Luces y sombras de un jefe de la Iglesia que pagó como primera condena la popularidad ganada por su antesesor Karol Wojtyla, Juan Pablo II. La posición sobre los casos de pederastía.
Por Clara Hdez
En 20minutos.es
Estricto guardián de la ortodoxia, exterminador del limbo y avergonzado confesor de casos de pederastia cometidos en el seno de la iglesia. Pero, también, héroe de cómic manga, autor de bestsellers y aprendiz de usuario de redes sociales a una edad en la que la mayor parte de sus coetáneos llevarían más de dos décadas jubilados.
En casi ocho años, el anciano Benedicto XVI ha desarrollado un pontificado acorde con el modelo que proclamaban cardenales de su cónclave como el chileno Jorge Medina, quien opinaba que todos los papas debían ser "conservadores y nunca liberales en la doctrina de la iglesia".
Poco amigo de reabrir debates como el del celibato de los curas o la castidad prematrimonial, desoyó las voces reformistas y dejó clara su postura ante cuestiones como el matrimonio gay (que tachó de amenaza contra la humanidad), el uso de preservativos (negó que fuera útil para combatir el sida) y la indisolubilidad del matrimonio.
"A menudo las leyes buscan acomodarse más a las costumbres y a las reivindicaciones de personas o de grupos particulares que a promover el bien común de la sociedad", argumentaba para rechazar la ordenación de mujeres o la posibilidad de dispensar la comunión a los divorciados.
Pero a Benedicto XVI le correspondió ser un papa en el siglo XXI. Pese a no ser tan mediático como su antecesor, sí hubo de familiarizarse con las últimas tecnologías de la información para acercarse a los jóvenes e, incluso, crearse un perfil en las redes sociales. El pontífice escribió su primer tuit el pasado 12 de diciembre y, poco después, como si se tratara de un experto internauta, defendía el uso de Twitter frente al de Facebook, porque este último era "más personal".
También provocó la sorpresa y llegó a ser protagonista de los programas humorísticos de sketches tras recuperar la imagen del infierno que Juan Pablo II había enterrado en 1999 y eliminar el limbo. Algo parecido ocurrió cuando este estudioso de la Sagrada Escritura ordenó la supresión del buey, la mula y los pastores en los nacimientos, alegando una interpretación escupulosa de la Biblia.
Vatileaks, pederastia... los dolores de cabeza del Papa
En cuanto a los momentos más difíciles a los que se ha tenido que enfrentar, quizá el primero fue el motivado por un discurso que pronunció en 2006 y que unía dos conceptos: el Islam y el terrorismo. Aquello provocó la indignación de los países musulmanes y concluyó con una disculpa del Papa, quien aseguró que la cita que había causado la polémica era de origen medieval y no tenía nada que ver con su punto de vista.
Tampoco fue plato de gusto tener que reconocer los numerosos escándalos de pederastia que habían sucedido dentro de la Iglesia y que se destaparon durante su pontificado. En febrero de 2012 el Vaticano llegó a asumir públicamente un total de 4.000 casos de abusos sexuales a menores por parte de clérigos. Benedicto XVI declaró que la curación de las víctimas debía ser "la preocupación prioritaria" de la comunidad cristiana y tenía que ir unida a una "profunda renovación de la Iglesia en todos los niveles".
En 2012, el Vatileaks, un asunto de filtración de documentos secretos vaticanos con tintes de culebrón, trajo de cabeza de cabeza a la Santa Sede, que vio cómo sus trapos sucios eran aireados debido a la traición del mayordomo del Papa.