El EZLN lanzó una proclama sobre Ayotzinapa con una guía para la acción contra el poder político, económico y mediático

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El Ejército Zapatista de Liberación Nacional publicó una proclama por el advenimiento del Primer Festival Mundial de las Resistencias y las Rebeldías contra el Capitalismo, que se hará desde el 21 de diciembre al 8 de enero, pidiendo a los padres y familiares de los estudiantes de Ayotzinapa que participen del mismo.

Sin embargo la publicación -extensa como estila para ahondar en sus conceptos el EZLN- contiene también una profunda crítica al sistema de poder capitalista, incluídas sus instituciones, entre las cuales cuenta a los medios de comunicación y ciertos usos de la redes sociales.

Estas son partes de la proclama publicada este domingo por el EZLN -puede leerse completa en este enlace-, titulada "De Ayotzinapa, del Festival y de la histeria como método de análisis y guía para la acción. Subcomandante Insurgente Moisés".

Diciembre del 2014.

A l@s compas de la Sexta nacional e internacional:
Al Congreso Nacional Indígena:
A los familiares y compañeros de los asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa:

Hermanas y hermanos:
Compañeros y compañeras:

Hay muchas cosas que queremos decirles. No las diremos todas porque sabemos que ahora hay asuntos más urgentes e importantes para todas, todos y todas. Pero como quiera son muchas cosas y es larga nuestra palabra. Así que les pedimos paciencia y una lectura atenta.

Nosotros, nosotras, zapatistas, acá estamos. Y desde acá miramos, escuchamos, leemos que la palabra de familiares y compañeros de los asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa se empieza a quedar atrás y que ahora, para una parte de los de allá, es más importante…

-la palabra de otros y otras en los templetes;

-la discusión sobre si las marchas y manifestaciones pertenecen a los bien portados o a los maleducados;

-la discusión sobre cuál tema es más mencionado a mayor velocidad en las redes sociales;

-la discusión sobre la táctica y la estrategia a seguir para “trascender” el movimiento.

Y pensamos que siguen faltando los 43 de Ayotzinapa, los 49 de la guardería ABC, las decenas de miles de asesinad@s y desaparecid@s nacionales y migrantes, l@s pres@s y desaparecid@s polític@s.

Y pensamos que sigue secuestrada la verdad, sigue desaparecida la justicia.

Y pensamos también que hay que respetar la legitimidad y autonomía de su movimiento.

Sus voces, nosotras, nosotros zapatistas las escuchamos de frente. Miles de bases de apoyo zapatistas lo hicieron y sus voces llegaron después a decenas de miles de indígenas. Su voz entonces habló en tzeltal, en chol, en tojolabal, en tzotzil, en zoque, en castilla a nuestro corazón colectivo.

Esas voces tienen juicio, saben de lo que hablan, y es su corazón como el nuestro cuando se hace dolor y rabia. Saben su camino y lo andan.

Se saben ell@s. Nos saben a nosotr@s en rabias y dolores. Nada tenemos que enseñarles nosotros, nosotras. Todo tenemos que aprenderles.

Por eso ahora, cuando su voz pretende ser tapada, silenciada, olvidada o torcida, les mandamos nuestra palabra para abrazarlos.

Por eso decimos que lo primero, más importante y urgente es escuchar a los familiares y compañeros de los desaparecidos y asesinados de Ayotzinapa. Son esas voces las que han tocado el corazón de millones de personas en México y en el mundo.

Son esas voces las que han señalado el dolor y la rabia, las que han denunciado el crimen y han señalado al criminal.

La importancia de esas voces la reconocen, tanto el gobierno, que trata de deslegitimarlas; como los buitres, que tratan de torcerlas.

Busquemos que esas voces retomen su lugar y rumbo.

Esas voces resistieron a la calumnia, resistieron al chantaje, resistieron al soborno. Esas voces no se vendieron, no se rindieron, no claudicaron.

Esas voces son solidarias. Supimos, por ejemplo, que cuando se acumulaban jóvenes en las cárceles, y los “bien portados” les aconsejaban a esas voces que no se detuvieran en l@s pres@s, que su liberación no era lo importante porque de por sí el gobierno estaba “infiltrando” las movilizaciones, las voces dignas y firmes de los familiares y compañeros de los 43 dijeron, palabras más o menos, que para ellos lo de la libertad de los detenidos era parte de la lucha por la presentación de los desaparecidos. O sea que, como quien dice, esas voces no se dejaron chantajear ni compraron la baratija barata de los “infiltrados”.

Cierto, esas voces han tenido la fortuna de encontrar una población receptiva en su par básico: el hartazgo y la empatía. El hartazgo frente a las formas “clásicas” del Poder, y la empatía entre quienes padecen sus abusos y costumbres.

Pero eso ya estaba en calendarios y geografías diversos. Lo que pone a Ayotzinapa en el mapa mundial es la dignidad de los familiares y compañeros de los jóvenes asesinados y desaparecidos. Su tenaz e intransigente insistencia en la búsqueda de justicia y verdad.

Y en su voz se reconocieron muchas y muchos en todo el planeta. En sus palabras hablaron otros dolores y otras rabias.

Y sus palabras nos vinieron a recordar muchas cosas. Por ejemplo:

-Que la policía no investiga robos; la policía secuestra, tortura, desaparece y asesina personas con o sin filiación política.

-Que las instituciones actuales no son el lugar para encausar la indignación, las instituciones son las que provocan indignación.

-Que el sistema no tiene soluciones para el problema porque él es el problema.

-Que, desde hace tiempo y en muchas partes:

los gobiernos no gobiernan, simulan;

los representantes no representan; suplantan;

los jueces no imparten justicia, la venden;

los políticos no hacen política, hacen negocios;

las fuerzas públicas del orden no son públicas y no imponen más orden que el del terror al servicio del que tenga más paga;

la legalidad es el disfraz de la ilegitimidad;

los analistas no analizan, trasplantan sus fobias y sus filias a la realidad;

los críticos no critican, asumen y difunden dogmas;

los informadores no informan, producen y distribuyen consignas;

los pensadores no piensan, comulgan con las ruedas de molino de moda;

el crimen no se castiga, se premia;

la ignorancia no se combate, se ensalza;

la pobreza es el pago para quienes producen las riquezas.

Porque resulta, amigos y enemigos, que el capitalismo se nutre de la guerra y de la destrucción.

Porque se acabó la época donde los capitales necesitaban de paz y estabilidad social.

Porque en la nueva jerarquía dentro del capital, el especulativo reina y manda, y es su mundo el de la corrupción, la impunidad y el crimen.

Porque resulta que la pesadilla de Ayotzinapa no es local, ni estatal, ni nacional. Es mundial.

(...)

Porque resulta que en esa guerra el enemigo somos todas, todos, todo.

Porque resulta que es la guerra contra todo, en todas sus formas y en todas partes.

Porque resulta que de eso se trata, de eso se ha tratado siempre: de una guerra, ahora contra la humanidad.

En esa guerra, l@s de abajo encontraron en los familiares y compañeros de los ausentes de Ayotzinapa un eco amplificado de su historia.

Ya no sólo en su dolor y rabia, sobre todo en su terco empeño de encontrar la justicia.

Y con su voz se terminaron las mentiras del conformismo, del “aguantamos todo”, del “no pasa nada”, de “el cambio está en un@ mism@”.

Pero, en medio del dolor y la rabia, arriba de nuevo revolotean los buitres sobre la extendida mancha de muertes y desapariciones nombradas.

Porque donde un@s cuentan ausencias injustas, otr@s cuentan votos, vidrios, cargos, membretes, encabezados, marchas, firmas, likes, follows.

(...)

De la histeria como método de análisis y guía para la acción.

Nosotras, nosotros, zapatistas, acá estamos. Desde acá los miramos, escuchamos, leemos.

En las recientes movilizaciones por la verdad y la justicia para los normalistas de Ayotzinapa, se ha repetido la disputa por imponer el carácter de las movilizaciones, ahora llegando a la criminalización de quienes coinciden con un estereotipo trabajado: jóvenes, con el rostro cubierto, vestidos de negro, y que son o parecen anarquistas. En suma, son mal portados. Y como tales deben ser expulsados, señalados, detenidos, amarrados, entregados a la policía o a la justa ira de los sectores progresistas.

A esto se ha llegado con reacciones coincidentes o cercanas a la histeria en algunos casos, y a la esquizofrenia en otros, impidiendo una argumentación razonada y un debate necesario.

Aunque ya habíamos presenciado esto antes (en la huelga de la UNAM 1999-2000, en 2005-2006, en 2010-2012), el relanzamiento de este método de análisis y guía para la acción de la izquierda bien portada, permite algunas reflexiones:

Los familiares y compañeros de los asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa, como los de decenas de miles de desaparecid@s y asesinad@s, no piden caridad o lástima, demandan verdad y justicia.

¿Quién es quién para decir que esas demandas, que son las de cualquier ser humano en cualquier parte del mundo, tienen que expresarse de tal o cual forma? ¿Quién escribe el “manual de buenos y malos modos” para expresar el dolor, la rabia, la inconformidad?

Pero bueno, se puede y debe debatir cómo abraza más y mejor la palabra “compañer@”. Si con una voz engolada en lo alto de un templete o si con un vidrio roto. Si con un “Trending Topic” o si con una patrulla policial en llamas. Si con un blog o con un grafiti. O tal vez con todas o tal vez con ninguna de ellas, y cada quién con su cada cual crea, construye, levanta su modo de apoyar.

Pero ni siquiera quienes tienen la autoridad moral y la estatura humana para decir “así sí” o “así no”, es decir, los familiares y compañeros de los que faltan de Ayotzinapa, lo han hecho.

Entonces, ¿quién ha otorgado los cargos de comisarios del buen comportamiento para el apoyo y la solidaridad? ¿De dónde viene ese alegre señalar a unos y a otras como “agentes gubernamentales”, “infiltrad@s” y, ¡horror de horrores!, “anarquistas”?

/ Es ridículo que se argumente “ésos no son estudiantes, son anarquistas“. Cualquier anarquista tiene más bagaje cultural y conocimientos científicos y técnicos que el promedio de quienes, como policías del pensamiento, los señalan y piden para ell@s la hoguera. Y ni hablar de quienes enarbolan y se enorgullecen de la estupidez y la ilegalidad como método policíaco (“le guste a quien le guste”) en el gobierno de la Ciudad de México. /

Pero, claro, se puede inventar un monigote a modo (una especie de anarquista insurreccional región 4) y ridiculizarlo confeccionándole un cuerpo teórico caricaturizado, para que así pueda ser despachado sin contratiempos en cualquier ministerio público mediático o judicial (claro, si es grabada en video su detención, si no, pues, ¿quién lo va a extrañar?). Después de todo, la información “periodística” viene de fuentes confiables: las delaciones y la policía política.

No es lo mismo señalar (quien señala acusa, juzga y condena, y demanda que la policía ejecute la sentencia), que debatir. Porque para señalar sólo es necesario estar a la moda (lo que es cómodo, fácil y, bueno, sí, aumentan los “likes” y los “follows“). Para señalar no se necesita una investigación argumentada, basta “postear” algunas fotos.

Así nacen los grandes romances entre l@s “líderes de opinión” y las masas de “seguidores”: la fe ciega sintetizada en 140 caracteres.

Del “yo te sigo y tú me sigues” a ” y vivieron muy felices“, de ahí a “No me amas porque no me das RT ni Fav ni like. Cambiaré de Sinsajo“.

Para debatir hay que investigar (órales: tras que hay diferentes anarquismos; órales reiterado: tras que la “acción directa” no es necesariamente violenta), pensar, argumentar y, ¡arghhh!, lo más peligroso y difícil: razonar.

Debatir es difícil e incómodo. Y hay consecuencias para quien debate (digo, además de los pulgares abajo, los dedos medios arriba y los “ya no te sigo” en cascada).

Ni modos, luego hay gente que no camina por la vida tratando de agradar, conformar, encajar, atraer.

Detrás de cada ser crítico hay una larga lista de “seguidores” desertando, mudándose a donde no haya que pensar y el RT no sea un autogol.

Y cuando el periodismo progre suple las funciones de ministerio público y acusa, interroga, concluye y condena, ¿señala o debate?

¿O se trata de debatir así? ¿L@s anarquistas en las cárceles o perseguid@s o exiliad@s, y las buenas conciencias en los editoriales, los micrófonos y el azul trinar?

Ok, ok, ok. ¿Pero estamos de acuerdo en apoyar a los familiares y compañeros de los asesinados y desaparecidos de Ayotzinapa, o eso ya no importa?

¿Tampoco los infantes de la guardería ABC, los desaparecidos de Coahuila, los migrantes ignorados, los “daños colaterales” de la guerra, la mujeres violentadas y asesinadas todos los días a todas horas en todos los lugares en todas las ideologías?

¿Sólo importan el cambio de nombre de quien se sienta en la silla o el promover el empleo en las empresas de vidrios, cristales y anaqueles?

A quienes insisten en el camino electoral como única y excluyente opción, no se les ha acusado de “infiltrados”, “policías”, “provocadores” o “soldados de la sedena vestidos de civil”. Se les acusa de ilusos, ingenuos, bobos, tontos, buscachambas, oportunistas, intolerantes, ambiciosos, buitres, tiranos y déspotas. Bueno, también de fascistas. Pero no de “infiltrados”, aunque más de un@ cumple a cabalidad con el perfil real de agente gubernamental y policía político.

Sabemos que unos y otros son grandes estrategas (basta ver los logros que han obtenido), piensan, proponen e imponen que “hay que trascender la movilización”. Los unos con marchas bien vestidas y educadas buscando contener y encauzar; los otros con la acción directa, violenta y excluyente de la rabia.

Unos y otros con el afán vanguardista, de élite exclusiva, de dirigir, hegemonizar y homogeneizar la diversidad en modos, tiempos y lugares.

Del “si rompes un vidrio eres infiltrad@” al “si no lo rompes… también”

Para unos y otros lo que vale y cuenta es el centro geográfico y lo que en él converge: el poder político, económico y mediático.

Si no pasa en la ciudad de México, no ocurre, no tiene validez, no cuenta. Lo “histórico” es su patrimonio exclusivo.

No existen para ellos las movilizaciones en Guerrero, Oaxaca, Jalisco, Veracruz, Sonora, y demás rincones de México y del mundo.

Pero como en unos y otros reina la pereza para el análisis crítico, no se dan cuenta de que no es ahí donde está el centro del Poder.

Allá arriba las cosas han cambiado y mucho.

Mientras se siga abandonando el análisis serio y profundo del nuevo carácter del Poder, siguiendo de narices los calendarios de arriba (electorales e institucionales) de una a otra fecha, o el apremio de “algo hay que hacer, lo que sea” manque sea inútil y estéril, se seguirán reiterando los mismos métodos de lucha, los mismos reflujos, las mismas derrotas.

(...)

En el balcón de las redes sociales:

Un tuit modelo de la gente bien después de la marcha del 20 de noviembre del 2014 en la ciudad de México:“¿por qué la policía detuvo arbitrariamente a civiles en lugar de detener a los anarquistas?” Ojo: note usted no sólo que a los anarquistas está bien detenerlos arbitrariamente, también que no son “civiles”.

Un comentario de la gente bien frente a una foto de la policía del DF en modo “legusteaquienleguste” golpeando a una familia en los alrededores del zócalo del DF el 20 de noviembre del 2014: “Yo los conozco y ésos no son anarquistas“. Ojo: si nadie lo conoce o es anarquista, se merece esos golpes.

Un argumento de la gente bien al inicio del movimiento, o después, no importa: “De seguro esosayotzinacos se lo buscaron, quién les manda andar de anarquistas“. Ojo: sin comentarios.

(...)

El Diálogo Imposible:

“¿Cómo que no entiendes cómo está eso de encapuchados igual a anarquistas igual a infiltrados? Mira, esa gente no quiere hacer política, sólo quiere hacer desorden. Eso quiere decir anarquismo: desorden. Lo de cubrirse el rostro es por cobardía. Y lo de infiltrados es porque sirven al gobierno. ¿Qué? Sí también están encapuchados los zapatistas y estaban encapuchados quienes se enfrentaron a Ulises Ruiz en Oaxaca, y algunos de los que ahora se movilizan en Guerrero y Oaxaca. Ah, pero ésos no están aquí, en nuestra ciudad (el “nuestra” ha sido remarcado con una mirada de advertencia). Los zapatistas, los oaxaquitas y los de guerrero, bueno, pues son inditos de buen corazón. Claro, sin dirección política clara. Y están lejos, se les puede mandar ayuda humanitaria, que es como nosotros llamamos a deshacernos de lo que ya no sirve o se ha vuelto inútil, o peor aún, pasado de moda. Pero estos pinches anarquistas están aquí, toman nuestras calles (se repite la mirada amenazante en el “nuestras”) y, ¿cómo te diré?, pues arruinan el paisaje. Un@ aquí esforzándose por hacer un buen happening muy en la onda retro, los sixties, ¿me entiendes?, muy de amor y paz, de era acuario, flores, canciones, drogas blandas, smartdrinks, buena vibra pues. Mira, tengo una aplicación en mi fon que despide luces con tonalidades acordes a lo que me meto. ¿Eh? No, yo no marcho en un contingente, yo camino por el camellón, me subo a… No, no es para ver mejor la marcha, es para que las masas me vean mejor. Mira chavo, chava o lo que seas, las manifestaciones aquí deben ser como ir al club, ¿me entiendes? Se trata no de protestar sino de vernos entre nosotros, saludarnos, y al día siguiente confirmar que somos los que somos, no en la sección de sociales, sino en la de nacionales. Además, esto de Ayotzi… No, ya nadie dice Ayotzinapa, es más cool decir “Ayotzi”. Bueno, pues te decía que Ayotzi tiene repercusión internacional o sea que nos da un aire muy cosmopolita. Qué socialités ni qué nada, eso es para las derechas. Nosotros, las izquierdas modernas, nos damos a conocer en estos eventos. En la próxima, si esos nacos no se reiteran, estamos viendo de traer a Mijares. Sí, para que nos cante ésa de “soldado del amor”. Y para estar a tono que venga también Arjona y se aviente con ésa de “soldado raso”. Sí, se va a ver súper todos marchando al ritmo, tomados de la mano con los guardias presidenciales y los policías. Tal vez mejor de noche y sacamos los encendedores y movemos los brazos al compás de “soldado del amor, en esta guerra entre tú y yo…” y con Arjona “voy marcando el paso, mientras sobrevivo. No tengo coraje, me ganó el olvido”. Sí, ya estamos viendo de que, en la próxima, Eugenio Derbez sea el orador principal. ¡Será genial! ¡Infiltraremos a Televisa y la pondremos de nuestro lado! ¿Eh? No, ya no vamos a pedir que renuncie Peña… Pues porque ya se pasó la fecha, ahora tenemos que prepararnos para el 2018. ¿Eh? Qué importan las demandas originales de los de allá. Cierto, pobrecitos, pero por eso mismo deben aceptar la dirección de los que saben, o sea de nosotros. Mira, lo que este país necesita no es una revolución, sino un buen “feat” masivo o sea nosotros en el papel principal y único, y la plebe en los coros o de tramoyistas, sí, la historia que vale la pena es una “selfie” con nosotros en primer plano y las masas atrás y abajo, embelesadas, aclamándonos, y… sí, ya tengo las palabras que voy a decir cuando me supliquen que suba al templete… ¡Ey! ¡Espera! ¿Por qué te niegas al diálogo? ¡Pinche anarco! ¡Y mejor ponte una capucha porque desde lejos se te nota lo naco! ¡Ah, por eso este país no avanza! Pero ya le tomé la foto, ahora la subo a mi feis para que anoten a otro infiltrado, ¿o era infiltrada? Bueno, no me fijé bien, y es que vestía muy de hueva, muy de cliché. Me dueles México…”

(...)

Consejos no pedidos y que, por supuesto, nadie va a seguir:

1.- Basta de buscar su Sinsajo. Dejen el tren de la desilusión, ahí la próxima estación es “apatía y cinismo”. Su destino final: “la derrota”.

2.- No se claven en los trending topic o como se diga. Lo mismo en tuits de gente “famosa”, “líderes de opinión” o gente supuestamente “inteligente”. Busquen los tuits de la gente común. Encontrarán ahí verdaderas joyas literarias en miniatura y pensamientos de ésos que valen la pena, es decir, los que obligan a pensar. Ahí no hay tuit pequeño.

Los trending topic (los “temas del momento”) sólo sirven como espejo deformado y son tan ridículos como un salón de masturbación masiva: al final terminan todos insatisfechos y batidos. Y llega un momento en que los tuits son como diálogo de película porno: “¡oh! ¡sí, sí, así, no pares!“. ¿O es un gran mérito ganarle al hashtag #WeLoveYourNewHairJustin o al de #Sammy?

3.- Valorar a una persona por el número de seguidores y no por sus pensamientos y acciones es ocioso e inútil.

Si la mierda tuviera feisbuc, tendría “likes” (y “licks“) de cientos de miles de millones de moscas.

4.- En defensa de las redes sociales, o más bien en defensa del uso de las redes sociales, pensamos que son también una compartición si se elige a dónde dirigir la mirada y el oído.

Hay grandes escritoras y escritores, pensadoras y pensadores, analistas y critíc@s, luchador@ sociales que no aparecen ni aparecerán en los grandes medios de comunicación de paga. Y much@s de ell@s no porque no l@s “descubran”, sino porque han elegido otro canal para expresarse. Esto no sólo hay que saludarlo, también alimentarlo.

5.- Pero, por grandes que sean las posibilidades de las redes sociales, también lo son sus limitaciones. Además de lo obvio, es decir, de que no se pueden tuitear silencios y miradas, aunque es gigantesco el universo de su quehacer, sigue siendo más grande el universo que queda excluido.

Las redes sociales no sirven para suplantar la comunicación básica (mirar, hablar, escuchar, tocar, oler, gustar), sino para potenciarla.

“Si no está en tuiter no existe”, remeda la caduca sentencia “si no está en los medios no existe”.

Aunque no lo crean, hay muchos mundos afuera del espacio cibernético. Y vale la pena asomarse a ellos.

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