El francés fue inhabilitado para dirigir empresas. Hay 2.500 extranjeras entre las damnificadas de las cuales 150 son argentinas, que quieren que Francia las indemnice.
El fundador de la empresa de siliconas Poly Implant Prothèse (PIP) fue condenado este martes a cuatro años de cárcel por haber vendido durante años prótesis mamarias fraudulentas. Los otros cuatro acusados en este juicio por engaño agravado y estafa, todos ex directivos de la empresa, recibieron penas de entre 18 meses y tres años, en parte condicionales.
Jean-Claude Mas, de 74 años de edad, permaneció imperturbable al anunciarse el veredicto. También fue condenado a 75.000 euros de multa y a una prohibición definitiva de ejercer en el sector médico y de dirigir empresas. La fiscalía había pedido contra él, calificándolo de "aprendiz de brujo de las prótesis", cuatro años de cárcel y 100.000 euros de multa.
Medio centenar de víctimas estaban presentes en el juzgado, de las 7.113 que participaron de la demanda en el juicio, que empezó en abril. Del total de damnificadas que están accionando en la Justicia, hay 2.500 extranjeras, de las cuales 150 son argentinas. Además de la condena penal que recibió hoy Mas, todas reclaman una indemnización al Estado francés.
Los otros directivos condenados son Hannelore Font, Claude Couty, Loic Gossart y Thierry Brinon. Todos reconocieron el fraude, descubierto en marzo de 2010, que consistía en utilizar un gel de silicona no homologado para uso médico en vez del gel Nusil autorizado y que la firma declaraba utilizar. Pero Mas, que pidió disculpas ante el tribunal, persistió en negar la nocividad del producto que utilizaba e insistió en que sus prótesis no eran peligrosas. "El gel PIP no estaba homologado, pero era homologable", añadió Mas, quien dijo que era "tan biocompatible" como el autorizado.
El último balance de la Agencia Nacional francesa de Seguridad de los Medicamentos (ANSM) dio cuenta de 7.500 rupturas y de 3.000 efectos indeseables de las prótesis adulteradas, en particular "reacciones inflamatorias". El número de portadoras de las prótesis PIP es estimado en 30.000 en Francia y en cientos de miles en el mundo, muchas de ellas latinoamericanas.
También, fueron demandadas la firma de control de calidad alemana TUV y la ANSM. En un procedimiento paralelo ante un tribunal civil, la justicia francesa consideró responsable a la TUV, que tenía a cargo la certificación de la calidad de las prótesis, estimando que "faltó a sus obligaciones de control", y la condenó a "reparar los perjuicios" causados. En esa causa reclaman otras 90 damnificadas argentinas.