La actuación del secretario de Energía Javier Iguacel para concederles a las petroleras una compensación de los costos que les significó la corrida cambiaria transformó en un escándalo social, político y mediático una línea de acción gubernamental que es más habitual que los escándalos.
Toda la cadena integrada a los negocios energéticos del país será compensada por la devaluación. Así como las petroleras cobrarán 20 mil millones de dólares del Estado, después de que cayera el plan de Mauricio Macri para hacer pagar esa suma a los consumidores de gas, las eléctricas cobrarán en dólares, mientras las boletas llegaron en pesos a valores establecidos con anterioridad a la corrida del dólar.
Este año los subsidios estatales a la electricidad volverán a crecer tras dos años en retroceso. Las carísimas tarifas delineadas por el gobierno no alcanzan para pagar ni la mitad del negocio que permite la llegada de la electricidad a la red.
El gobierno pagará el 55 por ciento del costo y las tarifas a los usuarios el otro 45 por ciento, décimas más o menos, como lo reveló una investigación de la consultora Macroview, de Rodolfo Santángelo y Carlos Melconian, quien estuvo cerca de volver al gobierno que integró como presidente del Banco Nación en el inicio de la gestión de Macri, al que nunca dejó de asesorar.
Este año, el precio del megavatio-hora (MWh) saltará de 573 a 1100 pesos, es decir, los usuarios pagarán un 92 por ciento más caro por unidad de medida. Con tarifazos de esa magnitud, el gobierno no logrará recortar la distancia entre lo que pagan los consumidores y el mínimo vital que Macri les aseguró a los empresarios que participan de las diferentes etapas del negocio eléctrico. Números que sustenta la brecha: mientras las tarifas subieron 92 por ciento, el denominado costo de generación eléctrica se encareció 102 por ciento, de 1189 a 2400 pesos por MWh.
El avance voraz del tarifazo permanente sobre el poder adquisitivo de los consumidores fue impotente frente a los efectos de la devaluación, favorecido por la dolarización de las prestaciones energéticas que definió el macrismo en el nombre de los intereses de los inversores.
En el primer trimestre de este año, los usuarios sostuvieron casi el 60 por ciento del total del negocio energético con el pago de sus boletas indexadas a fines del año pasado por decreto del gobierno, que entonces tenía a Juan José Aranguren como ministro de Energía. Es decir, que la porción de la torta general del negocio eléctrico perdió unos 14,3 puntos (del 59,5 al 45,2 por ciento) desde que arrancó el golpe del mercado cambiario.