Cuatro mujeres testificaron sobre la complicidad de jueces, fiscales y autoridades de la iglesia católica con los militares

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Dos audiencias sumaron más testimonios al IV Juicio de Lesa Humanidad en Mendoza. Foto: Gobierno de Mendoza

 

En una doble jornada testimonial del IV Juicio por delitos de lesa humanidad en los Tribunales Federales de Mendoza cuatro mujeres brindaron su testimonio sobre  el alto grado de complicidad de las distintas instituciones y poderes estatales, al que se sumó parte de la iglesia para dejar en total estado de indefensión a los secuestrados y secuestradas como sus familiares.

Nora Cristina Otín, María Victoria Benítez, Rosa Antonia Pérez y Olda Guinchull, dieron información vinculada a las detenciones y desapariciones ocurridas en abril de 1977, cuando los destinos de Jorge Albino Pérez, Emiliano Pérez, Miguel Julio Pacheco, Luis López Muntaner, Elvira Benítez y Gloria Fonseca cambiaron para siempre de manos de militares ejecutores y jueces y fiscales que hicieron la vista gorda.

 

"Los han matado y enterrado en la montaña"

La reconstrucción histórica realizada por Nora Cristina Otín aportó datos sobre su detención y sobre la desaparición de su compañero, Miguel Julio Pacheco.

Tras producirse el golpe cívico- militar y por amenazas de la Triple A, la pareja decidió radicarse en Mendoza. En el mes de noviembre de 1976, Nora cursaba su cuarto mes de embarazo y fue entonces cuando Julio retomó su militancia y comenzó a trabajar en la constructora Natalio Faingold. Tras casarse se mudaron a una vivienda en Las Heras, donde dieron refugio a compañeros de militancia, entre ellos, a Elvira Benítez y su hija de dos años, Victoria.

El 6 de abril de 1977, al llegar a su casa, Nora observó un vehículo detenido sin patente de color claro. “Al ver este auto dije: bueno, llegó el momento y entré”, expresó la testigo. Al ingresar a la vivienda, fue requisada y a punta de armas trasladada al D2. Allí permaneció unas horas hasta ser abandonada en el Parque General San Martín. Tras este episodio intentó comunicarse con su esposo, y en el trabajo le informaron que no había asistido. “Creemos que se lo llevaron cuando iba camino al trabajo. Nadie vio nada. No tenemos ningún testigo”, declaró.

Nora regresó a General Alvear para dar a luz y contactar desde allí a familiares de Julio para iniciar la búsqueda. Realizaron presentaciones de habeas corpus, entregaron cartas a obispos, y se pudieron en contacto con la Cruz Roja Internacional y organismos internacionales. Entre las gestiones, los familiares de Pacheco contactaron al suboficial García Vila que era cliente del restaurante que gestionaba el padre de Nora. Sobre este episodio la testigo declaró que el suboficial le dijo  a su padre: “A estos muchachos los han matado y los han enterrado en la montaña”.

Al finalizar su declaración  Nora Ontín aportó datos sobre las desapariciones de Emiliano Pérez, Luis López Muntaner y Gloria Neli Fonseca.

 

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María Victoria Benítez contó la historia de sus padres, ambos secuestrados por los dictadores. Ella fue criada por sus abuelos. Foto: juiciosmendoza.blogspot.com.ar

 

La testigo que era un bebé cuando secuestraron a sus padres

La segunda testigo, María Victoria Benítez, declaró sobre la desaparición de su madre, Elvira Orfila Benítez.

Elvira, oriunda de San Juan, era hija de Segundo Cipriano Benítez, diputado provincial por el Peronismo durante la gobernación democrática de Eloy Camos. Era la menor de cuatro hermanos y militante del Peronismo desde pequeña.

Recibida de profesora de educación especial comenzó a participar en Montoneros aproximadamente en 1974. Allí conoció a su compañero, Carlos Pardini, preso desde 1976 hasta la recuperación de la democracia. La pareja pasó a la clandestinidad en la Villa del Carril en San Juan y luego vinieron a Mendoza donde fueron hospedados en la casa de Rosa Pérez.

El 7 de abril de 1977, un grupo de personas de civil arribó a su vivienda y se llevó a Elvira a los golpes. Alcanzó a dejar a su hija con unos vecinos hasta la llegada de sus abuelos desde la vecina provincia. “La casa estaba totalmente destruida y los vecinos no aportaron datos por miedo”, recordó Victoria sostenida por el recuerdo que le aportaron sus abuelos.

La última vez que vieron a Elvira fue en julio de 1978, cuando – detenida- pidió a sus padres ver a Victoria. La testigo declaró además, que su abuelo fue secuestrado y torturado tras la detención de Elvira y que la vivienda que compartían era permanentemente vigilada y allanada. “Mi madre se hacía llamar Carmen Espósito; ella no quería morir, a ella la mataron”, expresó la testigo.

Victoria describió a su mamá, que perteneció a Montoneros, como alegre, solidaria y estudiosa, y exhibió orgullosa al TOF el documento que la declara como “mejor compañera”. Fue docente de chicos especiales con discapacidades profundas. La joven testigo ponderó a sus abuelos, que le inculcaron no sentir vergüenza de su madre y llevar la frente siempre en alto en aquellos años en que los vecinos y los compañeros de escuela la evitaban por ser “hija de una subversiva”.

Numerosas e infructuosas diligencias hicieron ella y su familia ante autoridades militares y policiales, la Justicia y la Iglesia. De ésta última recibieron una respuesta del Cardenal Primatesta, quien en una carta al abuelo de Victoria le refirió que lo acompañaba en el dolor por “el penoso caso de su hijo”, en lugar de su hija.

Victoria terminó su testimonio con sentidas palabras: “Este es el país que yo quiero, en el que todos tengan las posibilidades que no tuvo mi vieja. Si ella hizo algo o era delincuente, la hubiesen juzgado. Pero no, ellos fueron los dueños de la vida y de la muerte”.

 

La vivienda de los Pérez, testigo mudo del terror

El tercer testimonio fue aportado por Rosa Antonia Pérez, quien relató sobre las desapariciones forzadas de su hermano Jorge Albino Pérez, su cuñada Gloria Fonseca, y su tío Emiliano Pérez.

En una extensa y detallada declaración, Rosa Pérez refirió el momento en que su hermano Jorge, estudiante de Historia en Córdoba, debió regresar a la Mendoza tras ser perseguido junto a su compañera Gloria Fonseca.

En septiembre de 1976, la vivienda de los Pérez fue allanada en un operativo en el cual queda detenido su padre, Albino Pérez, a quien,  luego de una serie de averiguaciones,  pudieron encontrar en una Seccional de General Alvear. Junto con Albino, estaban detenidos Eduardo Sosa, Daniel Domínguez, Hugo Gamba y Hugo Montenegro.

En enero de 1977, la familia se traslada al Barrio Tamarindo de Mendoza. Su hermano Jorge y su compañera, alquilaron una vivienda en Godoy Cruz. Para entonces recibieron en su casa a Elvira Benítez y su hija Victoria. Esta llegada coincidió con la fiesta de casamiento de una vecina con un oficial de la 4º Brigada Aérea, en el que tanto Jorge como Elvira, fueron fotografiados. La testigo vinculó este hecho con la posterior desaparición de su hermano.

“Jorge tenía responsabilidad sobre su grupo militante y viajaba seguido a Buenos Aires”, recordó la testigo, y mencionó a los integrantes del “grupo de abril” formado por Pedro Ponce, Julio Pacheco, Elvira Benítez, Luis López Muntaner, Gisela Tenembaum, Billy Lee Hunt y Juan Montencino.

El día 5 de abril 1977, Jorge durmió en casa de sus padres dado que su compañera, Gloria Fonseca, se encontraba en Córdoba. Salió temprano la mañana siguiente y ese fue el último día que lo vieron. Gloria fue detenida el 9 de abril, al bajar en la estación de trenes. Al día siguiente, la vivienda de los Pérez fue allanada violentamente; esta vez, con soldados de la 4º Brigada Aérea. Los militares sustrajeron documentos y objetos de valor. Esa misma noche, fue allanada la casa de Emiliano Pérez, el tío que había dado refugio a Jorge. Ambos quedaron detenidos tras el operativo.

Desde entonces, la familia Pérez recurrió a todas las instancias posibles para dar con el paradero de sus familiares, de esta manera fue cómo se vincularon con Rosa Marta Agüero, integrante de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre. Además aportó al Tribunal un nuevo dato sobre la muerte de su hermano. “Tras un acto realizado en Las Lajas, al cumplirse 30 años del golpe, el Juez Bento recibió un llamado anónimo, diciendo que a mi hermano lo mató Carelli y Jofré”.

 

Elda Güinchul, también sobre los Pérez

Finalmente Elda Isabel Güinchul amplió información sobre las detenciones y posterior desaparición de su esposo Emiliano Pérez y de su sobrino, Jorge Pérez. De la misma manera, refirió sobre la desaparición de Gloria Fonseca, compañera de Jorge.

A mediados de marzo de 1977, Emiliano y Elda dieron refugio a Jorge. “Mi esposo me dijo que Jorge iba a venir a casa porque lo estaban persiguiendo”, afirmó.

El 6 de abril de 1977, la casa del matrimonio fue violentamente allanada por un grupo de militares que además había tomado toda la cuadra donde vivían. En este episodio quedó detenido Emiliano que fue trasladado en el baúl de un vehículo, y Jorge que fue llevado en otro auto.

Posteriormente a este hecho, la vivienda estuvo custodiada por patrulleros de Investigaciones y de la Seccional XVI. La mujer fue trasladada a una comisaría de El Algarrobal para hacer la denuncia y al regresar, le fue negado el ingreso a su casa por un oficial de la 4º Brigada Aérea y debió resguardarse en una casa de una vecina, quien le informó sobre los destrozos en su vivienda.

“Todos los días iba a la Seccional XVI para preguntar por mi marido”, relató Elda y expresó que emprendió la búsqueda de Emiliano y Jorge junto a su cuñado, Albino Pérez. Mientras tanto las persecuciones a la familia Pérez proseguían. Sobre esto, coincidió con el relato brindado por Rosa Pérez.

Fuente: Ministerio de Desarrollo Social/Juiciosmendoza.blogspot.com

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