El vocero del Vaticano aseguró que Ratzinger "no está triste ni deprimido" y negó que la pederastia explique la renuncia

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Vaticano
“No resulta ninguna enfermedad en curso que influya en esta decisión, aunque el mismo papa ha dicho claramente que en los últimos meses se dio cuenta de no tener el vigor necesario", expresó en una rueda de prensa Lombardi. Foto: Reuters

El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, aclaró este lunes que el papa Benedicto XVI no padece de ninguna enfermedad que lo haya obligado a renunciar al Pontificado, sin embargo, dijo que el cardenal Ratzinger había expresado en los últimos meses "no tener el vigor necesario".

“No resulta ninguna enfermedad en curso que influya en esta decisión, aunque el mismo papa ha dicho claramente que en los últimos meses se dio cuenta de no tener el vigor necesario", expresó en una rueda de prensa Lombardi.

El vocero de El Vaticano espera que el cónclave de cardenales, que aun no ha sido convocado, elija un sucesor del Papa Benedicto XVI en marzo.

Lombardi aclaró que temas como los escándalos de sacerdotes pederastas tampoco han influido en su decisión.

Según Lombardi, la máxima autoridad de la Iglesia Católica no está "triste ni deprimido" y descartó que una vez que haya un nuevo Papa, Benedicto XVI interfiera en el nuevo papado.

Más temprano, Benedicto XVI anunció su decisión de renunciar como Sumo Pontífice el próximo 28 de febrero "por falta de fuerzas", durante un discurso pronunciado en latín en medio de una canonización en la Santa Sede de El Vaticano.

"El Papa anunció que renunciará a su ministerio a las 20.00 horas locales (19.00 GMT) del 28 de febrero. Comenzará así un período de 'sede vacante'", precisó momentos después Lombardi.

El alemán Joseph Aloisius Ratzinger, de 85 años de edad, expresó que “siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante”.

En ese sentido, Benedicto XVI recordó que para esa fecha “deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice”.

Pasos para elegir al Papa

Para la elección del Papa, el cónclave celebrará una reunión probablemente entre 15 y 20 días después del 28 de febrero próximo, fecha en la que se hará efectiva la renuncia de Benedicto XVI. En este encuentro participarán 120 cardenales del Colegio Cardenalicio Vaticano.

El cónclave se reúne habitualmente en la Capilla Sixtina dentro del complejo Vaticano.

Los prelados se alojan en el edificio denominado Domus Sanctae Marthae o residencia Santa Marta, mandado a construir por Juan Pablo II en el interior de la Ciudad del Vaticano.

Aunque los cardenales son trasladados de Santa Marta al Palacio Apostólico en autobús, su aislamiento es total y para ellos rigen las estrictas normas del secreto.

Tienen prohibido mantener conversaciones telefónicas o correspondencia con el exterior y los teléfonos celulares y la televisión están vetados en estos días.

Benedicto XVI modificó reglas

En el año 2007, el Papa Benedicto XVI modificó las reglas para la elección de su sucesor, especificamente el sistema de mayorías que establece el texto de 1996 para la votación del Sumo Pontífice, dejando vigente todo lo demás.

Con la modificación, para elegir al sucesor de Joseph Ratzinger será necesario obtener la mayoría de los dos tercios de los votos de los cardenales electores en todos los escrutinios.

Hasta entonces era necesaria esa mayoría, pero si tras el tercer día de votaciones y llegados al 33 o 34 escrutinio no se producían resultados positivos, se decidía seguir por mayoría absoluta.

Asimismo, la nueva normativa del papa Ratzinger establece que cuando llegue el turno de voto de los dos cardenales más populares, éstos no podrán participar en la votación.

En lo referente al nombre de los candidatos, debe figurar en la papeleta escrito con una caligrafía distinta a la particular de cada cardenal, y está prohibido a los electores desvelar a cualquier otra persona noticias sobre las votaciones, antes, durante y después de la designación del nuevo Papa.

Después de cada elección se queman las papeletas.

Humo negro o blanco

Según la tradición, los cardenales deben provocar con paja seca o húmeda para que el humo sea negro sino se ha elegido Papa, o blanco si la votación ha dado como resultado la elección de la nueva máxima autoridad.

Este proceso es conocido como "fumata negra o fumata blanca".

Una vez que el elegido "acepta su elección canónica" como Sumo Pontífice, el primero de los diáconos, cardenal Protodiácono, anuncia desde el balcón de la Basílica vaticana la elección del nuevo Papa con la tradicional fórmula: "Nuntio vobis gaudium mágnum: Habemus Papam!" y este último imparte la bendición "Urbi et Orbi".

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