Este martes, la presidenta argentina Cristina Fernández visitó a su par de Brasil, Dilma Rousseff, en el hotel de la capital italiana donde se alojó para participar de la ceremonia de entronización del papa Francisco. El encuentro, que duró unos 10 minutos, se mantuvo al margen de los efectos del conflicto abierto entre el Gobierno argentino y la empresa brasileña Vale, concesionaria de la explotación del yacimiento de potasio situado en Malargüe, por la suspensión unilateral de las operaciones dispuesta por la compañía.
Aunque los gobiernos de ambos países compartieron la preocupación por el futuro del proyecto minero, la decisión de la empresa de paralizar sus operaciones en Argentina mientras reestructura el proyecto, sin plazos ciertos, se desencadenó antes de que ocurriera un encuentro entre las jefas de los Ejecutivos de ambas naciones para intentar una salida menos traumática que la decidida por el directorio de la minera brasileña.
Vale es una de sus principales empresas de Brasil y, aunque es una sociedad anónima, cuenta con la participación del Estado en el paquete accionario. Potasio Río Colorado es una de las inversiones más significativas que estaban previstas en Argentina.
Fernández y Rousseff planearon reunirse para tratar la situación del proyecto Potasio Río Colorado en dos oportunidades, pero alternativas coyunturales frustraron las intenciones. En enero, mientras deliberaba la cumbre de la Celac en Santiago de Chile, se frustró la reunión para tratar la cuestión porque Rousseff decidió viajar de urgencia a su país para atender las consecuencias trágicas del incendio de la discoteca Kiss. El encuentro fue reprogramado pero volvió a frustrarse por la muerte del presidente venezolano, Hugo Chávez, que motivó el viaje de las mandatarias al país de Bolivar.
La asunción de Jorge Bergoglio como papa hizo coincidir en Roma a ambas mandatarias, quienes ratificaron con un encuentro personal las buenas relaciones que mantienen, al margen de los efectos nocivos que produce el conflicto con Vale.
La visita de Cristina Fernández a su par brasileña se produjo luego de un encuentro entre la mandataria argentina con el titular del Episcopado nacional, el obispo José María Arancedo. Esa reunión se desarrolló en el Hotel Edén de Roma, donde se alojó la Presidenta, y se extendió por espacio de 50 minutos hasta poco antes de las 15, hora argentina.
Luego, Cristina se dirigió al hotel donde se alojaba la mandataria brasileña "para saludarla", según informaron fuentes oficiales. Inmediatamente después, la Presidenta partió hacia el aeropuerto de Roma para iniciar el regreso a la Argentina luego de haber participado esta mañana de la ceremonia de inicio de pontificado de Francisco, en el Vaticano.
