Por la cornisa

Cristina y Kicillof escalaron la confrontación hasta el límite de la ruptura del frente electoral del PJ bonaerense

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Axel Kicillof y Cristina Fernández.

Axel Kicillof ejecutó la decisión más disruptiva de su carrera política: con el anuncio del desdoblamiento de las elecciones bonaerenses se plantó de manos por primera vez frente a Cristina Fernández, su mentora, recostado en el poder de un grupo importante de intendentes que lo arroparon para liderar una pelea contra la ex presidenta por el control del aparato del peronismo. 

Las elecciones son el 7 de septiembre. Hay incertidumbre sobre las PASO, cuya suspensión se empantanó en la Legislatura. Crecieron las chances para que la ruptura se traduzca en la bifurcación de la oferta electoral del peronismo bonaerense. Se especula con la salida en masa de los cristinistas integrados al Gabinete bonaerense. 

Los dos lados de la confrontación

En el lado de Cristina acusan a Kicillof de romper la unidad del peronismo con el desdoblamiento. En el lado del gobernador acusan a Cristina de impedir el crecimiento político de Kicillof. Para Cristina, la mejor estrategia para el peronismo es ir a las elecciones el mismo día que la Nación, mientras que Kicillof cree mejor separar los comicios. 

El liderazgo de Cristina era cuestionado por muchos intendentes, que recién blanquearon la situación cuando Kicillof asumió la jefatura del sector

La presidenta del PJ argumentó que el partido necesita una campaña que plantee las plataformas nacional y provincial en conjunto, mientras Kicillof arguyó que el desdoblamiento le permitirá centrar la campaña en su gestión.

El desdoblamiento fue impuesto por los intendentes alineados con el gobernador bonaerense, convencidos de que en sus territorios les irá mejor en unos comicios sin boleta para presidente. En los municipios se eligen concejales en la misma fecha que se votan diputados y senadores provinciales. 

La convocatoria de Kicillof a votar en fecha distinta a la Nación es inédita en la historia de la provincia de Buenos Aires, que concentra en su padrón al 37% del electorado nacional. 

Como contrapartida al beneficio que le adjudican los intendentes y Kicillof, el desdoblamiento supone un debilitamiento de la fuerza electoral del peronismo en las elecciones de diputados nacionales. 

Boicot a la estrategia de Cristina

Por primera vez, los candidatos bonaerenses para el Congreso irán a las elecciones despojados del arrastre de candidatos municipales y provinciales jugándose sus cargos en la misma cita. Los intendentes quemarán sus naves en las elecciones de septiembre, que definen la correlación de fuerzas que enfrentarán en sus Concejos Deliberantes los próximos dos años. Por autopreservación no tienen alternativa. 

La poderosa maquinaria electoral del peronismo bonaerense llegará con el aliento a las legislativas nacionales. El desdoblamiento de Kicillof boicotea la estrategia de Cristina Fernández para jugar todas las fichas a las elecciones de diputados nacionales bonaerenses. 

En las vísperas del anuncio, Teresa García, dirigente del entorno de Cristina, advirtió que la ex presidenta será candidata en la tercera sección electoral, cuyo padrón es el más numeroso de las secciones que conforman la provincia. 

El distanciamiento que desembocó en la confrontación a cielo abierto entre Cristina y Kicillof se profundizó con la reelección del gobernador. Kicillof ganó los comicios bonaerenses de 2023, mientras su partido se desmoronaba en gran parte de los territorios que gobernaba. 

El impacto del episodio Insaurralde

En plena campaña por la reelección tuvo que surfear las olas del escándalo provocado por la difusión de fotos que mostraban a Martín Insaurralde, jefe de Gabinete de su gobierno, de fiesta con una modelo en un yate que navegaba frente a Marbella. Kicillof afrontó las últimas semanas de la campaña condicionado por las escenas de Insaurralde a toda hora en todos los canales de televisión y sus rivales políticos montados al escándalo para descalificarlo. Insaurralde entró al gobierno de Kicillof impuesto por Cristina después de la derrota electoral en 2021.

La reelección, agigantada por las circunstancias que lo rodearon, le otorgó a Kicillof chapa de presidenciable y atractivos renovados para el encolumnamiento de los intendentes bonaerenses y los jefes sindicales contrariados con la conducción de Cristina, además de los simpatizantes del kirchnerismo sin pertenencia a ninguna ala que lo ven como el indicado para renovar la plataforma kirchnerista sin contradecir las convicciones fundantes. 

Al clamor de esos grupos por su candidatura para 2027 el gobernador respondió invariablemente que estaba ocupado en la gestión sin tiempo para dedicarle al proselitismo, que, además, aseguró, está alejado de las demandas de los bonaerenses. Mientras crecía la tensión, los viejos compañeros de ruta, comenzaban a tildar de traidor a Kicillof, a la vez que alimentaban la confrontación contra la hoja de ruta del gobernador con una agenda legislativa propia con ejes enfrentados a los fijados por el Ejecutivo. 

La pelea avanzó con parsimonia durante meses, mientras en las bases se fortalecía una súplica por la unidad: “Es con Axel y Cristina”, replicaban a coro desde la militancia ante cada chispazo entre las partes que salía a la luz. 

Nada evitó la escalada de la confrontación hasta la ruptura, materializada brutalmente en el marco de la definición de la estrategia electoral para la provincia de Buenos Aires. Resta la definición del formato electoral, concretamente si habrá o no PASO y si habrá una o dos listas del peronismo en las elecciones.

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