Desguace, ajuste, tarifazos

Empresarios que bancan el plan de empobrecimiento de Milei dicen estar sorprendidos por la cantidad de mendocinos viviendo en la calle

Share
Tiempo estimado de lectura: 2 minutos

Daniel Ariosto, de la UCIM.

A la vez que respalda el plan de desguace, despidos y vaciamiento de Javier Milei, la Unión Comercial e Industrial de Mendoza (UCIM) se mostró sorprendida por los efectos que éste produce, como la multiplicación de las personas que deben dormir en la calle en Mendoza y la creciente pobreza e indigencia. 

Daniel Ariosto, el hotelero que comanda la entidad, no cesó en los últimos meses en su apoyo explícito al plan del libertario, que incluyó la paralización total de la obra pública, el cese de envío de partidas coparticipables y discrecionales a las provincias y miles de despidos, además de la inflación exponencial y los tarifazos.

Para la UCIm todo esto es un plan necesario. Sin embargo, Ariosto dice estar sorprendido por la gran cantidad de personas que se ve en la calle:

La UCIM admite que “hay recesión y pérdida del poder adquisitivo” pero igual banca el plan de desguace, despidos y tarifazos de Milei

"Gente durmiendo en las veredas, en cajeros de bancos, en plazas y parques, en ingresos a edificios, por doquier. Es un paisaje para nada habitual en Mendoza, una postal no solo no querida sino inadmisible", señaló en un comunicado de la entidad.

Sigue el hotelero: "Solo las colas que se ven en ciertos lugares, en espera de comida que personas organizadas entregan y los espacios brindados por algunos credos en donde permiten alimentarse o asearse, parecen mitigar el sufrimiento que antiguamente solo estaba destinado a personas con enfermedad mental o “estilo” de vida elegido, por quién sabe qué historias. Postales de la pobreza. Hoy la calle es un destino obligado para personas que por la falta de recursos no pueden proveerse de un techo. Gente sin trabajo o changas tan poco redituadas que no alcanzan para satisfacer las más mínimas necesidades".

Para el titular de la UCIM "esta violencia contra los más básicos derechos y necesidades de la población, resultan inadmisibles y no debemos normalizar esta decadencia".

En el último tramo de la confesión de impotencia que resulta la misiva, señala Ariosto que las empresas son las que van a generar la riqueza para salir de esta situación, y que por ello el Estado debe apuntalarlas:

"La generación de riqueza y trabajo solo son responsabilidad de la empresa y para ello, también los esfuerzos deberían estar dirigidos a estimularla, promoverla y protegerla para que este desastre que vivimos pueda revertirse y convertirnos al fin, en una sociedad digna".

 

Share