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Eli Rozik, de la Universidad de Tel Aviv, es sin duda uno de los teóricos del arte más influyentes del mundo contemporáneo. Nacido en Bahía Blanca en 1932, se radicó en Israel hace más de seis décadas. Es autor de numerosos libros en hebreo y en inglés. Colihue acaba de publicar en castellano Las raíces del teatro.
Repensando el ritual y otras teorías del origen, donde Rozik encara una materia fascinante: el origen del teatro y por extensión de los títeres. ¿Cómo nació el teatro? ¿En relación a qué otras prácticas? ¿De qué competencias humanas dependió ese comienzo? ¿Qué hipótesis científicas se han elaborado al respecto? Rozik parte de una revisión de las teorías que se han construido a lo largo de la historia de los estudios teatrales y antropológicos sobre el tema.
En la primera sección del libro, recorre las proposiciones sobre el origen ritual de la tragedia y de la comedia, lo chamánico, la recreación del teatro por el cristianismo, las mascaradas, la adopción del teatro por el Judaísmo y el pensamiento de Aristóteles. En la segunda parte, analiza el problema de la liminalidad, las fronteras y las tensiones entre teatro y vida: las teorías de la performance, de la vida real como drama, del Carnaval como ritual y de la cultura como juego.
Finalmente, en la tercera sección del libro, sienta las bases de una teoría de "las raíces del teatro", basada en lo que Rozik llama las "fuentes existenciales" del teatro y los títeres. La clave de este libro es que, según Rozik, "más que investigar sobre las formas previas que pueden haber engendrado al teatro, debemos buscar sus raíces en la constitución psicológica de los seres humanos y en las estructuras socioculturales de las sociedades humanas." No se trata tanto de fijar el punto histórico del nacimiento del teatro, como de revelar las condiciones psíquico-culturales que determinaron su comienzo.
Afirma Rozik: "Sostengo que el teatro es un medio imaginístico especifico (es decir, un método de representación o, más bien, un instrumento de pensamiento y comunicación), y como tal, sus raíces yacen en la espontánea facultad del cerebro humano de crear imágenes y utilizarlas en procesos de pensamiento".
En consecuencia, Rozik cuestiona que el teatro haya nacido como desprendimiento de las prácticas rituales, porque "mi tesis es que el ritual es un modo de acción y el teatro es un tipo de medio. Supongo que las prácticas rituales y el teatro son entidades en diferentes niveles ontológicos. No son necesariamente opuestas ni excluyentes. El ritual es un modo de acción y el teatro, un medio cultural de representación y comunicación."
Rozik concluye que lo que define y caracteriza al teatro es "la impresión de imágenes sobre materiales similares a sus modelos reales". El medio imaginístico diferencia al teatro de cualquier otra práctica humana, y a la vez el teatro opera en nuestra sociedad como una vía compensatoria y liberadora, porque "en el desarrollo normal del individuo, todas las actividades imaginísticas son reprimidas: sueño, fantasía, juego imaginativo, dibujo infantil.
Cada niño experimenta las deficiencias del método imaginístico de representación en su forma rudimentaria y la presión ejercida por la sociedad para abandonarlo. El teatro puede ser concebido como una forma socialmente permitida para disfrutar abiertamente del pensamiento imaginístico." Así, las actividades teatrales y titiritescas rudimentarias podrían tener lugar en cualquier parte y en cualquier tiempo. Para Rozik las raíces del teatro y de los títeres se encuentran en la estructura misma de la psiquis humana.
Fuente: Tiempo Argentino
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