de Turquía en la UE.

Un sector bancario enorme que se tambalea tras la quita de la deuda griega

Al igual que en otros países del sur de Europa, la crisis global ha dañado en Chipre una economía basada en el turismo, la construcción y los servicios financieros, lo que ha hecho aumentar los problemas de déficit fiscal -de un superávit del 0,9% en 2009 pasó a un déficit del 6,3% en 2011- y de deuda, que se elevó del 49% del PIB en 2008 al 90% en 2012.

Pero han sido los problemas del sector financiero los que han terminado arrastrando a la economía chipriota. Y es que su sector bancario, con unos 135.000 millones de euros en activos, es inmenso en comparación con su economía nacional, de 17.800 millones, es decir 7,5 veces superior al PIB frente a una media del 3,5 de la UE.

Durante años, ha engordado gracias a la atracción geopolítica de la isla para hacer negocios en Europa y Oriente Medio y a la jugosa rentabilidad que ofrecía: según los datos del BCE, en enero de 2013 el interés medio para los depósitos a plazos menores de un año era del 4,5% (0,9% en Alemania). Estos elevados intereses que, para evitar una fuga de capitales, aumentaron a medida que avanzaba la crisis, los podía conceder la banca chipriota gracias a su inversión en productos de riesgo con una gran rentabilidad, como la deuda helena.

Igualmente poseía intereses en el sector de la construcción que experimentó un boom durante la pasada década, con un incremento de los precios de la vivienda del 50% entre 2006 y 2008. Otra de las fuentes que alimentaban los intereses eran las operaciones de la banca chipriota en el extranjero donde, en países como Ucrania, prestaban a unos intereses superiores al 15%. De acuerdo al Banco Central de Chipre, en 2012 el 40% de los 70.150 millones de euros en depósitos en la isla procedía del exterior y, de éstos, la inmensa mayoría era propiedad de ciudadanos o empresas extracomunitarios, sobre todo rusos. Además, un reciente informe de Barclays estimaba que el 42% de la base de los depósitos estaba constituida por cuentas con más de medio millón de euros.

"El problema del sector bancario chipriota no es su tamaño, sino su exposición a la deuda griega", señalaba a la agencia Efe el economista Stelios Platis. Y es que, cuando el pasado año se llevó a cabo la quita de deuda griega, con pérdidas forzadas a los acreedores de en torno al 75% de su inversión, los bancos chipriotas perdieron unos 4.500 millones de euros, lo que provocó que se tambaleara todo el sistema financiero. Esto llevó a sucesivas bajadas de la nota crediticia tanto de los bancos como del Estado, que perdieron el acceso a los mercados el pasado verano y dependen de las inyecciones de liquidez del BCE, al tiempo que la Autoridad Bancaria Europea les exige recapitalizar los bancos.

Pero el Gobierno, obligado por Bruselas a reducir su déficit, no disponía de fondos para socorrer al sistema bancario, por lo que se dirigió a Rusia, tradicional aliado de Nicosia, para firmar un crédito de 2.500 millones de euros al 4,5% de interés. Entretanto, el Estado hubo de intervenir en junio pasado el Laiki Bank, para evitar la quiebra del segundo mayor banco del país. No era suficiente y Nicosia hubo de recurrir a la troika, que ha situado las necesidades de financiación del sector bancario en 10.000 millones.

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