El ecologista Alexander Van der Bellen ganó las elecciones presidenciales en Austria en unos comicios reñidos con el candidato de la ultra derecha Norbert Hofer. Fue necesario contar hasta los votos de los austriacos por el mundo que fueron emitidos por correo antes de anunciarse el ganador.
Minutos después de ser anunciado el escrutinio, Hofer reconoció la derrota en las redes sociales. El líder de la ultraderecha quedó en las puertas de la historia ya que por escasos votos no se convirtió en el primer dirigente de ese sector en ganar unas elecciones presidenciales desde la segunda guerra mundial.
"Por supuesto que hoy estoy triste. Me habría encantado haber podido velar por nuestro maravilloso país como presidente federal", indicó el candidato del ultranacionalista Partido Liberal (FPO) en su cuenta de la red social Facebook.
El recuento de sufragios por correo completado este lunes dio vuelta el resultado. El escrutinio de los votos en urnas de las elecciones del domingo le dio a Hofer una ventaja del 51,9% sobre el 48,1% del candidato progresista.
Los comicios registraron alta participación ciudadana: casi el 72% del padrón fue a votar en la segunda vuelta frente al 68,5% registrado en la primera vuelta del 24 de abril pasado.
La fuerte afluencia a las urnas se debe a la creciente popularidad de la extrema derecha y a la alarma que esto provocó en el resto de la sociedad, especialmente los sectores de izquierda y moderados.
Se espera que para dentro de unas horas, el ecologista haga una declaración a los medios, mientras que Hofer había anunciado que no comparecería hasta el martes, otro indicador del reconocimiento de su derrota.
El triunfo de un ecologista en el más alto cargo del Estado es una novedad en el terreno político europeo, no sólo por la derrota a una creciente ultraderecha sino que este candidato europeísta convencido y antiguo líder de los "Verdes", se ha presentado como independiente.
El domingo, un rozagante Hofer proclamó su victoria ante sus simpatizantes, después de unas proyecciones que parecían concederle cierta ventaja sobre su rival.
Sin embargo, los analistas ya advertían que el voto exterior favorecería al ecologista, habida cuenta de la preocupación que ha cundido en otros países por el auge de la ultraderecha en Austria.
Hofer logró vender una imagen moderada, de defensor de las clases medias y bajas y de los valores nacionales frente a la amenaza de la globalización, de lo extranjero y del supuesto dictado de la Unión Europea (UE) y de las grandes corporaciones. Por muy poco no le alcanzó para alzarse con el premio.
La Presidencia de Austria es una institución más simbólica que política, pero las últimas elecciones han puesto sobre la mesa un nuevo escenario político. El canciller Werner Faymann dimitió del cargo tras los malos resultados de los socialdemócratas en primera vuelta.
Van der Bellen se alzó con la victoria marcada por el temor de la llegada de un partido como el FPO al poder.
El ecologista y economista, dueño de una retórica cargada de ironía, frente a la claridad y simpleza de Hofer y su condición de intelectual de izquierda, abierto a la llegada de refugiados y partidario del matrimonio homosexual, hizo hincapié durante su campaña del daño que un presidente como Hofer le haría a la imagen de Austria en el exterior.
"No quisiera que Austria sea el primer país del Occidente europeo que tenga en su cúspide un populista de derecha y nacionalista alemán (...)", advirtió días atrás.
El futuro presidente es visto por muchos analistas como alguien que puede representar dignamente al país en el extranjero y que internamente puede mediar de forma discreta entre las fuerzas políticas, en particular entre socialdemócratas y populares, que gobiernan en coalición.
Entre algunas de sus competencias más activas como jefe del Estado, prometió que tal y como lo ve actualmente, no firmaría el TTIP, el futuro tratado transatlántico de libre comercio e inversiones que negocian Estados Unidos y la Unión Europea, aún si fuese aprobado en el Parlamento.
La Constitución austríaca otorga al presidente federal la potestad de decidir a quién encarga la formación del gobierno sin obligación de optar por el líder del partido más votado, como sin embargo es la usanza en Austria.
Van der Bellen es un ex decano de la facultad de Ciencia Económicas de Viena y siempre ha sido muy valorado en el país alpino por su honestidad.
Hijo de una madre estonia y de un padre ruso que escaparon de la revolución bolchevique de 1917 y se radicaron en la región austríaca del Tirol, donde vivió hasta los 33 años, el nuevo presidente es padre de dos hijos y está casado en segundas nupcias hace pocos meses.