Uno de los motores del legendario Manal

El blues argentino quedó huérfano con la partida de Javier Martínez

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Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

Fuente: Somos Télam

El baterista, cantante y compositor Javier Martínez, uno de los motores del legendario trío Manal que inventó el blues en nuestro idioma, falleció este sábado a los 78 años, como consecuencia del agravamiento de problemas de salud que arrastraba desde hace tiempo y que se detectaron a partir de una internación del jueves pasado debido a una caída en su domicilio.

Su hermana, Dora Alicia Martínez Suárez, utilizó la cuenta de Facebook del músico para alertar sobre su delicado cuadro y, este sábado, informar acerca de su muerte.

“Lamento informarles que mi hermano ha fallecido hoy. Mañana, domingo 5 de mayo, entre las 16 y 19, en la Casa Guerrieri, Av. Forest 900 lo acompañaremos en su viaje a la Eternidad por siempre y para siempre”, escribió este atardecer.

En esa misma publicación, Dora citó una frase de Javier del miércoles último: “Cuando uno no tiene más nada que decir, comienza el viaje de callar”.

Ayer, en tanto, la hermana del músico que se inició como baterista de Los Secuaces y Los Beatniks, había anunciado: “En estos momentos siento que debo comunicarme con los seguidores de mi hermano Javier. Para mí siempre: mi hermano. Para Uds., sus amigos, sus fans. Está muy grave de salud. Si no fuera así, seguro guardaría silencio. Pero dadas las circunstancias estoy haciendo pública la situación”.

“Manal fue parte de un momento fundacional al que parece que siempre se quiere volver: Martínez

El artista, creador de clásicos de la música argentina como “Jugo de tomate”, “Casa con diez pinos”, “No pibe”, “Necesito un amor”, “Avenida Rivadavia”, “Informe de un día”, “Nos veremos mañana”, “Porque hoy nací” y “Avellaneda Blues”, esta última en coautoría con el guitarrista Claudio Gabis, integrante del terceto que completaba​ Alejandro Medina, en bajo, fue un músico talentoso, innovador e inquieto.

Esa conjunción sonora reunida en Manal mostró sus credenciales desde el primer momento con su álbum debut homónimo lanzado en el verano de 1970 y con el que el blues local tuvo su big bang y hasta el día de hoy se erige como uno de los más grandes discos del rock de este lado del mundo.

“Me dio una gran satisfacción hacer ese disco porque hacía un tiempo que venía escribiendo canciones y buscando gente para llevar adelante este proyecto, que era una idea totalmente chiflada en ese momento. Me parecía una cosa surrealista estar grabando. Nosotros estábamos muy bien ensayados. Nos dieron 100 horas de estudio y grabamos en 75. El resto las usé para producir el disco de Tanguito”, recordó Martínez al cumplirse medio siglo de aquella genial invención.

Portada del LP El León, segundo álbum de estudio del trío, año 1971.

También por entonces, apuntó: “Yo estaba en un estado de asombro, de estar maravillado. Me sonaba distinto, raro, no me desagradaba para nada. Me sonaba muy nuevo. No se parecía a nada, Eso, por un lado, me desconcertaba y, por otro, me agradaba. Era muy jazzy, tenía una cosa de blues que me gustaba mucho. Era muy interesante y asombroso”.

Capaz también de hacer un repaso por aquel camino del terceto aportó en tono crítico: “El comienzo de algo es muy importante siempre pero la gente se olvida de lo que hicimos después. ‘Reunión’ (de 1980) es un discazo y no le dan bola. Y las carreras solistas de cada uno, ¿qué?. Hablar sólo de un primer disco es limitar al artista, como si toda su obra se circunscribiera a una sola cosa”.

El sendero en solitario de Martínez –que desde 1972 y por unos años se radicó en Europa, primero en Barcelona y luego en Francia tras un fugaz regreso al país- incluyó “Sol del sur” (1983), “Corrientes”, “Swing” (1998) y “Pensá positivo” (2015), entre más.

Me parecía una cosa surrealista estar grabando. Nosotros estábamos muy bien ensayados. Nos dieron 100 horas de estudio y grabamos en 75. El resto las usé para producir el disco de Tanguito”

Javier Martínez-Recuerdos del primer disco de Manal, que llevaba como título el nombre de la banda, grabado en 1970.

En medio de ese tránsito hubo otra reunión de Manal promovida por el empresario Jorge “Corcho” Rodríguez que se concretó en su club privado Red House entregando como resultado un disco en vivo, un DVD y un libro de fotos.

Sin embargo, la prolongación de aquella juntada no prosperó ni llegó a celebrarse con un anunciado recital en el Teatro Gran Rex ya que Martínez, fiel a su estilo explosivo, sostuvo: “No cuenten más conmigo para el túnel del tiempo. Basta”.

Martínez añadió en mayo de 2017: “Manal fue parte de un momento fundacional al que parece que siempre se quiere volver. Todos los rituales apuntan a recrear ese momento en que todo empezó. Eso pasa hoy con Manal, pero hoy el comienzo del rock nacional es un mito. Se supone que nosotros somos los 12 apóstoles que tenemos que predicar el Evangelio. Esto no es así, muchachos. No es una religión: es música”.

Para despedirlo desde su cuenta de Instagram, el artista Antonio Birabent (hijo de Moris, un contemporáneo del batero) posteó al lado de una foto del músico en acción: “Javier Martínez. Inventor del blues argentino, murió hoy. Recordaremos su voz, su risa, su humor, su cultura, sus dichos y el swing de sus palos acariciando los tontones”.


Andrés Calamaro utilizó la misma cuenta de X donde suele disparar polémicas definiciones políticas y resumió: “Gracias por todo, querido Javier Martínez” y también en esa red social, Carca aportó: “Maestro de Maestros, Javier Martínez, gracias por las lecciones y por esos preciados y invaluables momentos compartidos, arriba y abajo del escenario”.

Pablo Avelluto, quien fuera secretario de Cultura en la administración macrista, sumó: “Le debemos muchísimo a Javier Martínez.  Nos quedan los discos y un capítulo fundamental en la historia del rock argentino. QEPD”.

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