
Mientras el Banco Central trataba de sostener el peso, algunos operadores financieros aprovecharon las grietas del sistema para hacer negocios millonarios. La economía argentina, atrapada entre maniobras especulativas y promesas inciertas, enfrenta una nueva tormenta en plena campaña electoral.
Un artículo del Financial Times hizo foco en la fuga de reservas amparada por el programa económico del gobierno de Javier Milei. A la vista de una de las publicaciones financieras más influyentes del mundo, los operadores más astutos del mercado argentino están drenando los dólares del Banco Central de la República Argentina (BCRA) mediante estrategias de arbitraje que explotan las distorsiones del sistema cambiario. Estas maniobras, conocidas como “el rulo”, se basan en comprar divisas al tipo oficial y revenderlas en mercados paralelos, generando ganancias que complican la acumulación de reservas.
El informe cita datos del Banco Provincia, difundidos por la sociedad de bolsa One618, que estiman que entre abril y agosto se adquirieron unos 9.500 millones de dólares al tipo oficial. Estas operaciones representan cerca de la mitad de los ingresos por exportaciones agrícolas en ese período, o más del doble de las divisas que aportó en el primer semestre Vaca Muerta (unos 3700 millones de dólares descontando las importaciones a las exportaciones).
Crisis cambiaria
La presión sobre el peso se intensificó tras una derrota electoral del presidente Javier Milei, lo que generó dudas sobre la viabilidad de sus reformas de mercado. La caída del peso y de los bonos instaló expectativas de una posible devaluación, mientras que una promesa ambigua de apoyo financiero por parte del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, permitió una recuperación parcial, aunque efímera.
Milei responsabilizó a sectores opositores por incentivar la venta de pesos, acusándolos de “estar dispuestos a quemar todo para tomar el poder”. Sin embargo, analistas citados por el diario británico señalan que la demanda de dólares responde también a factores de mercado, especialmente ante la proximidad de las elecciones legislativas de medio término.
En realidad, las maniobras de arbitraje fueron incentivadas la ampliación de la brecha entre el tipo de cambio oficial y los paralelos (MEP y blue) derivada de las inconsistencias del programa financiero que ejecutan Luis Toto Caputo, ministro de Economía, y su socio Santiago Bausili, presidente del Banco Central, asesorados por el chileno José Luis Daza, viceministro de la cartera; tres ex empleados del banco estadounidense JP Morgan.
Cepo libertario
Superado por la magnitud de la fuga de reservas, el gobierno reimpuso restricciones que prohíben revender dólares oficiales en mercados paralelos. El BCRA también ordenó a billeteras digitales suspender la venta de dólares al tipo oficial, alegando una mala interpretación de la normativa.
Estas medidas buscan frenar el drenaje de divisas, pero han generado efectos colaterales: disminuyó la oferta de dólares oficiales en el circuito informal, debilitando aún más al peso libre y ampliando la brecha cambiaria. Según Juan Manuel Pazos (One618), esta diferencia incentiva operaciones que favorecen importaciones subsidiadas por el tipo de cambio oficial.
El Financial Times advirtió que el Banco Central dispone de solo unos pocos miles de millones de dólares líquidos para sostener el peso en las semanas previas a las elecciones. La mayoría de los analistas cree que se utilizarán todos los recursos disponibles para evitar una devaluación antes de los comicios, aunque después será necesario revisar la estrategia cambiaria.
Para calmar los mercados, Milei aseguró que su administración trabaja con Washington en los detalles de un posible respaldo financiero. Funcionarios del Ministerio de Economía viajarían a EE.UU. antes de la visita presidencial prevista para el 14 de octubre. “Sabíamos que esto podía pasar”, declaró el presidente, y agregó: “Ahora se trata de atravesar el infierno que es este año electoral”.