Los docentes universtarios nucleados en la Fadiunc exigieron condiciones de bioseguridad y protocolos mínimos acordados colectivamente para volver a la presencialidad en las aulas este año. Subrayaron en ese sentido que "la presencialidad absoluta o plena es inviable, con la estructura edilicia actual, hasta que no estemos todos vacunados".
En un comunicado difundido en las últimas horas remarcaron su postura a favor de la presencialidad, pero siempre que estén dadas las garantías mínimas para la comunidad docente y el alumnado, lo que en definitiva se traslada a la sociedad toda por la alta capacidad de contagio del virus que transmite la COVID-19.
"¿Cuántxs docentes son necesarixs para garantizar la bimodalidad? ¿En qué condiciones se encuentra la infraestructura para funcionar en diferentes “burbujas”, como sugieren algunxs, luego de meses de cierre?", se preguntaron.
"En todo caso la discusión no es presencialidad sí o no. Sino cómo se vuelve a la presencialidad y qué y cuánto es lo que hay que hacer para que se pueda volver sin poner en más riesgo la salud de la docencia, los estudiantes y de la población en general", agrega la Fadiunc.
"Como trabajadores debemos exigir que se debe garantizar la aplicación de protocolos mínimos que están centrados en el distanciamiento y el uso de los materiales sanitizantes. El tema del distanciamiento es central. Los metros cuadrados de aulas existentes con el distanciamiento no puede albergar a los estudiantes actuales. O sea, la presencialidad absoluta o plena es inviable, con la estructura edilicia actual, hasta que no estemos todos vacunados", completaron.
Este es el comunicado completo de la Fadiunc:
Desde nuestro gremio nos posicionamos, claramente desde el comienzo de la pandemia producida por el COVID 19, en defensa de la presencialidad frente a la migración a la modalidad virtual de manera improvisada y sin recursos ni capacitación. En un comunicado publicado en marzo de 2020 advertíamos: “Nos parece fundamental tener claro que un cambio de este tipo no puede ser considerado una solución, sino solo un paliativo en este contexto en particular y que la presencialidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje es irremplazable para la educación dialógica, liberadora y crítica que como instituciones públicas y populares debemos garantizar”.
Así, desde marzo a diciembre, lxs docentes NO PARAMOS DE TRABAJAR y garantizamos en condiciones de virtualidad forzada, TODAS las tareas docentes (clases, consultas, exámenes entre tantas otras) poniendo nuestras propias herramientas de trabajo, con nuestras familias en aislamiento y asumiendo la conectividad desde nuestros hogares sin suficiente reconocimiento y con salarios muy por detrás de la inflación.
En este contexto -marcado además por el miedo y la incertidumbre- lxs docentes cumplimos un rol fundamental que fue mucho más allá de los aspectos pedagógicos. Establecimos contactos con lxs estudiantes, contuvimos ansiedades y malestares y garantizamos recursos tecnológicos a costa de nuestro tiempo y salud.
Debido a todo esto y al enorme esfuerzo y la sobrecarga de trabajo que implicó la enseñanza virtual o remota, lxs docentes universitarixs y preuniversitarixs REAFIRMAMOS NUESTRO DESEO Y CONVICCIÓN DE VOLVER A LA PRESENCIALIDAD.
Sin embargo, consideramos urgente debatir ¿En qué condiciones propone el gobierno universitario volver a la presencialidad? ¿Cómo va a garantizar las herramientas sanitizantes suficientes y trabajadores/as de limpieza necesarios/as? ¿Qué alternativas propone para nuestras aulas superpobladas de estudiantes que además -en gran medida- y como muchos docentes se movilizan en transporte público? Con un régimen de “bimodalidad” que combina la presencialidad con la virtualidad y duplica el trabajo docente, ¿CÓMO volver a las aulas?
Inicialmente consideramos fundamental trascender los falsos debates en torno a “escuelas y/o universidades cerradas” ya que sólo los edificios se mantuvieron en estas condiciones. “Pérdidas de año”, o que somos nosotrxs lxs docentes quienes no queremos regresar al aula. Reiteramos la necesidad de volver al aula lo más pronto posible pero, como gremio, debemos revisar las condiciones para que esto se haga con los menores riesgos (de salud y de vida) posibles.
La presencialidad no puede imponerse sin medidas de bioseguridad y protocolos claros y acordados colectivamente, por todxs lxs actores involucradxs. Consideramos urgente debatir ¿cuáles son las condiciones necesarias para un regreso, respetando las condiciones sanitarias y epidemiológicas, ante la incertidumbre que genera un posible rebrote o segunda ola de COVID? ¿Existe un plan de vacunación para todxs lxs docentes?
Respecto a la modalidad ¿Cuántxs docentes son necesarixs para garantizar la
bimodalidad? ¿En qué condiciones se encuentra la infraestructura para funcionar en diferentes “burbujas”, como sugieren algunxs, luego de meses de cierre?
En todo caso la discusión no es presencialidad sí o no. Sino cómo se vuelve a la presencialidad y qué y cuánto es lo que hay que hacer para que se pueda volver sin poner en más riesgo la salud de la docencia, los estudiantes y de la población en general.
Como trabajadores debemos exigir que se debe garantizar la aplicación de protocolos mínimos que están centrados en el distanciamiento y el uso de los materiales sanitizantes. El tema del distanciamiento es central. Los metros cuadrados de aulas existentes con el distanciamiento no puede albergar a los estudiantes actuales. O sea, la presencialidad absoluta o plena es inviable, con la estructura edilicia actual, hasta que no estemos todos vacunados.
Sí o sí debe realizarse las inversiones necesarias que garanticen la ventilación adecuada de los espacios, baños e higiene general.
Por otro lado, no debemos permitir que exista sobre trabajo, a menos que se acuerde la remuneración extra respectiva o en su defecto se aumente la dotación de docentes para tal. Esto en el caso de las propuestas de dividir los cursos.
Cómo resolver qué actividades y cómo puedan volver a la presencialidad debe discutirse sobre esta base, en cada paritaria particular.