Alan Rusbridger compareció ante la Cámara de los Comunes y acusó al gobierno de ese país de “intentos intimidatorios” de frenar las revelaciones sobre el espionaje.
El editor en jefe de The Guardian, Alan Rusbridger, afirmó que el diario británico publicó solamente el uno por ciento de los 58.000 documentos filtrados por el ex técnico de la CIA, Edward Snowden, y acusó al gobierno de ese país de “intentos intimidatorios” de frenar las revelaciones sobre los programas masivos de espionaje.
El periodista compareció ante el Comité de Asuntos Interiores de la Cámara de los Comunes, donde comentó que las filtraciones de Snowden “son una historia aún en curso” y que el matutino hasta ahora publicó el uno por ciento de los 58.000 documentos.
Si bien por cuestiones de seguridad no precisó dónde están los archivos obtenidos por el “topo”, dijo que por lo menos hay cuatro copias en poder de The Guardian (en Londres), del diario estadounidense The Washington Post y de los periodistas que sacaron a la luz el escándalo, Glen Greenwald (en Río de Janeiro) y Laura Poitras (en Berlín).
Rusbridger explicó que los archivos están en un lugar seguro y encriptados, a la vez que defendió la publicación de una información “que nadie puede negar que es de interés público”.
El editor aclaró que The Guardian “no puso en peligro a nadie” ya que no difundió ningún nombre de las personas mencionadas en los documentos de Snowden, como tampoco otros datos que pueden ser considerados sensibles para la seguridad nacional.
Pero sus palabras no conformaron a todos, y el legislador conservador Michael Ellis dijo que el gobierno clasifica información como secreta para justamente no ser divulgada.
“Si The Guardián hubiera tenido datos sobre la criptografía utilizada en la Segunda Guerra Mundial, ¿habría dado esa información a los nazis?”, preguntó.
Rusbridger manifestó que las acusaciones contra los diarios por publicar la información “tienen a ser muy vagas” y denunció que el gobierno británico realizó “intentos deliberados de intimidar” al matutino.
En ese sentido mencionó los aprietes del ministro del Gabinete Jeremy Heymood, que por órdenes del primer ministro David Cameron presionó para que no se publicaran los documentos.
Fuente: Télam