La presidenta brasileña Dilma Rousseff afirmó este viernes que su colega estadounidense, Barack Obama, con quien se reunió en Rusia, asumió "personalmente" la responsabilidad de dar una respuesta ante el reclamo de su gobierno, que fue objeto de espionaje por parte de la agencia de inteligencia NSA.
La mandataria condicionó su viaje Washington, programado para octubre, a la posición que adopte Obama y equiparó el espionaje al terrorismo.
"Obama asumió la responsabilidad directa y personal por la investigación de las denuncias de espionaje. El presidente Obama se comprometió a responder sobre lo que le ocurrió al gobierno brasileño hasta el miércoles 11", declaró Rousseff en San Petersburgo, al concluir su participación en la octava Cumbre del Grupo de los 20.
"Mi viaje a Washington depende de las condiciones políticas a ser creadas por el presidente Obama", precisó Rousseff, que de esa manera tornó explícita la posibilidad de dejar sin efecto una visita de Estado, la primera de un mandatario brasileño desde 1995, en la que el Palacio Itamaraty y el Departamento de Estado han trabajo durante los últimos meses.
La reunión reservada entre Rousseff y Obama ocurrió el jueves, encuentro que en si mismo simbolizó hasta donde escaló la crisis bilateral por las operaciones de la NSA en Brasilia, que llegaron a extraer datos del gabinete de Rousseff, y fueron denunciadas por el periodista Gleen Greenwald con base en documentos obtenidos por el ex topo Edward Snowden. Hace dos meses, cuando Greenwald publicó que había una base de inteligencia en Brasilia, Dilma declaró su disgusto pero aclaró, a través de asesores, que no estaba dispuesta a "radicalizar" el tema y la visita a la capital norteamericana estaba confirmada.
Posteriormente se conocieron más revelaciones, hubo una queja formal ante el secretario de Estado John Kerry, durante su paso por Brasilia en agosto y finalmente el último domingo Greenwald informó, en una historia que fue al aire en un programa más popular de la TV Globo,reveló que hasta las comunicaciones de Rousseff fueron violadas.
A partir de entonces el tono adoptado por el Palacio del Planalto se endureció, el canciller Luiz Alberto Figueireido denunció violación de la "soberanía nacional" y hoy Rousseff considero "gravísimo espiar a un país democrático" y consideró que el espionaje es "peor o igual" que el terrorismo.
"Es muy complicado que uno sepa de todo esto (violación de comunicaciones) por los periódicos, quiero saber todo lo que hay (en archivos estadounidenses) sobre Brasil, todo lo que se hace en Brasil", subrayó. Además Dima comentó al pasar que se esperan más noticias a cerca del accionar de la inteligencia estadounidense, lo cual fue confirmado por el propio Glenn Greenwald quien declaró a un diario del estado de Minas Gerais que se apresta a publicar más historias potencialmente explosivas.
Pero a pesar de las expresiones enérgicas empleadas en su contacto con la prensa antes de dejar San Petersburgo, Rousseff no dio por cerrado el diálogo con Estados Unidos y anunció que el canciller Figueireido entablará conversaciones con la Consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Susan Rice.
Antes de desempeñar sus actuales cargos Figueireido y Rice fueron embajadores ante la ONU.
Al tiempo que Rousseff puso en duda su visita de Estado a Washington en octubre, al parecer está confirmada su participación este mes, en la Asamblea General de la ONU, cuyo discurso de apertura es pronunciado tradicionalmente por el presidente brasileño.
Sobre ese punto Rousseff declaró que "iré a la ONU a proponer una nueva gobernanza contra la invasión privacidad". Paralelamente, en el plano interno, la Agencia Brasileña de Inteligencia, se apresta a instalar dos programas, criptogov y cggov, diseñados por sus agentes, que impiden la violación de los correos electrónicos y las llamadas telefónicas entre el Palacio del Planalto y los ministerios, según consignó el sitio de noticias UOL, del diario Folha.
Tomado de Ansa Latina