La decisión de quitarle estado clerical a Nicolás Alessio fue tomada por Benedicto XVI. "Más de 30 años al servicio del pueblo de Dios no han significado nada para la Iglesia Católica", lamentó el sacerdote, que no podrá apelar la medida.
El Vaticano le retiró el estado clerical a Nicolás Alessio, el sacerdote cordobés que fue suspendido por apoyar públicamente el matrimonio igualitario. De esta forma, ya no ocupa el cargo de párroco de la iglesia San Cayetano del barrio Altamira, de la capital provincial.
La Congregación para el Clero de la Iglesia Católica emitió la medida el 6 de febrero, cuando el máximo cargo de la Iglesia Católica aún estaba en manos de Benedicto XVI, quien anunció su renuncia cinco días después. Sin embargo, el Arzobispado de Córdoba recién informó la noticia este jueves.
De acuerdo con la medida, el sacerdote "permanece excluido de todo el ejercicio del sagrado ministerio, de acuerdo a las normas que obligan a los presbíteros que han sido dimitidos". "Esta dimisión no está sujeta a ningún recurso", sostuvo en un comunicado el Arzobispado local, por lo que no se podrá apelar la medida.
"Me lo esperaba. Más de 30 años al servicio del pueblo de Dios no han significado nada para la Iglesia Católica", lamentó el ahora ex sacerdote. "Bastó que opinara distinto al Arzobispado para que me echaran. Fue una opinión civil (sobre el matrimonio igualitario), sólo eso bastó para que prontamente haya una sanción", expresó Alessio.
El vicario judicial del Arzobispado, Dante Simón, negó que Alessio haya sido penado por "pensar diferente": "En 2010 hubo muchas acusaciones en su contra, entre ellas por impartir el sacramento del matrimonio en forma contraria a lo que dice la doctrina católica. Concretamente, por haber casado a parejas del mismo sexo o divorciadas", sostuvo.
Simón aseguró que "en todo momento se respetó su derecho a defensa, pero nunca quiso recibir las notificaciones" y tampoco aceptó ser representado por un abogado, por lo que se debió nombrar uno de oficio, y "nunca quiso apelar". "Nunca quise defenderme porque hubiera sido avalar un juicio que lo consideré desde el inicio sin fundamento. Además, hubiera sido inútil porque ya estaba decidida la pena", explicó Alessio.
El sacerdote, ordenado el 3 de diciembre de 1981, aseguró que la medida eclesiástica no lo afectará "en nada", ya que seguirá "compartiendo los sacramentos como hasta ahora" porque "a los fieles no les importan estas decisiones oficiales".
Sin embargo, sus acciones religiosas no tendrán legitimidad ante la institución eclesiástica. "Para la Iglesia es así, pero si hago un bautismo o un casamiento me lo tendrán que reconocer porque no pueden borrar lo que soy: un sacerdote. Por más que a un médico lo despiden, sigue siendo médico", retrucó.
Tomado de Perfil