El fiscal de la Operación Lava Jato, Deltan Dallagnol, abandonó el Ministerio Público, en una decisión que se oficializó en el Boletín Oficial, y al igual que el exjuez y exministro bolsonarista, Sérgio Moro, se dedicará abiertamente a la política partidaria de cara a las elecciones del año próximo.
El ahora exfiscal de la ciudad de Curitiba, Paraná, se hizo famoso por un power point presentado en un hotel en 2016 para acusar al expresidene Luiz Inácio Lula da Silva en la operación anticorrupción, aunque posteriormente todas esas causas quedaron anuladas por el Supremo Tribunal Federal (STF).
Departamento de Justicia de Estados Unidos para repatriar dinero de la estatal Petrobras con el objetivo de abrir una fundación contra la corrupción, una acción que también recibió el veto de la STF por tratarse de fondos destinados a una iniciativa privada.
Dallagnol anunció que deja el trabajo de fiscal para dedicarse a la "lucha contra la corrupción" en un video divulgado a la prensa y varios políticos apuestan en su candidatura a diputado en octubre de 2022 por el estado de Paraná, donde se hizo famoso por el Lava Jato..
El fiscal y Moro fueron considerados ejecutores de lawfare contra Lula y conversaciones hackeadas en poder de la Justicia determinaron que los dos funcionarios judiciales al frente de Lava Jato manipulaban causas por fuera del código de procedimiento.
El juez de la corte suprema Gilmar Mendes, uno de los que anuló la Operación Lava Jato por considerar parcial a Moro, repudió las intenciones electorales de los presuntos exlíderes de la lucha contra la corrupción, que recibieron superpoderes entre 2014 y 2019 para llevar adelante las investigaciones.
"Hace algunos años que vengo alertando sobre la politización de la persecución penal. La selectividad, los métodos de investigaciones y filtraciones: todo convergía en un claro propósito político como hoy se revela. Se demonizó el poder para apoderarse de el. La receta estaba lista", apuntó Mendes.
Dallagnol y Moro lograron introducir algunos cambios en la legislación penal al frente de Lava Jato.
La condena sin pruebas contra Lula por presuntos sobornos alrededor de la propiedad de un departamento en la ciudad balnearia de Guarujá, estado de San Pablo, lo colocó más de 500 días en prisión y le impidió participar de la elección de 2018 que terminó con Bolsonaro como ganador.
Luego de esos comicios, Moro abrazó la causa ultraderechista, dejó la magistratura y asumió como ministro de Justicia del 1 de enero de 2019 hasta abril de 2020.
Tras haber afirmado que eran "una sola persona", Moro rompió con Bolsonaro al acusarlo de buscar manipular a la Policía Federal para proteger causas de corrupción de la familia presidencial.
Bolsonaro declaró el miércoles en ese expediente y dijo que Moro quería negociar: la posibilidad de habilitar al presidente a cambiar los comisarios a su gusto a cambio de que el exjuez sea propuesto como magistrado de la corte suprema.
Moro entonces dejó el Gobierno para ser socio de la firma Alvares&Marsal, en Washington, donde se ocupó de la defensa judicial en Estados Unidos de empresas como Odebrecht, la constructora que él mismo condenó y avaló las delaciones premiadas de sus directivos en el marco de la Operación Lava Jato.
La candidatura de Moro
Moro presentará su candidatura el 10 de este mes por el partido derechista Podemos, que es aliado de la agenda económica de Bolsonaro.
El exjuez y gobernador de Maranhao, Flavo Dino, del Partido Socialista Brasileño y un histórico cuestionador de los superpoderes extraconstitucionales de Lava Jato, fue irónico con Moro y Dallagnol.
"Los falsos mitos del supuesto combate a la corrupción interfirieron ilegalmente en la elección de 2018 para generar el período más corrupto de la historia política de Brasil. La única corrupción que pararon fue la de ellos, la de ser políticos disfrazados de jueces. Hay dos menos", afirmó.
Dallagnol recibió advertencias del órgano contralor del Ministerio Público por su accionar pero nunca fue sancionado, ni siquiera cuando se divulgaron varias horas de audios en las cuales da cuenta que manipula hechos para culpar de la Operación Lava Jato a Lula y al Partido de los trabajadores (PT).
Con la anulación de la corte, desde marzo Lula tiene los derechos políticos para competir el año que viene y lidera las encuestas de intención de voto en todos los escenarios.