El Ejército de México repelió con gases lacrimógenos y piedras una protesta en Iguala y Chilpancingo por los estudiantes de Ayotzinapa

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ayotzinapa

 

Por Enrique Pfaab
Para Un argentino en Ayotzinapa

Comenzó y parece que ahora no se detendrá. Hoy (N. de la R: por este 12 de enero) normalistas, padres y miembros de organizaciones sociales se enfrentaron con el Ejército mexicano cuando los que reclaman la aparición de los 42 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa intentaron ingresar a diferentes cuarteles de Guerrero para inspeccionar estas instalaciones. El choque más fuerte fue en Iguala, donde resultaron heridas seis personas y fueron incendiados camiones y camionetas.

"Nosotros hemos agotado todas las instancias legales, llevamos más de tres meses y medio esperando alguna respuesta del gobierno, pero sólo hemos recibido represión y violencia por parte de ellos y así se atreven a llamarnos violentos. Por esto decidimos buscarlos nosotros mismos, porque ya hace mucho que nos cansamos", dijo ayer el normalista Omar García, que fue uno de los normalistas sobrevivientes de la macabra noche del 26 de septiembre último, cuando 3 de sus compañeros fueron asesinados y 43 fueron desaparecidos por miembros de las fuerza de seguridad locales.

Ayer Omar, uno de los más formados y locuaces, participó del intento de ingreso al cuartel militar de Iguala y recibió el impacto, posiblemente de una piedra, cerca del ojo izquierdo. También los normalistas Sergio Ochoa Campos y José Hernández Peña y Mario Cesar González Contreras, Bernabé Abrajam Gaspar y María Concepción Tlatempa, padres de estudiantes desaparecidos, también sufrieron lesiones similares. En respuesta a la agresión del Ejército, fueron incendiados sobre la ruta dos camiones y dos camionetas de algunas empresas.

Pero este intento de ingresar a instalaciones castrenses, no fue el único ayer. Además se produjo una tentativa similar en Acapulco, en distintas localidades de los estados sureños de Chiapas y Oaxaca y también en el Distrito Federal.

Si bien las manifestaciones fueron casi simultáneas, se puede decir que la primera fue la de Acapulco, una de las principales ciudades guerrerenses, y tuvo como escenario Octava Zona Regional Naval Militar, que se encuentra encabado en una de las principales avenidas y que costea las otrora exclusivas playas del Pacífico.

Allí, cerca de las 11.30, se reunieron unos 100 manifestantes, que desplegaron pancartas, realizaron pintadas y se plantaron en el ingreso al lugar, que estaba custodiado por cerca de 150 efectivos de la Marina y unos 80 de la Policía Federal, fuertemente pertrechados. No se produjeron incidentes, pese a la fuerte tensión, y a la hora se produjo la desconcentración.

Mientras tanto, en San Cristóbal de las Casas, en Chiapas, unos 1.000 docentes se reunieron frente a la Guarnición de la 31 Zona Militar.

Allí los maestros, cuya mayoría da clases en las comunidades nativas de los Altos de Chiapas, se ubicaron en el ingreso y desplegaron banderas y efectuaron pintadas. Allí se mantuvieron hasta bien entrada la tarde, cuando decidieron retirarse.

En tanto en el estado vecino de Oaxaca, otro numeroso grupo de docentes realizaron protestas similares en dos dependencias militares y en el ingreso a las oficinas locales de la Procuraduría General de República (PGR).

Por su parte en el Distrito Federal, al menos un centenar de manifestantes nucleados en el Congreso Popular, Social y Ciudadano del DF,  se reunieron en el ingreso al  cuartel de Guardias Presidenciales y entregaron una carta dirigida al jefe de esa sección, pidiendo de que se les de acceso al lugar a los padres de los desaparecidos, para facilitar su búsqueda.

Pero la protesta más fuerte, en la que se produjo el enfrentamiento, fue en las ciudades de Iguala y Chilpancingo, ciudades cercanas entre sí y a corta distancia de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Bustos.

Allí normalistas y padres se reunieron antes del mediodía frente al 27 batallón de Infantería, ubicado en territorio del municipio de Iguala, e intentaron ingresar al lugar. Fueron repelidos por unos 200 efectivos, con gases lacrimógenos y piedras.

Los normalistas consiguieron derribar las primeras barricadas que habían instalado los militares, gracias a que se treparon a un camión con semiacoplado de la marca de cervezas Corola. Sin embargo no pudieron sortear la segunda valla, en donde estaban parapetados los policías.

Allí, durante unos 50 minutos, se produjo un intercambio de piedrazos, que arrojó el saldo de seis heridos en las filas de los manifestantes.

Después de retirarse del lugar quemaron tres vehículos, dos camionetas y otro camión, ya muy cerca de la ciudad de Iguala.

La zona fue sobrevolada durante todo el día por helicópteros de la Policía Federal y el Ejército.

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