Este lunes 24 de octubre comenzará en el Tribunal Oral Federal el juicio por la desaparición forzada y el posterior crimen de Ariel Espinoza, el peón rural de 31 años que fue asesinado en mayo de 2020 durante un operativo policial en la zona de El Melcho, departamento de Simoca. En la causa serán juzgados nueve policías y dos civiles.
Vestimentas con sangre, entrecruzamientos de llamadas, imágenes de cámaras de seguridad y pruebas de ADN son parte del universo de pruebas recolectadas a lo largo de dos años por los investigadores, que corroboran que Espinoza fue asesinado a manos de las fuerzas de seguridad.
En un primer momento, la investigación recayó en el juzgado de instrucción penal de Monteros y, si bien tanto la defensa de uno de los policías como el fiscal general Antonio Gómez solicitaron que sea el fuero federal el que se declarase competente, los pedidos fueron rechazados por la Cámara de Apelaciones de Tucumán.
Finalmente, la Cámara Federal de Casación Penal determinó el cambio de fuero en marzo de este año, y declaró la competencia del Juzgado Federal N°2 para que continúe la investigación por la desaparición forzada del peón rural, cuyo cuerpo sin vida apareció en un barranco en Catamarca cinco días después de su desaparición registrada el 15 de mayo de 2020.
Los hechos
El 15 de mayo de 2020, Espinoza estaba con su hermano Juan Antonio cerca de donde se llevaba a cabo un festival de carreras de caballos clandestina. Ellos se dirigían a cobrar un dinero de un trabajo y al regreso se detuvieron a observar el espectáculo.
Minutos después se produjeron violentos incidentes, luego de que efectivos policiales de la comisaría de Monteagudo arribaran al lugar con la intención de dispersar a los concurrentes del evento, que incumplía las medidas de aislamiento vigentes en el marco de la pandemia de Coronavirus.
Según el relato de Juan Espinoza, el hermano de Luis, luego de caer de su caballo tras ser alcanzado por los oficiales, comenzó a ser golpeado brutalmente en el piso, donde perdió el conocimiento, no sin antes haber escuchado un disparo de arma de fuego.
Según consignó La Nación, “Ante el grito desesperado de Luis Espinoza para que dejaran de golpear a su hermano, el oficial Morales apuntó con su arma reglamentaria marca Jericho a la humanidad de Luis, que se encontraba a una distancia de unos 10 metros aproximadamente y, con claras intenciones de causar su muerte, realizó un disparo directo que impactó en el espacio intercostal izquierdo de la víctima”, afirmó la fiscal en el pedido de prisión preventiva para los imputados por la muerte del peón rural.
Espinoza no murió en el momento, por lo que podría haber recibido atención médica. Lejos de eso, una vez dado por muerto, fue trasladado a la comisaría de Monteagudo, donde permaneció cuatro horas, tirado en la base de un mástil. Allí fue desnudado y preparado para su posterior desaparición.
Su cuerpo fue envuelto en una frazada, con bolsas de residuos y cintas de embalar, y salió de la comisaría en el baúl del auto del subcomisario de la dependencia, en el cual lo trasladaron unos 120 kilómetros hasta la vecina provincia de Catamarca, en un área que conocía uno de los imputados, donde fue arrojado a un acantilado.
En ese lugar fue hallado una semana después, luego de que dos de los efectivos implicados rompieran el pacto de silencio que habían montado desde el día del violento operativo y confesaran que uno de ellos había matado al trabajador rural, además de brindar a la Justicia pistas sobre el lugar donde había sido arrojado el cuerpo.
Fuente: El Tucumano